Charming Boy • Brady Noon

04.𝐍𝐮𝐞𝐯𝐨𝐬 𝐭𝐨𝐫𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬

Es una mañana tranquila, el ambiente está fresco y el aire frío golpea mi cara dándome un sentimiento de serenidad a pesar de que ese no sea el caso. Estoy preparándome para el recital de otoño, igual que el resto de hipócritas que tengo por compañeras que, en cambio a mí, están en el salón practicando.

¿Por qué hipócritas? Porque es obvio que me tienen envidia, lo supe desde el momento en que Louis anunció que sería la protagonista de la obra: "El crujir de las hojas" Todas se abalanzaron sobre mí para felicitarme, pero yo sé que solo era pura envidia lo que las consumía. Y por eso es que me he esforzado tanto por ser perfecta en el papel. He seguido adelante a pesar de las heridas en mis rodillas y de él dolor en mi cuerpo. Voy a enorgullecer a mi madre, le voy a demostrar que soy lo suficientemente buena.

Mientras bailo en el jardín de la academia, con ropa muy poco abrigada para la ocasión, trato de que el viento sea quien guíe mis movimientos y mi mente, pero siento que lo estoy forzando demasiado, por alguna razón siento que mi método de conexión con el otoño no está funcionando. Y en medio de la frustración y la tensión de mi cuerpo, lanzo una patada al aire y me voy, ya rendida. Pero me topo frente a Louis, que me mira de brazos cruzados.

-¿Tan rápido te vas a rendir?, entonces creo que no he escogido a la persona indicada para el papel. -Dice el en un tono tranquilo, aunque algo desafiante.

Lo miré con una mezcla de incomodidad e ira en los ojos, y tratando de ser lo más respetuosa posible, hablé.

-No me iba a ir. Solo iba a tomar un descanso. -Miento y continúo con el contacto visual esperando una respuesta de su parte, pero el, en cambio, me toma de la cintura y empieza a moverse con una increíble gracia y me da a entender que quiere que siga la danza. Más, mis movimientos, a diferencia de los suyos, no se sienten ligeros como una pluma, si no forzados e incomodos.

-Muevete. ¡Mierda! -Dice él agarrándose el pie izquierdo que acabo de pisarle.

Yo me disculpo tratando de calmar la situación pero el solo alza su mirada y habla.

-Bailas bien, pero hay algo que te falta... pasión. -Dice Louis antes de irse, dejándome completamente desconcertada.

Y no, no tengo pasión alguna hacia el ballet, pero eso no debe notarse.
No debe notarse que lo que realmente me apasiona es algo poco femenino y muy grotesco.
Porque lo que amo son pasiones prohibidas y completamente inaceptables.
Mis deseos y yo misma carecen de relevancia; únicamente se valora la importancia de lo que debo alcanzar.
Porque mis padres arruinaron sus vidas, y están arruinando la mía por codicia.
No les ha bastado con prohibirme hacer todas las cosas que me apasionan.
No tengo nada más que un sueño imposible, y unos padres completamente posesivos.

[...]

Son las 5:15 p.m, estoy a punto de ir al teatro donde luego irán mis padres a verme bailar y finalmente se darán cuenta de lo buena que soy. Aunque por alguna razón me siento insatisfecha, estoy asustada, y debería estar emocionada. No me faltan ganas de abandonar todo y largarme.

Pero solo ignoro mis pensamientos y mis deseos, como es costumbre, y después de comer un huevo cocido con una toronja para no desmayarme en medio del recital, me voy.

El camino no es largo ni incómodo, pero lo siento tardado e inquietante. Siento que estoy a punto de tomar la peor decisión de mi vida. Pero nuevamente, finjo sentirme segura de mi misma.

El pasillo que lleva hacia el escenario es largo y oscuro, he venido aquí cientos de veces y nunca lo había sentido así, nunca había sentido que las paredes se escogían hasta aplastarme, nunca había sentido que mi cabeza estaría a punto de explotar tan pronto pisara el escenario. Talvez no estoy segura de si quiero hacer esto, pero la línea entre la codicia y la locura es muy fina, y puede romperse con facilidad si no tienes bien en claro tu deber en esta vida.
Pero yo nisiquiera sé quién soy.