07.𝐏𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫 𝐫𝐚𝐲𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐜𝐫𝐞𝐩ú𝐬𝐜𝐮𝐥𝐨

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Estoy en el avión sentada al lado del señor Montgomery. Él insistió en acompañarme al viaje junto a su asistente Susane, que está a su costado. Esto parece ser unas vacaciones para ellos; pero para mí es el tercer camino hacia la perdición. Parece ser que no importa dónde vaya, no hay un lugar para mí en este mundo. Paso día y noche pensando, intentando buscarle algo positivo a las cosas, pero esta situación parece no tener salida.

Entonces, después de haberle perdido el ritmo a la vida, me pregunto; ¿cuál es el propósito de seguir viviendo?

¿Cuál es el propósito de seguir tratando de encontrarle sentido a mi vida? Estamos en otoño, y todo es frío, pero aún así hay quienes encuentran la calidez en su hogar, en su familia, sus amigos. En cambio yo, parezco atrapada en un eterno invierno, cuyo frío me penetra el corazón.

Ya estoy ansiosa por saber que clase de monstruos voy a conocer en California.

Mientras estoy al borde de las lágrimas, el señor Montgomery me extiende una bolsa de papitas con una sonrisa en el rostro.

—¿Te lo abro? —Pregunto sin escrúpulos.

—No, es para tí. —Dice él, y yo solo puedo tomar la bolsa para continuar mirando hacia la ventana mientras como los snacks. Seguro tiene muchas calorías. Aunque prefiero no verlo para no sentir culpa.

Mi madre ha de estar retorciéndose en su tumba.

Continúo pensando en la miseria en la que estoy sumergida durante las largas horas del incómodo vuelo, hasta llegar a nuestro destino a las 3:12 a.m

Esto es aún más tedioso, odio tener que estar sentada durante diez minutos mientras un montón de sucios desconocidos que viajan en clase económica desembarcan.

Una vez fuera de esa zona, me percato  de algo: hay muchas decoraciones de Halloween por todas partes y también varías personas con cárteles que tienen nombres escritos, parece que han venido a buscar a sus seres queridos. Que lindo ha de sentirse eso.

Parada junto a los dos idiotas que me acompañan, empiezo a leer los cárteles que están en manos de los demás, y puedo apreciar uno que tiene un nombre curiosamente parecido al mío.

"Antonella Montclair" dice el cartel que está siendo sujetado por un hombre alto de pelo castaño. Es mi nombre, ahora que lo pienso. Pero me niego a creer que soy yo. ¿Quien se preocuparía tanto como para venir a recogerme?

—Ahí está. —Dice Susane señalando al hombre. Talvez es el chófer.

Seguimos a la chica, quien se apresuró hacia él y lo saludó con un apretón de manos. No tuve tiempo ni de acercarme al lugar, pues el señor Montgomery me arrastró a la salida, donde por suerte no había tanta gente.

Ellos se saludan como si de fan e ídolo se tratase. ¿Quién saludaría de manera tan cordial a su chófer?

O eso pienso, porque cuando escucho a Susane hablar todo me queda más que claro.

—Que gran honor conocerlo, señor Bale. —Dice ella con una gran sonrisa.

El hombre, cuyo nombre ahora sé que es Christian, ríe amablemente.

—Antonella, el es tú tío Christian, y tu nuevo tutor. —Dice Montgomery.

Él trata de abrazarme, pero yo lo esquivo. Solo puedo ver la cara de aquellos dos, parece que quieren que se los trague la tierra. Fue la misma cara que vi en Louis cuando me caí en el recital.

—No me gusta el contacto físico. —Digo molesta mientras me cruzo de brazos.

Christian está sorprendido, pero aún luce feliz, ¿está drogado acaso?

Charming Boy • Brady NoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora