El Guardaespaldas (GuRia, ABO, R18+)

6. El omega

Para Min-seok no basta con ser atractivo.

Se codea con algunas de las personas más guapas del mundo, gente que aparece en portadas de revistas, en rankings de belleza, que se ganan la vida con su estética.

No, para Min-seok ser atractivo ni siquiera era un requerimiento.

Para llamar su atención se necesitaba más que solo apariencias. Se necesitaba un factor que ni él sabía que era. Pues a pesar de todo, de estar rodeado de modelos, actores e ídolos, el omega rara vez, o quizás nunca, había sentido una atracción real hacia alguien. Sabe que ha encontrado guapos a sus co-estrellas antes, pero eso es todo.

Quizá por eso cuando lo vió por primera vez se golpeó la cabeza directamente contra la mesa.

Ouch.

¿Pero quién era ese alfa frente al que acaba de hacer el ridículo? Min-seok espera que sea uno de sus nuevos guardaespaldas. Ruega a todos los dioses del universo que sea el gigante gentil que su apariencia delata.

Es alto, tan alto, no, no es que Min-seok es bajo, es que él es alto, ¿ok?. Esos hombros y espalda ancha, esa mandíbula, su cuerpo bajo ese traje perfectamente ajustado que enmarca sus brazos enormes que se esconden tras su espalda. Min-seok se mentiría a sí mismo si dijera que es el hombre más guapo del mundo, si sale a la calle seguramente encontrará otros diez alfas iguales, pero lo que lo pone nervioso no es solo su físico. Es su presencia.

Su mirada gentil y suave, su sonrisa tranquila. Su voz, oh por Dios, ¡Su voz! "Lee Min-hyeong" Ugh, hasta su nombre es perfecto. No puede evitar practicarlo con sus labios.

Sus manos grandes sobre la mesa, no puede resistir mirarlas, notarlas, Min-seok piensa que podrían rodear su cintura, que con una basta para envolver sus muñecas, que con una podrían sostenerlo del cuello ¿Qué se sentirá ser acariciado por ellas? ¿Sentir palmadas en su cabeza mientras lo llama "buen chico" con esa voz? ¿Será que sabrá usarlas justo como a él le gusta? ¿Cómo se sentirán alrededor de su...

Stop! ¡Alto ahí! Detiene sus pensamientos. Intentando frenar la necesidad de su omega de querer ser tocado por él. Esto debería ser lo último que debería estar pensando en un momento así. Siente hasta culpa por sentir atracción, deseo, por un alfa cuando hace poco fue atacado por uno. Conflictivo. Sus sentimientos y pensamientos son conflictivos. Por un lado, se ha rehusado a salir de su habitación si no está siendo acompañado por al menos un miembro del staff, por otro, éste alfa podría hacerle lo que quisiera y Min-seok duda que no le gustaría.

¡Ugh! Quizá realmente el problema era él. ¡Estúpido, estúpido, estúpido!, ¡Uhhhhh!~ a veces odia ser omega.
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Él sabe que es atractivo. De una manera no convencional, pero sabe que lo es. Sabe que la gente lo encuentra adorable. Su aspecto juvenil, estatura baja, sus ojos grandes y brillantes, sus labios rosados y carnosos... Si, Min-seok sabe que es atractivo.

Pero hay algo cautivador en saber que alguien más lo encuentra atractivo. Y no por cualquiera, si no por alguien que él encuentra igualmente fascinante. ¿Y qué pasa si se le sube el ego cuando su nuevo guardaespaldas lo mira a través de toda superficie reflectante? ¿Qué pasa si se pavonea por qué el alfa no lo pierde de vista ni un segundo? ¿Si recorre su cuerpo con su mirada, y parece querer desvestirlo más que solo la chaqueta de un traje que no hace nada por él? ¿Si cuando rozan sus dedos contra sus hombros siente electricidad? ¿Entonces que? No lo pueden culpar si se siente halagado, si se le infla el autoestima un poquito. O bueno, mucho. No, en realidad se le sube a la cabeza completamente, pero no importa, detalles, detalles.

Lo trata con respeto, ofrece su mano para bajar y subir del auto, como si fuera una princesa y él su caballero de brillante armadura. Podría no aceptarla, no es que realmente la necesite ¿Pero perderse la oportunidad de tomar su mano, de rozar sus dedos? ¡Ni hablar!. Aún recuerda cómo se derretía en su asiento cuando lo llamó "príncipe Min-seok", aunque fue de juego sus mejillas brillaban de lo mucho que se sonrojó y dolían de tanto sonreír.