08.𝐔𝐧 𝐫𝐞𝐧𝐚𝐜𝐞𝐫

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El agua fría baña mi cuerpo y me da una sensación de calma a la vez que me aleja del sueño. Son las 6:00 a.m y me estoy preparando para mi primer día en un nuevo colegio.

Odio las cosas nuevas, odio salir de mi zona de confort. Pero eso es lo que he estado haciendo este mes.

Una vez que acabo con mi rutina matutina me dirijo al comedor a desayunar junto a Christian, que también está listo para salir a cumplir con sus obligaciones. Se ve más alegre de lo normal, pero no pienso dirigirle la palabra.

—¿No me vas a preguntar por qué estoy tan contento? —Dice él.

—Mejor dejame preguntarte: ¿Qué te hace creer que me importa? —Respondo haciendo que nos quedemos en un completo silencio.

...—Volveré a ser Batman. —Habla de repente. —Se llama: "Heroes' Dawn". Esta vez si habrá un Robin.

—Okay. ¿Ya me llevas al colegio?
—Pregunto aún habiendo dejado la mitad de mi desayuno.

—Pero casi no comiste. —Dice Christian.

—Me llené. Vámonos que no quiero llegar tarde.

Entonces Christian termina de comer lo último que le quedaba para ponerse de pie y dirigirse al auto junto a mí.

No tomó más de quince minutos llegar de la casa al colegio. Es grande y a la vez moderno; no parece una mansión embrujada a diferencia del colegio al que asistía en Londres, y los uniformes no parecen de monja.

Me desmonto del auto mientras Christian se despide de mí desde el asiento del conductor, pero tan pronto entro al centro, recuerdo que no tengo ni idea de hacia donde ir.

Nunca tuve que pedirle a nadie que me guiara, pues toda mi vida había estado en el mismo colegio hasta que llegué a Francia, y allí todos eran básicamente mis esclavos. Así que no sé ni que haré. Pero con toda determinación, camino sin rumbo hasta llegar al pasillo principal. Hay varias aulas que dicen el grado y entro a la que dice 3ro de secundaria.

Sé que ha de ser la mía porque voy en ese grado.

Voy hacia un asiento vacío que hay adelante, todos me observan levemente,  pero una persona no para de observar todos mis movimientos sin siquiera tratar de disimular.

Es un rubio solo un poco más alto que yo. Lamentablemente su asiento está detrás del mío.

Sin prestarle atención, me siento en mi nuevo lugar, pero tan pronto lo hago, me hala el pelo este cerdo.
Odio que la gente me toque, pero lo odio aún más si es para molestarme.

Me volteo agresivamente y lo miro. Solo eso es necesario de mí para hacer que alguien me deje tranquila. O eso creo, porque nuevamente este insistente muchacho me hala el pelo.

—¿QUE QUIERES? —Le grito volteandome.

—Oh perdone señorita. —Dice con sarcasmo. —pero en esa silla va mi amigo, así que si eres tan gentil, hazme caso y párate de ahí.

¿Este quien se cree?

—Pues número uno: no soy gentil, y número dos: yo no le hago caso a nadie, menos a idiotas como tú. —Respondo haciendo que se quede en silencio.

Las horas pasan y es mucho menos desagradable esto que Francia ya que entiendo las clases a la perfección. Aunque parece que los Americanos son idiotas, porque las clases que estoy tomando aquí, ya las tomé un año atrás.

Mientras completo un ejercicio de Matemáticas suena el timbre, que parece ser el mismo en todos los países del mundo. Como es costumbre desde siempre, me quedo en mi lugar para estudiar, pero siento que una mano toca mi hombro.
Es el chico que va detrás mío.

Charming Boy • Brady NoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora