23. Luchar por vuestros sueños

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Poco a poco nos rodeamos de chicos y chicas esperando su turno para poder inmortalizar su momento junto a nosotros. Posamos encantados e intentando añadir humor a cada foto, pero sin estropearla y era muy agradable ver como la gente se iba a clase con una sonrisa en la cara tan temprano. Tocó el timbre y algunos estudiantes seguían esperando, agobiados porque no llegaban a su clase, pero creo que les agobiaba más que no llegara su turno. Al oír el timbre intentamos hacer el proceso más rápido para que no recibieran ninguna bronca de sus profesores por nuestra culpa.

Una vez que estuvo todo despejado nos adentramos en el instituto. El hall era enorme para acoger a muchos estudiantes antes de las clases. Miramos todas las puertas que había por allí y no encontrábamos la de dirección, donde se suponía que teníamos que ir para saber donde nos tocaba dar la charla. No nos hizo falta buscar mucho más, pues una señora de mediana edad que su aspecto daba a entender que tenía un cargo importante en aquel lugar:

-Buenos días, ¿Sois Cristian y Sarah, verdad?

-Sí -Respondimos los dos al unísono y nos acercamos, primero él y después yo, a darle dos besos en ambas mejillas a aquella mujer.

-Pues vamos a esperar a que bajen todos los alumnos al salón de actos y se posicionen, después entráis vosotros.

Como una avalancha empezaron a pasar adolescentes por delante de nosotros dirigiéndose hacia una puerta enorme, que se fue abriendo poco a poco dejando a la vista un montón de asientos y un gran escenario a lo lejos. La mujer que nos había pedido que esperáramos desapareció para guiar a los alumnos a sus asientos sin que armaran mucho jaleo, misión casi imposible la verdad.

Observamos desde la lejanía todo aquello, hasta que la mujer, que por lo que pudimos oír, era la directora, subió al centro del escenario y nos hizo una señal para que nos acercáramos. Fuimos por las escaleras a una velocidad normal, bajo la atenta mirada de todo el mundo hasta llegar a las correspondientes para subir al escenario. Al subirnos la mujer nos saludó de nuevo y se puso frente al micrófono dispuesta a hablar:

-Buenos días. Creo que la mayoría sabéis porqué hemos suspendido la primera clase del día. Pero para los que no lo sepan, anunciamos que era una charla sorpresa, con un motivo sorpresa. Y ahora ya os puedo decir que Cristian y Sarah, Cristian más conocido como Kaze, han venido a deciros unas cuantas cosas, así que adelante chicos, todo vuestro -Se empezaron a escuchar aplausos mientras que la directora se alejaba para tomar un sitio en la parte de los alumnos y nosotros nos acercábamos al micrófono que ella había utilizado segundos antes.

-Buenos días chicos -Al decir esto recibí una respuesta casi al unísono de todo aquel grupo.- Es extraño estar ante tanta gente para transmitir un mensaje, pero espero estar a la altura. Eso sí, no esperéis que Cristian lo esté, puesto que es más bajito -Se escucharon risas por parte del público.

-Como veis somos grandes amigos que se odian -Intervino Cristian con una sonrisa en su cara.

-Como iba a decir antes de que el tapón este me interrumpiera -Hice una pausa antes de seguir hablando.- Nosotros no somos ejemplo a seguir en muchas cosas. Ya que estamos en un instituto, no fuimos los mejores alumnos -Sonreímos y se escucharon algunas risas.- Tampoco somos los mejores músicos del planeta, ni siquiera de España. Pero si hay algo que cumplimos, es que hacemos lo que queremos, y luchamos por nuestro sueño. Puede salirnos mal o bien, pero nadie podrá decir que no lo hemos intentado.

-Y eso es lo que precisamente queremos transmitiros. No se trata de que copiéis mis dilatas, mi voz, mi ropa, o cualquier aspecto de Sarah. Se trata de que seáis vosotros mismos. Y estoy seguro de que todos tenéis algún ídolo, distinto, pero por alguna razón es vuestro ídolo. No tenéis que ser como él o ella, tenéis que tomarlos de ejemplo de superación y demostrarle al mundo que podéis con todo.

-Estamos hablando de esto porque tenéis muy cerca la elección de algo que va a marcar vuestro futuro. Y quizás alguna gente os pueda decir que no podéis tirar por un camino, que no os va a ir bien. O incluso vosotros mismos os ponéis la barrera para no fallar. Y sí, puede salir mal. Pero equivocarse es humano, algo que nos hace muy reales. Pero, ¿Y si sale bien? Es un motivo para demostrarle a la gente que los equivocados son ellos. Y algo más importante, seréis feliz haciendo algo que os llena.

-Para mí las trabas han sido múltiples hasta llegar a donde estoy, críticas por aquí, críticas por allá. Pero traté de luchar por lo que quería y lo he conseguido. De verdad, pensar bien todo, es vuestro futuro, condicionará vuestra vida para siempre. Os diré algo, cuando estéis solos en casa, cerrar los ojos y pensar en cómo queréis veros dentro de unos años, de corazón. Lo que penséis en ese momento, es vuestra verdadera vocación. Pensarlo bien, por favor.

-Os daría una charla sobre las carreras que hay y ese tipo de cosas, pero eso no nos concierne a nosotros. Tenéis gente mucho más cualificada para orientaros. Y de verdad, luchar por vuestros sueños, vuestra vocación, merece la pena.

-Muchas gracias por recibirnos. Espero que en unos años seáis gente de provecho, pero no por esta charla, por vuestra propia decisión.

La sala estalló en aplausos mientras bajábamos de aquel escenario y nos sentamos en unas sillas. La directora y otros cargos del instituto se subieron para explicar todo lo necesario a aquellos chicos. Nosotros mirábamos hacia la pantalla, aunque creo que tanto Cristian como yo no estábamos haciendo gran caso a aquello.

Agradecí enormemente que acabara aquella charla, no podía darme más sueño, poco más y me quedo allí tan dormida que no me despiertan ni a tortas. A la salida nos despidieron muy amablemente y fui hacia el coche con Cristian:

-Por cierto -Dije antes de que el silencio invadiera aquel habitáculo.- A mí me falta hacer un tema contigo. Y aparte tengo que grabar cosas en el estudio, ¿Qué te parece si primero escribimos y cuando podamos vamos a grabar?

-Por mí perfecto.

Cogió una libreta que llevaba en la parte trasera del coche, un bolígrafo, y nos pusimos a escribir a ver qué salía.

Soy y seréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora