16. ¿Mi trabajo?

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Los minutos pasaban y Cristian no daba señales de ninguna respuesta, aunque decidí no alterarme y ponerme a hacer otra cosa hasta que el WhatsApp me indicase que Cristian me había respondido. Mi mente tardó bastante en buscarme otra ocupación, pero justo cuando estaba dispuesta a hacer algo mi móvil sonó, y no fue un mensaje, si no una llamada, de Cristian:

-¿Ha dicho algo? ¿Le ha gustado? ¿Por qué no me llama?

-¿Qué te parece si te tranquilizas, me dejas hablar, y te cuento?

-Me parece buena idea..

-Mejor -Hizo una pausa.- Ha escuchado la canción, le gusta, pero por ser tú, no porque vaya para él. Y dice que mejor abras la puerta, que está ahí, y hablas con él -Al oír esto inmediatamente colgué y fui hacia la puerta.

Ahí estaba él. Tanto sus ojos como su rostro transmitían algo indescifrable. Una mezcla entre tristeza, desconcierto, dolor, rabia, pero a la vez era como si pudiera recibir mil golpes, que le era indiferente. Le hice un gesto para que pasara y así lo hizo:

-Ahora me puedes decir lo que nunca me has dicho, te escucho.

Le guié hacia el sofá antes de empezar mi discurso:

-No te conté esto porque no me parecía importante. Aquel chico que viste anoche, Juan, creo que ya te sonará de otra ocasión en la que los dos habéis discutido y no precisamente con palabras -Asintió y estaba dispuesto a hablar, pero finalmente dejó mi turno.- Lo conocí cuando estuve en la cárcel y luego seguimos en contacto. Digamos que nuestra relación fue un poco.. Extraña digamos -Su cara se torció levemente.- Digo relación como seres humanos que se relacionan, nada más allá de amistad. Poco a poco nos fuimos acercando, él iba a lo que iba y bueno, caí en sus brazos..

-¡Lo sabía, joder, lo sabía! ¿Y esto se supone que no tiene importancia?

-Saúl, no éramos nada, solo ex. Y creo que no tiene sentido que a un ex le cuente lo que hago o dejo de hacer.

 -Pff.. Ya.. Pero joder, duele..

-Al menos déjame terminar. Luego, sin motivo aparente, desapareció. Y ahí fue cuando me junté más contigo, no por su ausencia, si no por las circunstancias. Y durante el concierto lo vi, al acabar lo busqué y hablé con él. Parece ser que simplemente tuvo que irse obligado, no lo hizo por gusto, ¿Entenderás que no es mi culpa ni hay nada raro, no?

-Llevo todo la puta noche anterior y todo lo que llevamos de día llorando, ¿Me quieres explicar cómo cojones lo haces para al final convencerme? Me matas y me curas a la vez, es extrañísimo..

Sin una palabra más, al menos por el momento, nuestros labios se fundieron haciendo que olvidáramos el espacio y el tiempo por un buen rato. Pero mi móvil tenía que sonar:

-Perdona si soy un cotillo, me lo puedes decir, que lo tengo asumido, ¿Pero qué ha pasado con Saúl?

Puse el móvil en altavoz y le hice un gesto a Saúl para que hablara:

-¿En serio dudas de mí? Ya sabes que soy un puto amo y siempre lo soluciono todo.

-Pégale por creído Sarah -Le hice caso y le di un leve puñetazo en el brazo.

-Menos mal que no juego al baloncesto, si no ya no podría hacer deporte en un año, me ha jodido el brazo completamente, menuda bruta..

-Bueno tortolitos, ya veo que estáis bien, os dejo, y me alegro mucho eh -Colgó antes de que alguno pudiera decir algo.

Dejé el móvil en la mesa y mis ojos se cruzaban con los suyos, proporcionando una paz interior y exterior bestial. Pero pude apreciar cómo una sonrisa asomaba por su boca, y no era simplemente de felicidad:

Soy y seréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora