_Planenado sobre los dos_

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Octubre de 1963

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Octubre de 1963...

Abrió sus ojos pesadamente, sintiendo el concreto sobre su espalda y como su visión estaba completamente cubierta de aquel humo intoxicado.

Sus oídos aturdidos por aquel pitido le hicieron recordar la explosión que acababa de ocurrir.

Intento levantarse pero era inútil con su cabeza mareada y uno de sus ojos cubiertos por la sangre que derramo desde su cabeza.

A lo lejos se escuchaban quejidos y gritos desesperados, lo que lo mantuvo alerta.

A rastras logro posicionarse sobre una pared con las ventanas rotas por el estruendo.

Observo el fuego propagarse por los cuerpos de sus enemigos.

Fue una imagen que siempre tendría gravada; todo era un desastre.

Miro con detenimiento el auto, era el auto que estaba conduciendo... o más bien que su compañero conducía.

Inmediatamente quizo gritar su nombre, gritar si estaba ahí, si estaba a salvo, pero una nueva explosión se vio de entre las llamas.

Intento correr, pero lo único que pudo hacer era arrastrarse con rapidez.

—C-cejo..— Intento decir.

Hablar era una nueva acuchillada a su costilla rota.

El auto estaba totalmente destruido y boca abajo.

Dentro del fuego y los asientos, había un cuerpo inconsciente que no mostraba signos de querer ayuda a pesar del terrible ardor que se notaba que sufría.

Como pudo, abrió la puerta del coche, haciendo que el cuerpo cayera de cabeza pero a los brazos del lobezno.

Debía ser rápido y alejarse de ahí antes de que él también se quemara.

Arrastro dos cuerpos (el de Cejo y el suyo) hasta una esquina en donde el humo no dejaba ver nada.

Todo había salido mal, horriblemente mal.

—¿¡Cejo!?— Entro en pánico.

Coloco su cabeza sobre sus piernas intentando ver si había esperanza de verlo abrir sus ojos como en otras ocasiones.

—¡CEJO!— Desgarro su garganta.

Parecía que ya no haber rastro de aquel hombre, pues parte de su rostro solo era una clase de piel derretida ante las horrendas llamas.

Quizo llorar y cuando lo logró se sintió como una clase de agonía en su pecho y cuerpo lastimado.

Abrazo lo que quedaba de el, importándole poco si su rostro ensangrentado se infectaba.

—Cejo por favor...—

Tomo sus manos y las coloco sobre sus mejillas húmedas sintiéndose aún peor.

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