Sus manos nuevamente conectan.
Min-seok se apoya en él para bajar del vehículo. Se encuentran de vuelta en el estacionamiento privado de la disquera. Sus pasos marcando un ritmo que solo se encuentra en su mente. Min-hyeong se pregunta qué tipo de música escucha, qué tipo de música canta. Hace una nota mental para buscar su álbum una vez salga de turno.
— Ah, Min-hyeong hyung — Escucha su estomago rugir, el eco del estacionamiento amplificando el sonido — Tengo hambre.
— Está bien, guíame a la cocina y podemos buscar al chef — Dice mientras revisa la hora en su muñeca. Han pasado tres horas, no le sorprende que tenga hambre, no lo ha visto comer o tomar algo salvo la botella de agua durante el entrenamiento.
— ¿Chef? — Le respondé, mientras presiona el botón de uno de los pisos para el elevador. — ¿Chef privado dices?
— Si, chef ¿No es la norma? — Recuerda que todas las celebridades que ha cuidado en el pasado han tenido chef privado, mayoritariamente para seguir las dietas estrictas que mantienen.
— Ah... pues, no. No tenemos. No es algo que pueda costearse — Su voz tímida, sus brazos cruzados. Claramente sentía que era una situación incómoda. Nunca se ha puesto a pensar si estar en una empresa tan pequeña a pesar de sus años de carrera es algo que moleste al menor. — Tu compañero preguntó lo mismo ayer.
El ascensor abre sus puertas, y Min-hyeong camina con propósito a la cocina sin mirar atrás.
— Min-seok, ¿Qué cena normalmente? — Pregunta entrando a la cocina detrás del menor, observa cómo se sienta en una de las sillas altas del mesón, sus piernas quedan en el aire.
— Pido por aplicaciones — Deja caer su cuerpo sobre el mesón. Sus labios en un puchero. — Me gustan las papitas fritas.
— Disculpe, ¿No lo tienen bajo ninguna dieta especial? — Está acostumbrado a que sus protegidos tengan tantas restricciones alimentarias que es más fácil morir de hambre que encontrar un platillo en un menú que puedan consumir.
— Ah, no. Ya no. Tenía una nutricionista en mi agencia de actuación. Pero aquí... aquí es diferente — Su mirada perdida, mientras sus manos juegan con uno de los saleros en la mesa. Se oía triste, como si extrañara algo, ¿Cuándo fue la última vez que alguien cuidó de él? — Se supone que puedo pedir ingredientes a mi empresa, pero no se cocinar.
Min-hyeong suspira profundamente. Podría perfectamente pedir algo para comer y cargarlo en la tarjeta de la empresa, pero algo en la expresión de Min-seok le hace querer ponerle algo de esfuerzo a la cena. Está bien, igualmente tiene hambre, se intenta justificar.
Abandona su chaqueta sobre el respaldo de la silla en la que se encuentra el omega. Arremanga sus puños y pierde su corbata. Pasea por la cocina buscando ingredientes, ha pasado tiempo desde la última vez que cocinó una cena real.
Cree que la última vez fue para impresionar a una cita, aún la recuerda, una beta bellísima que conoció en una cafetería, puso todo su entrenamiento a relucir, su empresa no solo buscaba que fueran capaces guardaespaldas, si no también excelente compañía para sus clientes, entrenandolos no solo en artes marciales, si no también en artes culinarias, entre muchas otras, como idiomas y cultura. Pero esa semana fue cuando le asignaron al hijo de un magnate que había sido víctima de intento de secuestro, recuerda que fueron unos meses caóticos, uno de los episodios de estrés más grandes que ha tenido en su carrera, cuando finalmente tuvo tiempo de preguntarle por otra cita, ya era demasiado tarde.Logra reunir suficiente para hacer una sopa simple acompañada de kimchi, y unos vegetales para un salteado. Sus manos cortan rápido y preciso. Se mueve por la cocina a un paso ágil y ligero, manteniendo la olla y sartén cocinando al mismo tiempo. Min-seok no ha hablado desde que comenzó, pero puede sentir su mirada en su nuca. Sus ojos entreabiertos, sus dientes jugando con su labio inferior, sus manos estáticas han dejado de lado el salero con el que jugueteaban. Se siente observado, los ojos negros del menor lo persiguen en su paso por la cocina. Si no supiera más, si fuera menos experimentado, quizá pensaría que era una expresión coqueta.
— Hmm... ahora entiendo porqué los contrataron — Su voz rompe el silencio. Una media sonrisa juguetona en exhibición. Min-hyeong le responde con la mirada, pidiendo que continúe.— Debe ser más económico tener a uno de ustedes 24/7 que a todo un equipo.
Su risa acompaña el comentario. Sabe que va como broma, pero su alfa no puede resistir sentir cierto orgullo. Ser llamado útil, capaz, por el omega del que está a cargo, es probablemente uno de los mejores cumplidos que un alfa puede recibir. Responde con una risa que se escapa de sus labios.
— No pero, enserio, agradezco tu compañía, en especial después del incidente, me siento mucho más seguro — Su sonrisa es genuina, por cómo llega hasta sus ojos y estos se entrecierran. Su expresión es adorable, casi tanto que podría ignorar el comentario. Casi.
— Disculpe, ¿Qué incidente? — Pregunta casi estupefacto. ¿De qué estaba hablando el omega?
— Ah, ¿El incidente?, ¿la razón por la que los contrataron? — Se reclina en la silla, lo mira incrédulo, como si fuera una cosa obvia — ¿No... no les comentaron que tuve un altercado con un alfa en un evento?
— Nos dijeron que no había amenazas de ningún tipo, ni problemas con fans.— Recuerda las palabras de su jefe, una carga fácil, se suponía.
— Bueno, técnicamente, eso sería correcto. No fue un problema con un fan. Fue con otro idol. — Su mirada lo evita. Desde que lo conoció, no lo había visto con una expresión así, entre ansiedad e inquietud. Min-hyeong tiene miedo de preguntar qué fue lo que ocurrió. Las manos del omega acarician su cuello, tratando de calmarse a sí mismo. — La noticia no llegó a los tabloides, más solo rumores. Se que hubo reuniones entre nuestros agentes y abogados, ni siquiera yo pude asistir.
Algunas de las cosas comienzan a hacer click en su mente. Conecta puntos que antes no había visto. Como la disquera había insistido en el paquete más económico, y un número mínimo de guardaespaldas. No solo querían evitar pagar algo que se encontraba fuera de su presupuesto, sino porque no querían que hubiera un escándalo. Un equipo de seguridad persiguiendo al omega después de rumores de un altercado con un alfa, levantaría sospechas. Pero uno solo de ellos a su lado, era normal, casi estándar en la industria.
No hace falta que le diga de qué empresa es el culpable, el hecho de que tengan que pasar la noche con él, que su seguridad sea durante todas las horas del día, sabe que es alguien que se encuentra en el mismo edificio. Le hubiera gustado saber quién fue, pero puede entender porque la disquera se rehusaría a apuntar dedos a una de sus estrellas.
El rostro de Min-seok, el aroma a ansiedad, a omega en peligro, si no fuera porque tiene años de entrenamiento, sabe que estaría a su lado intentando consolarlo. Se limita a tomar su mano que se encuentra libre sobre la mesa, y a prometer en silencio que mientras esté con él, que mientras confíe en Min-hyeong, jamás correrá peligro.
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El Guardaespaldas (GuRia, ABO, R18+)
RomanceMin-hyeong es un alfa que trabaja como guardaespaldas para las estrellas y idols, cree tener una idea clara de el arquetipo de sus clientes, hasta que conoce a Ryu Min-seok, mejor conocido como Keria, un ex-actor infantil que debuta como K-pop Idol...