2. El trasfondo

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— Y... ¿Cómo terminó aquí? — Min-hyeong intentaba llenar el silencio incómodo dentro del automóvil. Por lo general no le molestaría el silencio, no necesita conversar con sus asignaciones, no le pagan por eso. Pero el rostro del omega en su espejo retrovisor, su sonrisa suave y coqueta en sus labios brillantes y rosados, le hacen querer escuchar su voz.

— Hmm, ¿Aquí? ¿Aquí en el carro o como idol? — Sus miradas conectan en el espejo, el alfa puede verlo reír, sus dientes al aire, nota como sus ojos se entrecierran. Cree ahora entender porqué alguien querría un póster con su rostro. — Ah, bueno. Antes era actor...osea, sigo siendo, digo. Es una historia algo larga.

El chico comenzó a narrar su historia, como cuando era menor trabajaba de actor y por su estatura y rostro joven lo siguieron contratando para interpretar personajes infantiles en dramas. Que a pesar de años en la industria, nunca alcanzó verdadera fama ni reconocimiento. Le cuenta cómo se hizo amigo de un integrante de un grupo musical que estaba debutando como actor en uno de los sets, y que videos de ambos bailando se volvieron virales. La fanaticada de "Keria", aunque pequeña, era muy fiel; amaron los videos que subieron en línea de él aprendiendo las coreografías de su nuevo amigo. Los fans del idol ayudaron a aumentar el hype. Su agente, al ver una oportunidad de un cambio de rubro, de la posibilidad de revitalizar su carrera, pidió favores, llamó a todos sus colegas de la industria, casi vendió su alma en orden de encontrar una agencia que le diera una oportunidad de debutar a un novato.

Honestamente, le pareció fascinante, el salto de artista musical a actor de k-drama era mucho más común que hacía el otro lado, la verdad no se le ocurría ningún ejemplo ahora mismo. Min-seok era la mejor representación del poder de las redes sociales en el mundo actual. Le sorprende que agencias más grandes no hayan querido contratarlo, era un actor con una base de fans ya establecida, una apuesta de poco riesgo y alta recompensa. Cómo terminó con una agencia tan poco representativa es un misterio para él.

— Y, ¿Le gusta?— Pregunta, como si la respuesta no fuera clara, obvia incluso. ¿A quién no le gustaría ser un idol? Tener fans cantando tu nombre, fama, fortuna. ¿Quién podría decir que no?

— Está bien, supongo. — Su mirada se pierde, Min-hyeong puede ver como ahora su rostro se apoya en la ventana, perdido en el reflejo de la ciudad contra los vidrios oscurecidos. Su expresión melancólica. — No me puedo quejar.

El chico cierra sus ojos, y descansa el resto del trayecto contra la ventana. El alfa solo puede mirarlo por el espejo, y continuar conduciendo.

Min-seok abre los ojos cuando siente el vehículo detenerse. El alfa le abre la puerta y ofrece su brazo para bajar de la camioneta, sus piernas cortas toman un pequeño salto para llegar al suelo. Es un gesto algo infantil, pero lleno del entusiasmo que parecía haber perdido en el viaje. Caminan juntos al estudio de vestuario. El omega se adelanta ligeramente, con un swing y ritmo en su marcha, como si aún estuviera practicando los pasos de la coreografía en su mente. El alfa no puede evitar sonreír para sí mismo, la energía del menor era contagiosa.

En la tienda de Ralph Laurent, uno de los patrocinadores que tenía la disquera del menor, ya los estaban esperando. El personal fue increíblemente amable. El diseñador principal guió al omega a una plataforma, donde comenzaron a probarle prendas seleccionadas en conjunto con el estilista de su disquera. Las piezas parecían ser demasiado serias, no iban para nada con la personalidad que había conocido Min-hyeong hasta el momento, el chico era una chispa, con una alegría nata, magnetismo puro. Y los trajes que le probaban parecían comerse al menor. Comprende que esto es un favor, una colaboración entre empresas, pero siente que la ropa no saca a relucir los atributos del menor.

Pero él no era estilista. Ni tampoco sabía mucho de moda, su traje fue sugerido por la empresa, él solo se limitó a llevarlo con un sastre para ajustarlo. Quizá esto es lo que vendía ahora, o era la marca personal del omega y su música. No lo sabía por lo que continuó en guardia, concentrado nuevamente en su trabajo. Una postura rígida, su espalda perfectamente recta, sus hombros sin relajarse. Observando el estudio, las entradas y posibles salidas de emergencia.

— Eh~ Min-hyeong hyung, ¿Qué piensas? — El menor lo llamaba. Le gustaba mucho como sonaba su nombre en su voz. Seguía sobre la plataforma donde lo habían dejado desde el principio, ahora con un traje azul marino, acompañado de un sweater beige en sus hombros. Se veía bien, no podía negarlo, pero algo simplemente no cuadraba. Sentía que quizá otros colores, otros estilos serían perfectos en él, pero no estos tan solemnes y rígidos. Hmm, no eran una buena combinación.

— Se ve bien, Min-seok. Muy elegante — Atinó a responder. Tratando de sonar convincente.

Ugh, lo odias, ¿No? — Suspiró resignado, y antes que el alfa pudiera defenderse continuó — No te preocupes, a mi tampoco me convence.

El estilista y su equipo se habían retirado para darle privacidad cuando habían terminado de poner los alfileres, por lo que podían ser sinceros por unos minutos. El omega observaba su reflejo en el espejo. Miraba su espalda y piernas, girando en la plataforma. Su expresión triste, como abrumado por la situación. Buscando algo positivo en como el traje le quedaba.

El Guardaespaldas (GuRia, ABO, R18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora