Born to Die - Charles Leclerc -+18

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Había pasado un día lleno de emociones y responsabilidades. Mientras cuidaba a Priscilla y a Aurora en casa, escuché el sonido familiar de la puerta al abrirse, y supe que era Arthur. Al ver su rostro, noté una expresión cargada de preocupación.

-Lo siento, cariño-, comenzó Arthur, su voz cargada de pesar. -Vengo de la audiencia de mamá-. Me tensé ante sus palabras, preguntándome qué habría sucedido exactamente.

-¿Y qué pasó?- inquirí, esperando ansiosamente su respuesta. Arthur suspiró antes de revelar lo que había sucedido. 

-Le debo una disculpa a Charles- admitió con franqueza. -Mi madre publicó nuestro video y dejó la laptop en su cuarto por accidente-

Me quedé sin aliento ante esa revelación. La situación se volvía cada vez más complicada, y mi corazón se llenó de preocupación por Charles. Sin embargo, había algo más en mi mente, algo que había estado pensando desde hace tiempo y que ahora sentía urgente compartir con Arthur.

-Hablando de Charles...-, comencé, buscando las palabras adecuadas. 

-Sé que no quieres que me acerque a él, pero Lorenzo no podrá hacerlo solo. Y sabes que alguien que no puede mover las piernas es difícil-

Arthur me miró con seriedad, como evaluando mis palabras. 

-Hanna, tenemos a nuestras hijas-respondió, intentando hacerme ver la situación desde su perspectiva.

Asentí con comprensión, pero no podía dejar de pensar en la situación de Charles. 

-Sí, lo sé, amor- admití, mirándolo a los ojos. -Pero él necesita ayuda, y ahora que nos dimos cuenta de que no ha hecho nada en contra de nosotros... creo que deberíamos estar allí para él-

Arthur parecía reflexionar sobre mis palabras, sus ojos mostraban una mezcla de preocupación y conflicto interno. Pude notar la lucha que estaba teniendo consigo mismo, entre su deseo de proteger nuestra familia y la necesidad de ser compasivo con su hermano.

Después de unos momentos de silencio tenso, Arthur suspiró y tomó mi mano con suavidad. 

-Lo sé, cariño-, admitió con resignación. -Pero no quiero que te pongas en peligro. Charles... no sé qué pensar de él-

Comprendí su preocupación, pero sabía que también era importante mostrar compasión hacia Charles, especialmente después de lo sucedido en la audiencia. 

-Entiendo tu preocupación, Arthur-, respondí con calma, apretando su mano con afecto. -Pero creo que debemos al menos intentarlo. Charles necesita ayuda, y nosotros podemos ofrecérselo- 

Arthur asintió lentamente, como si estuviera procesando mis palabras. Finalmente, con un gesto de resignación, murmuró: 

-Está bien. Veremos qué podemos hacer por él-

Nos quedamos un momento en silencio, ambos perdidos en nuestros pensamientos

(...........) Al dia siguiente 

Me acerqué a la casa de Charles con la carriola, sintiendo un nudo en el estómago ante la perspectiva de enfrentar su reacción. Sabía que había tensión entre nosotros desde hace mucho tiempo, pero ahora, con la situación de Charles aún más complicada debido a su lesión en la columna, sentía la necesidad de estar allí para él, aunque fuera solo un poco.

-Charles?-, llamé con cautela mientras tocaba la puerta. -¿Puedo pasar?-

Después de un momento de silencio, escuché un débil 

-adelante-y entré con cuidado. Lo encontré mirando por la ventana, perdido en sus pensamientos. La carriola que llevaba capturó su atención por un momento antes de volver a la ventana.

-Vine para hacerte compañía-, dije, tratando de romper el hielo mientras colocaba la carriola cerca. -Y también para traerte algo de comida-

Él no dijo nada, pero su silencio hablaba por sí mismo. Me puse manos a la obra en la cocina, tratando de llenar el espacio vacío con el sonido reconfortante de los utensilios y el aroma tentador de la comida.

Después de un rato, decidí intentar nuevamente. 

-¿Quieres ver a las niñas?- ofrecí, esperando que eso pudiera animarlo un poco. -Aurora es la que más se parece a ti-

Vi cómo Charles luchaba internamente con la idea antes de responder con calma pero con determinación. 

-No. No quiero que la primera vez que me vean sea así-

Su respuesta me dolió un poco, pero entendí su preocupación. Asentí con comprensión y le dije: -Lo entiendo, Charles. Solo quería ofrecerte la oportunidad. Ellas te esperarán cuando estés listo-

Me sentí un poco triste al aceptar su decisión

Me tomó un momento asimilar sus palabras, observando cómo intentaba procesar la situación. Mientras acomodaba la mesa, retiré una silla para que Charles pudiera colocarse cómodamente. Después de amamantar a las niñas y regresar a la mesa, me encontré con su mirada mientras él hablaba.

-¿Te mandó mi hermano?-, preguntó con un tono lleno de incertidumbre.

Negué con la cabeza suavemente. 

-No, Charles. Vine por mi cuenta-.

Vi cómo su expresión se endurecía un poco. 

-Hanna, no quiero que me tengas lástima-, dijo con firmeza, sus ojos buscando los míos en busca de una respuesta.

Le sostuve la mirada con sinceridad. 

-No te tengo lástima, Charles-, respondí con firmeza. -Sé de lo que eres capaz, pero también sé que necesitas ayuda, al menos por unos meses-

Sentí la tensión en el aire mientras nuestras palabras flotaban entre nosotros.