Hyeon-jun ya no se sienta en su cama.
El omega no lo había notado, con las semanas pasando tan rápido, su nueva relación con Min-hyeong, las preparaciones de su nuevo y posiblemente último álbum, el ajetreo que se ha vuelto su vida; no se había dado cuenta antes.
No hasta ahora que lo ve, de pie en el medio de su habitación, tratando de no tocar nada. No quiere preguntar, una parte de él piensa saber por qué. No estaría equivocado al pensar que no queda superficie en su habitación donde él y su alfa no hayan... jugado.
No quiere decir nada. En cualquier otra circunstancia, estaría molestando a Hyeon-jun con el tema, pero sabe que si inicia la conversación, va a perder. Hyeon-jun tiene las de ganar en cualquier enfrentamiento entre ellos. Al final del día, aunque no hayan confirmado su relación, aunque lo nieguen vehementemente hasta el último de sus días, Hyeon-jun guarda su secreto.
Se guarda el hecho de que cuando nadie los ve, cuando están a solas, cuando creen que nadie podría observarlos, Min-seok y Min-hyeong se besan, se tocan, exploran cada centímetro de piel que pueden. Las marcas en su cuello son lentamente reemplazadas por besos y mordidas suaves que coquetean con la idea de dominarlo, de marcarlo como suyo, de arruinarlo para otro alfa. Min-seok no sabe si podría resistirse.
Min-hyeong no ha hecho más que darle razones para decir que sí, para dejarse llevar.
Pero sus encuentros secretos no se limitan a las cuatro paredes de su habitación. Comenzó sin querer, en la puerta trasera de la van blanca en la que siempre lo lleva. Min-hyeong no tuvo tiempo de ofrecer su mano como siempre, no tuvo tiempo de reaccionar, de detenerlo, y Min-seok ya estaba besando sus labios.
— ¡Min-seok! — Sus brazos lo alejaban de su cuerpo mientras su mirada revisaba los alrededores, asegurándose de que nadie los vio. Pero es tarde, está oscuro y vacío en el estacionamiento del condominio de Hyuk-kyu y él simplemente no pudo evitarlo, necesitaba besarlo. — Aquí no.
Min-hyeong le parece irresistible cuando se comporta así, como si fuera su pequeño secretito, un pecado, algo que no puede compartir con nadie, a pesar de que le gustaría confesarlo, gritarlo a los cuatro vientos: que él es el alfa que lo tiene así, necesitado, excitado, su cuerpo ardiendo, que solo pide a gritos que lo coja aquí y ahora mismo.
Y si llegan un poco tarde a la reunión que tenía con Deft, su cabello desordenado, sus labios lastimados y sus piernas temblando después de haber sido usado como juguete, bueno, eso es solo un secreto que guardan las ventanas oscurecidas y el asiento trasero del vehículo.
Pero por ahora, eso es suficiente.
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— ¿Qué te parece, Min-seokie? — Escuchó la voz de su amigo a través de los audífonos, la base de una canción nueva, una pista en la que estaban trabajando para su próximo álbum. De acuerdo con su contrato, debía completar dos álbumes musicales bajo el sello de la agencia. Sin embargo, si el primero fue demasiado restrictivo, con canciones impuestas contra su voluntad, muchas eran descartes provenientes de otros grupos de la agencia, y temas tan pop que resultaban genéricos; con su próximo álbum, LS Entertainment parece haberlo dejado a su suerte.
Ahora debe presentar sus propias propuestas, principalmente música compuesta al cien por ciento por Hyuk-kyu, con algo de su asistencia, y esperar la aprobación de los presupuestos. La mayoría de las canciones apenas cuentan con alguna coreografía, y ninguna tiene un video planeado. Lo más probable es que solo aprueben el mínimo necesario para el arte promocional y si es así, será porque está respaldado por Deft como productor.
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El Guardaespaldas (GuRia, ABO, R18+)
RomanceMin-hyeong es un alfa que trabaja como guardaespaldas para las estrellas y idols, cree tener una idea clara de el arquetipo de sus clientes, hasta que conoce a Ryu Min-seok, mejor conocido como Keria, un ex-actor infantil que debuta como K-pop Idol...