Capitulo 0

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Año: 1964..

Algunos lo llamaban "la perdición" otros con el miedo en sus ojos "el abismo" pero pocos le decían "Familia" ;  y un importante hombre lo hacía.

Era como respirar el mismo aire de un niño en su hogar junto a sus padres. Ese hombre tan importante era otemido por muchos y deseado por solo uno, uno igual de poderoso.

Se les podría llamar la pareja de estafadores o incluso asesinos , pero ellos preferían llamarse por apodos más cariñosos, ya sea "cielo" o "flor brillante" y en algunas ocasiones "amor mio", pero nunca una ofensa tan grande como los demás.

Aquino, más conocido por "El hombre de la flor" era un reconocido y peligroso mafioso de su ciudad, ningún policía lo había detenido aún y amaba todo lo que había logrado; así que no, no se arrepentía de nada.

Esa tarde se encontraba descansando en su oficina, fumando uno de sus mejores puros que tenía. Mientras se relajaba respirando el humo de la habitación, escucho como tocaban su puerta repetidas veces.

—Pase...— Dijo mientras seguía succionando humo.

Cuando abrieron la puerta noto que su adorado hombre había regresado.

—¡Mi cielo! Ya regresaste.— Dijo con felicidad, dejando el puro aun lado.

Noto lo estresado que encontraba su pareja, por lo que con rapidez le dió la señal de que estuviera junto a el y se sentara en su regazó.

—¿Cómo te fue mi flor? Te vez cansado.— Hablaba mientras acariciaba su rostro.

—Fue agotador, sobre todo en las noches, tuve que dormir en el auto por la estupida policía y sus chequeos nocturnos.—

—¿Quieres? Para que te relajes un poco.— Pregunto refiriéndose al cigarro que acababa de prender.

—Por supuesto que si.— Dijo encantado para comenzar a fumarlo.

Amaban esa clase de besos indirectos, compartir saliva sin tener que tocar sus bocas.

—¿Y tú que hiciste esta semana?— Hablo ya más tranquilo.

—Extrañarte, lo de siempre.— Respondió con una sonrisa, la sonrisa que solo ellos compartían.

—Aww, yo también te extrañe, sobre todo tus suaves manos.—

Los dos se miraron, era hipnotizante. Sus ojos se fusionaban al verse, dejándose ver una hermosa galaxia de estrellas doradas y noches moradas; demasiado hermoso a la vista de simples mortales como nosotros.

Sin poder despegar sus vistas, se fueron acercando de apoco y como si su vida dependiera de ello comenzaron a besarse. Un beso profundo y desesperado que reflejaba que de verdad se extrañaron.

Aquino había comenzado a acariciar la pierna de Duxo que estaba sobre el soltando uno que otro jadeo. Sin aire se separaron y a pesar de que sus pulmones no estaban listos para otro beso de ese tipo, volvieron a unirse y no pararon.

El único ruido en la había en la habitación era ese resonante y obsceno sonido de sus bocas al juntarse y separarse rápidamente.
Hubieran llegado a más de no ser por que la puerta fue de nuevo abierta y eso fue suficiente para hacerlos detenerse.

—¡Lo siento! P-perdón yo... me.. me voy.— Dijo el chico apenado para rápidamente cerrar de nuevo la puerta.

El castaño solto un suspiro pesado y con eso se dió cuenta que el trabajo lo esperaba.

—Bueno, lo siento cielo, tengo que volver al trabajo.—

El pelinegro lo miro con entendimiento, por lo que se levanto de sus piernas y en cuando Aquino dejo su silla el se sentó en ella.

El mencionado tomo su saco y mientras se lo acomodaba, Duxo llamo su atención.

—¿Puedo terminarlo?— Refiriéndose al puro.

—Si amor mio, yo tengo más de esos en el cajón.— Se acerco y como despedida le dió un último beso en la mejilla.—Adiós mi flor bella, luego terminamos lo que tenemos pendiente.— Guiño su ojo, dejándole un ligero sonrojo a su amante mientras este solo sonreía.

Iba a ser una noche ocupada... y no precisamente por trabajo.

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-Historía Duxino.

-Temas algo fuertes.

-Demasiadas palabras altisonantes.

-Au Mafia.

(Regresando y con nueva historia 😺... más cosas por acabar.)

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