_Te Creo_

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1964..

—Ok... Entonces me estás diciendo que ¿Tu? Fuiste atropellado y que antes de perder el conocimiento escuchaste un estruendo muy fuerte y que ahora despertaste aquí... ¿verdad?—

Y por quinta vez Aquino afirmo todo.

—¿Me repites del año en el que viniste?—

—2023.—

Realmente estaban muy confundidos. Que este drogado era una opción pero ni siquiera había salido de su hogar como para que él pudiera succionar un poco de polvo.

Duxo suspiro ya harto, era difícil de creer, incluso imposible.

—Creo que necesitas dormir más cariño. Soarinng no debe tardar en llegar.—

—¡Pero te digo la verdad! No soy de esta época, no conozco casi nada de esta época.— Intentaba hacer notar su desesperación.

Duxo intento notar el chiste en sus ojos, pero nada le decía que estaba bromeando.

—Locochon.— Le dijo Duxo.— Si quieres ya puedes irte, cualquier cosa te llamare. Tengo que hablar seriamente con Aquino.—

El lobezno no tardo en obedecer, ya se estaba cansando de estar parado observando la poca cordura del castaño.

—Aquino... si esta era una broma para  Locochon puedes decirme la verdad, prometo seguirte la corriente pero ¡POR FAVOR! Deja de actuar tan extraño.— Rogó, pero no hubo ningún cambio.

—¡Te estoy diciendo la verdad! ¿Qué puedo hacer para que me creas?—

Duxo lo miro por unos segundos. Sin decir nada, tomo la mano de Aquino y sin pensarlo metió uno de sus dedos a su boca lamiéndolo y chupándolo mientras lo miraba fijamente esperando su reacción.

—¿¡Qué mierda haces!?— Chillo sonrojado.

—Diablos, si hubieras sido él me abrías roto el...— murmuro.

—¿E-entonces?— Miro con esperanza.

Duxo paso sus manos sobre su cara con frustración, jamas se imaginó pasar por una situación tan extraña como esa.

—Te creo... ¿cómo no hacerlo? Jamas me has mentido.— Le sonrió débilmente.

Aquino exhalo aliviado.

Antes de poder decir cualquier cosa, Soarinng había llegado azotando la puerta muy molesto.

Miro a la pareja y con indignación les dejo la bolsa con lo que se supone ayudaría a Aquino.

—¿Y ahora a ti que te pasa?—Pregunto con agresividad el pelinegro.

—¡Nada! El maldito de Natalan y sus estupideces. Me tiene harto, y ya me voy, que te mejores Aquino.— Se despidió para irse. Parecía estar muy molesto.

—¿Ese era Soarinng?—

—Si, siempre esta molesto.— Dijo mientras buscaba algún tipo de venda para el brazo de su enamorado.

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Duxo se encontraba en una guerra entre la herida y los quejidos de dolor de Aquino. Odiaba hacerlo sentir dolor de cualquier tipo, incluso cuando lo ameritaba.

—¿¡Cuánto te falta?!— Hablo desesperado.

—¡Listo! No vuelvo a vendarte nunca, lo tendrás que hacer tu solo a la próxima.— Dijo para alejarse considerablemente de él.—Me encantaría saber que clase de estupidez estabas haciendo para que te pasara esto.—

—Y a mi me encantaría responderte esa pregunta pero... creo que es imposible que lo recuerde.—

Duxo se limitó a darle una cara de ironía.

Toda esa situación lo había llenado de estrés y preocupación, dos cosas que odiaba sentir.

Saco su típica cajetilla de cigarrillos, esa era la opción que siempre tomaba para olvidar las penas.

—¿Quieres uno?— Ofreció.

—No gracias, yo no fumo.—

—¡¿De verdad?!— Lo miro sorprendido.— Entonces si es cierto lo que dices...— Dijo por lo bajo.

—¿Aún no me creías?—

—Por supuesto que si, pero tengo mis dudas.—

El castaño soltó una risa ahogada, detestaba el humo.

—Se nota que nunca has probado uno de estos en tu vida.— Burlo.

—Claro que no, eso da cancer ¿sabías?—

El pelinegro lo miro con el ceño fruncido, jamas se había puesto a pensar que algo tan pequeñito podría causar un daño como ese.

Con disimulo lo apago y lo dejo aun lado.

—Cambiemos de tema.— Afino su garganta.— Tendré cubrirte en el trabajo hasta que.. ¿qué se supone que aras para volver?—

—No lo se, jamas me había pasado algo tan fumado como esto.— Rasco su cabeza.

Guardaron silencio por un par de minutos, hasta que Duxo suspiro procediendo a levantarse del sofa.

Jamas pensó sentirse tan incomodo con alguien como Aquino.

—Regreso en un momento.— Dijo por fin Duxo. Tomo su saco y salió de la casa sin decir nada más, dejando solo y confundido al pobre de Aquino.

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Sin nada más que hacer, se dedico a observar toda la casa.

Había pocas fotos, y de las que tenía colgadas parecían ser las generaciones pasadas. Nada llamaba la atención. Observo que una de las que se encontraban sobre la mesa no era como las demás, tristes y serías.

Parecían ser él y Duxo, se veían bien, se veían felices.

Observo con detenimiento el aspecto que tenía en ese mundo; un saco marrón junto a un "elegante" sombrero, bastante formal.

Dejo de lado su curiosidad, tenia que encontrar la forma de regresar a su mundo junto a su Duxo.

Hablando de Duxo... ¿Qué estará pasando con el?

"¿Ya sabrán algo de mi?"

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2023...

La noche aún permanecía.

En una habitación de hospital ya hacia Aquino con su cerebro en acción, pero sus recuerdos en otro universo.

Duxo había tenido la oportunidad de pasar y ver un poco su estado por unos cuantos minutos.

Estaba destrozado, verdaderamente se sentía culpable por todo.

Aveces se le salían los celos, pero era un impulso del cual se había tenido que acostumbrar a lo largo de sus demás relaciones.

Pero, se prometió algo, algo que lo cumpliría si Aquino volvía a despertar.

Jamas en su vida, dejaría llevarse por su corazón y aprendería a utilizar la cabeza para así creerle a la persona mas importante de su corta vida.

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