Charming Boy • Brady Noon

03.𝐄𝐱𝐭𝐫𝐚𝐯í𝐨

Hay una función titulada "Pasos De Grandeza", en la que, al llegar a cierto punto, todos los bailarines de arrodillan regocijados ante la bailarina principal, observandola en su máxima gloria. A mi me negaron ese papel.

—No me importa tu técnica, no es por eso que no te di el papel. En realidad no te elegí porque cuando te veo, lo único que veo es a una niña fragil, temerosa y controlada; no una reina. —Me dice Louis, el director de la academia.

Este es un sentimiento normal, otra vez estoy siendo degradada por las personas con autoridad. Mis mejillas arden en rojo, mis puños se contraen y mi respiración empieza a ser irregular, más no es por vergüenza, sino por ira.

—¿Ya puedo irme? —Pregunto, el responde con un asentimiento y yo recojo mis cosas bruscamente y me voy.

Ya fuera de la academia solo cabe una cosa en mi mente: la ira de madre en cuanto sepa que no conseguí el papel. Mientras camino bajo la poca luz solar que aún hay, las lágrimas se hacen presentes junto a una expresión de aflicción que da a notar mi angustia y mi miedo.

Es entonces cuando me percato de la hora, y al ver que son las 6:12 me exalto inmediatamente y, como ultimo recurso, empiezo a correr en dirección a la academia, donde mi siguiente clase empezará a las 6:15. Pero en medio de la prisa y de la torpeza, no noto la irregularidad de la acera y caigo sobre mis rodillas, rasguñandolas.

Suelto un gemido de dolor después de caer, pero la molestia ahora mismo no importa, ni la sangre que escurre de mis rodillas manchando mi malla de ballet, y sigo corriendo a pesar de que ya son las 6:15.
Porque yo no importo, sino lo que quiero lograr. Pero, ¿qué tal si esto no es lo que yo quiero?

Al llegar apresuradamente al salón de practica me encuentro con la puerta cerrada. El reloj marca más allá de las 6:15, y temo a las consecuencias que puedan venirme. Sin embargo, que Lorde me grite suena menos desagradable que enfrentar la furia de madre por haber faltado a una clase.

Abro la puerta lentamente y me pongo en posición esperando que nadie note mi tardanza, pero es casi imposible pasar desapercibida cuando todos te tienen los ojos encima. Lorde camina a paso lento apoyando su bastón sobre el piso como si de una tercera pierna se tratase; en ningún momento hizo contacto visual conmigo, pero en cuanto llegó a mí, sus pasos se detuvieron y nos quedamos mirando en un silencio incomodo mientras todos mis compañeros observaban.

—¿Por qué a esta hora? —Pregunta con las cejas alzadas. Me sorprende que no me haya golpeado.

—No sonó mi alarma. —Miento y ella inmediatamente suelta una carcajada antes de impactar su palma en mi cara.

—No deberías necesitar una. —Habla ella yéndose para seguir dictando posiciones como si nada. Pero yo no sigo sus dictados, provocando que ella me mire.

—¿Que esperas? Continúa. —Ordena con tono refinado, casi como si nada hubiese pasado.

En sus ojos solo se podía ver maldad.

Estaba apunto de decir que no, pero mi voluntad no es tan fuerte. Entonces, me callo y hago lo que se me ordena.

[...]

Mientras peino mi cabello sentada frente al espejo, escucho la puerta abrirse bruscamente e, involuntariamente volteo mi cabeza igual de rápido para ver la cara enojada de mi madre.

—Sé que llegaste tarde hoy a la clase de la señorita Lorde. —Dice ella casi gritandome.

—Lo siento madre, no volverá a pasar, solo... —Digo sin pausas, pero ella no me deja terminar cuando me hace la pregunta que llevo toda la noche evitando.