13. Buenos días princesa

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No tuve más remedio que ir hacia la puerta y descubrir quien estaba dispuesto a molestarme. Era Saúl, así que la única solución fue fingir una sonrisa lo mejor que pudiera:

-Hola princesa -Tras decir esto se acercó para darme un beso en la mejilla, pero muy cerca de la comisura de los labios.

-Hola -Le dije sonriendo mientras me alejaba de él sin borrar la sonrisa de mi rostro.

Se fue acercando lentamente hacia el sofá sin quitarme la mirada de encima mientras yo me quedé parada, ya no era capaz de aportar normalidad a la situación, y por supuesto él se dio cuenta de que algo pasaba. Volvió a mi lado para cogerme de la mano y llevarme junto a él al sofá:

-¿Qué ha pasado? -Su tono tranquilizador ayudaba bastante mientras trataba de apartarme el pelo de la cara.

Me quedé callada. Tampoco sabía muy bien qué contarle porque no sabía las razones de aquellos hombres. Y podía ser que fueran unos desalmados que simplemente iban a por mí como a por cualquier otra chica, y sería muy difícil atraparlos. Y en el caso de hacerlo él se metería en un buen lío, le conozco. Y si era algo por otro tipo de motivo, iba a ser mucho peor. Mi silencio entre ese debate que pasaba por mi mente para él debió de ser eterno:

-¿Me lo vas a contar o vas a esperar a que se me salga el corazón por la boca y luego tengas que ir persiguiéndolo por la casa mientras salta cual pez?

Aquello me hizo reír un poco al imaginarme lo que él decía, y eso le hizo sonreír, pero se le seguía notando preocupado:

-Nada. Tan solo he tenido un problema con unos chicos, pero ya ha pasado.

Traté de darle la menor importancia posible, pero con él eso no era válido, y parecía mentira que yo pudiera pensar que servía mentirle con lo que lo conozco:

-Si fuera un leve problema no estarías así, y lo sabes tan bien como yo -Y sin decir nada más, me abrazó.

Sabía que cuando acabara aquel abrazo tendría que relatar cada detalle del incidente anterior, pero lo que necesitaba en aquel momento era sentirme en la gloria, que ese instante durase lo máximo posible, aprovecharlo. Pero para mi desgracia no duró tanto como deseaba y al poco tiempo nos encontrábamos mirándonos a los ojos, los suyos intentando descifrar lo que se escondía tras los míos, mientras mi mente trabajaba a mil por hora para reconstruir los hechos. Cogí una bocanada de aire y las palabras empezaron a salir de mi boca:

-Sabes que antes estabas aquí y necesitaba salir a comprar, igual que tú. Y lo típico, me encendí un pitillo, me puse música y fui hacia el supermercado -Asintió dándome a entender que esperaba a que siguiera con mi discurso.- Apenas había gente por la calle, eso creo que lo pudiste notar tú también -Hice una pausa.- Y por sorpresa me atacaron unos chicos, de los que pude escapar no sé ni cómo. Y tengo miedo.. -Tras decir esto se cayó una lágrima, que él hizo desaparecer en cuanto se dio cuenta.

-Eh mi niña, tú no tienes que tener miedo de nada, ¿Vale? -Mientras esbozaba una sonrisa me acariciaba la mejilla.- Que yo no soy Hulk, pero para pegar un par de palizas sí sirvo, y de las buenas.

Sin ser consciente de mis actos su lengua se enredó con la mía y ambas se quedaron un buen rato luchando por el control total, hasta que tuvimos que separarnos por la falta de oxígeno.

Los próximos días tras esto, anteriores al concierto, transcurrieron bastante normal. Tan solo podría destacarse mi aumento de apoyo recibido por las redes sociales o que poco a poco iba recuperando la confianza con Saúl como pareja, aunque todavía no era tanta como hace unos años.

Aquella mañana desperté a su lado, sus besos me hicieron de despertador, lo que provocaba una gran sonrisa para todo el día que me quedaba por delante, que era muy largo:

-Buenos días princesa -Su sonrisa se hizo mayor al verme abrir los ojos.- ¿Cómo has dormido?

-¿Estando a tu lado dudas de cómo he dormido? -Tras decir esto sonreí para que no necesitara una respuesta.

-Pues claro. A lo mejor preferías dormir con un tío bueno en vez de conmigo. Que yo comprendo que despertarte y verme a mí.. Tiene que ser duro.

-Prefiero un buen tío como tú, a un tío bueno que no esté cuando lo necesite.

-Bueno, dejemos de discutir sobre los tíos y tira a cambiarte, que si no me equivoco tienes que ir a grabar.

Me eché las manos a la cabeza recordando aquello, le di un leve beso en los labios y fui corriendo a la ducha. Cuando ya estaba preparada y salí, pude ver desde la puerta del baño como en la cocina estaba preparado mi desayuno, y a Saúl al lado de la bandeja:

-Siendo sincero prefería que me desayunaras a mí, pero creo que necesitas energías, así que te vendrá mejor esto.

Sonreí como una estúpida ante su comentario y me acerqué a él para que nuestras bocas se tocasen por un buen rato, mejor dicho, hasta que me quedé sin respiración:

-Anda princesa, come, que si no vas a llegar tarde -Consiguió decir casi sin aire.

Y sin compartir otras palabras me puse a comer todo aquello lo más rápido que pude. Cuando ya estaba acabando recibí la llamada de Óscar para avisarme de que me estaba esperando en la puerta, así que acabé todavía más rápido, me despedí de Saúl y fui a abrir la puerta para encontrarme a Óscar con los brazos en jarra y con el semblante serio:

-¿Se te han pegado las sábanas? Que ya sabes lo que me joden las tardanzas..

-Algo así -Mi sonrisa me delataba, pero él pareció ignorarla y me invitó a subir a su coche.

Durante el camino al estudio fui ensayando las dos canciones que iba a grabar, y cuando ya se las sabía, él me iba siguiendo el ritmo. Pero entre los nervios y que estaba a gusto, llegamos antes de lo que pensaba, antes de que saliera del coche Óscar me hizo detenerme un momento:

-Espera, ¿Quieres que te acompañe o vas a estar más tranquila sola?

-Mm.. ¿Tienes algo que hacer?

-Te diría que tengo mil actuaciones esta mañana, o que me voy a hacer el bestia con Cristian, pero no colaría, y no sería verdad, así que no.

-Entonces.. ¿Te importaría venir para apoyarme? -Mis dedos inevitablemente cogieron un mechón de pelo y empezaron a moverlo mientras mi mirada se dirigía hacia el suelo.- Aparte de que me siento más a gusto en este mundo contigo, no sé..

-Va tonta, si sabes que me encanta oírte cantar, vamos -Subí levemente la mirada y ver sonrisa me tranquilizó y nos dirigimos hacia el interior del edificio.

El ascensor nos llevó al piso donde estaba todo el material necesario para grabar, también el hombre serio, al que saludamos y David, preparado para hacer las mezclas.

La grabación, tanto de un tema como otro, fue rápida. En todo caso me costó un poco más la canción que escribí tras el recuerdo de la muerte de mis padres, que se llamaba "Aunque me está matando", que alguna que otra lágrima se me escapó, pero no se notó, o eso creo, y espero.

Al acabar Óscar me abrazó y me felicitó y esperamos a que David hiciera las mezclas y esperar a ver cómo quedaban. Y no es por ser egocéntrica, pero muy bien. Así que esta tarde antes del concierto mi gente tendría los dos nuevos temas subidos.

Le pedí a Óscar que me llevara a casa de nuevo para comer con Saúl y luego poder subir los temas. Una vez que llegamos a la puerta, me despedí de él, a la vez que quedé para esta noche para ir a la actuación, que esta vez no podría faltar.

Abrí la puerta y Saúl estaba tumbado en el sofá, viendo la televisión, pero creo que tardé yo más en abrir la puerta que él en levantarse, venir a mi lado, besarme y preguntarme cómo me había ido y que necesitaba escuchar esos temas ya.

Soy y seréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora