Es un 2 de octubre por la mañana. La brisa húmeda golpea mi rostro frente a la ventana, pero ni me inmuto. El caos que existe en esta casa es agobiante. Mi tia; Marguerite tiene que cargar con el cuidado de sus cinco hijos de entre diez a quince años. Su esposo; Mett, es ucraniano y está en la guerra, no se sabe de él desde hace dos meses.
A pesar de estar desayunando cereal con leche en lugar de avena cruda, no me siento alegre en lo absoluto. ¿Como alguien se sentiría alegre en una casa como esta?, Matteo, el más pequeño, está "cantando" mientras salta bruscamente sobre el piso de madera, Björn, el de once años, le grita que se calle y la pobre Marguerite trata de calmar a ambos.
João y Felix, de trece y catorce años, están jugando a la pelota en el jardín mientras Tamimutt, el mayor, desayuna al lado mío. Pero su expresión no es de ira como la mía, es de conformidad, de amor. Se me hace raro que el pueda ser feliz teniendo una familia como esta; que es cada vez maz pobre y estoy segura de que pronto caerán en la miseria de haber perdido al padre.
Harta de observar, y ya con la cara fría por la brisa, salgo de la cocina para dirigirme al jardín; el único lugar en esta casa donde —aveces— hay paz.
Me siento frente a un roble y cierro los ojos tratando de encontrar un momento de tranquilidad en esta tormenta, respiro profundamente, y el olor húmedo del césped por la mañana llena mis pulmones. El sonido del balón de fútbol siendo golpeado por los niños, no es molesto para mí, y estoy a punto de caer en el sueño cuando escucho una horrible voz.
—Antonella. —Oigo llamar a alguien que me hace salir de mi estado de serenidad para entrar en uno de incomodidad.
Volteo a ver quien tiene el atrevimiento de perturbar mi paz, y rodeo los ojos al ver a Tamimutt dirigirse hacia mí.
—¿Estas aburrida? Yo también, ¿Que quieres hacer? —Pregunta él mientras se sienta, ¿de dónde sacó tanta confianza?, cree que somos amigos.
—¡Vete de aquí!, ¡largate! —Grito yo mientras me paro con un tono exaltado.
—Uy perdone, majestad, no sabía que no se le podía dirigir la palabra a la señorita Antonella, la vanidosa. —Dice él, burlesco con su acento francés, moviendo las manos y haciendo gestos exagerados con la cara mientras se levanta a mi lado.
João y Felix, que estaban frente a nosotros, parecieron escuchar todo, echándose a reír mientras canturrean una y otra vez el nuevo mote.
Mademoiselle Antonella, la vaniteuse. Mademoiselle Antonella, la vaniteuse. Mademoiselle Antonella, la vaniteuse
Creo que su falta de régimen les ha hecho mucho daño en la cabeza. Tengo unas ganas enormes de golpear a estos niñitos inmaduros.
—¡SON UNOS... —Grito. Nunca antes había insultado de esta manera a alguien. En circunstancias normales, mis padres me hubieran cortado la lengua. Pero ellos no están, y no tengo por qué callar aquí.
—¡UNOS HIJOS DE CERDO! —Les grito yo, yendo nuevamente adentro de la casa. Parece que aquí no se puede tener ni un minuto de tranquilidad.
Subo a la pequeñísima habitación que comparto con Marguerite y me tumbo en la cama, rompiendo en llanto. No extraño a mis padres, no extraño el ballet, no extraño nada de mi vida en Londres. Solo desearía que las cosas puedan ser diferentes, desearía tener una forma de escapar de esta miseria.
Mientras lloro, oigo pasos que, a pesar de ser suaves, se escuchan por el estado deteriorado de la madera del suelo. Inmediatamente hago lo posible para ocultar mi llanto; no permitiré que me vean débil.
—Cariño, ¿estás bien? —Pregunta Marguerite con un tono diferente a la forma en la que siempre me han hablado mientras limpia suavemente mis lagrimas. Es raro, por primera vez no siento que debo actuar de la forma que los demás quieren, por primera vez siento que no debo morderme la lengua y tragar para no hacer algo que sea considerado una falta de respeto.
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Charming Boy • Brady Noon
FanficAntonella, inicialmente irritable y poco reflexiva, descubre una nueva perspectiva a través de Brady, que le demuestra cuál es el verdadero sentido de la vida. "Contigo aprendí que el amor no solo se siente, se construye con pequeños detalles y gran...