25. ¿Y qué va a ser de ti?

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Las bromas aparecían en aquel coche a cada segundo, y lo agradecía, me hacía olvidar el miedo que, aunque no lo exteriorizara, tenía de ir a aquel lugar.

-Flashback-

-Tenemos que hablar.. -Sus ojos negros se clavaban en los míos mostrando miedo.

-Sabes el miedo que me da esa frase, pero tú dirás.

-Mis padres me obligan a mudarme con ellos.. -Por un momento dejó de mirarme y comenzó a mirar el suelo tras ver que una lágrima asomaba por uno de sus ojos.

-¿Y qué pasa con lo nuestro..? -Mi voz se quebraba.

A mis apenas 15 años, aquel chico había despertado en mí sentimientos que no imaginaba que existieran:

-Tranquila -Levantó su mirada y posó una de sus manos en mi mejilla, acariciándola, intentando calmarme, transmitirme toda la tranquilidad que él no tenía.- Habrá otros chicos en tu vida, y aparte, te dejo en buena compañía, ya sabes que nuestro grupo te va a cuidar todo lo que necesites.

-¿Y qué va a ser de ti? -Apenas lograba articular alguna palabra.

-Me asaré de calor en Murcia, pero estaré bien -Forzó una sonrisa.

-¿Te vas a Murcia? Joder, ¿No podía ser un poco más cerca?

-Se ve que no, ya sabes que mi padre es de allí y quiere volver a sus orígenes. Pero vendré a verte eh.

-Y yo en cuanto pueda iré allí, no lo dudes.

Nos levantamos del banco que habíamos cogido y nos abrazamos como si no nos fuéramos a volver a ver, que en efecto, así fue.

-Fin del flashback-

-Tierra llamando a Sarah.. -Aquellas palabras muy cerca de mi oído me hicieron regresar a la realidad.

-¿Qué pasa? -Dije intentando disimular que estaba tan distraída que podía haberme pasado un camión por encima y no enterarme.

-Que te estamos hablando y pasas de nosotros como de la mierda.. -Volvió a intervenir Óscar.

-Estaba en mi mundo.

-Pues deja tu mundo y vuelve a este, que si estás pensando en hacer cosas que no debes con Saúl lo tienes delante, paramos, nosotros nos damos una vuelta y hacéis lo que queráis -Esta vez fue Cristian el que habló.

-Pero yo después atrás no me siento.. -Óscar dijo esto con tal cara de asco ante la cual nos reímos todos.

-Nos tratáis como si fuéramos ninfómanos, de verdad.. -El tono de ofensa que fingió Saúl provocó de nuevo nuestra risa.

El resto del trayecto siguió entre bromas, como de costumbre. Excepto con una diferencia, yo apenas intervenía, tan solo lo justo para no levantar sospechas de que algo pasaba por mi cabeza, y no tenía nada que ver con lo que ellos imaginaban.

Llegamos de noche, por lo tanto nos fuimos al hotel, reventados. Teníamos dos habitaciones, una para Saúl y para mí, con cama doble. Y otra para Óscar y Cristian. Lo último también fue motivo de burla dentro del coche. Nada más despedirnos de ellos y entrar en la habitación, mi móvil sonó, era Teresa:

-Buenas Sarah, ¿Cómo ha ido el viaje? ¿Habéis llegado ya? ¿Has conseguido aguantar a esos 3 personajes tanto tiempo?

Me reí ante su último comentario antes de responder:

-Ya sabes que puedo con todo, y aparte, tampoco son tan insoportables. Acabamos de llegar al hotel, creo que ahora dormiremos un poco.

-¿Dormir? ¿Con Saúl? Lo dudo mucho -Las dos reímos a la vez.

-Sí, que estamos cansadísimos los dos.

-Pero en eso no influye el cansancio -Añadió con un tono burlón.- Pero bueno, os dejo dormir o lo que sea que queráis hacer. Buenas noches, y dale las buenas noches de mi parte al resto.

-Buenas noches Teresa, y gracias por llamar -Tras decir esto colgué.

Dejé el móvil encima de la mesilla y cuando quise mirar al que iba a ser mi compañero de cama durante esa noche, pude ver a un Saúl con los ojos cerrados y disfrutando de un gran sueño. No quería perturbarle, así que me tumbé con mucho cuidado, le di un leve beso en la mejilla y me dispuse a dormir, algo que no tardé mucho tiempo en lograr.

La noche se me hizo muy corta, al menos me pareció que según me estaba acostando alguien se estaba ganando morir, pues nos habían tirando un cubo de agua helada encima, y pude abrir los ojos lo justo para ver que el autor no había sido Saúl:

-¡Despertar ya marmotas! -La voz no podía ser otra que la de Óscar y de fondo se oía la risa de Cristian.

-¿Pero qué clase de salvajes sois vosotros que no sabéis despertar a la gente como personas civilizadas? -Dijo Saúl con un tono que mezclaba el sueño que debía tener y algo de molestia por haberse despertado de esa forma, pero era un enfado momentáneo.

-Unos -Dijeron Óscar y Cristian entre risas antes de salir corriendo de la habitación.

Tras ver su escapatoria Saúl y yo nos mirábamos, transmitiéndonos la misma paz que de costumbre, como si no estuviéramos empapados de agua, al igual que la cama, y como si hace unos segundos no estuviéramos durmiendo:

-Si fueran otras circunstancias, diría que me ha encantado despertarme y verte tan mojada -Tras decir esto acercó sus labios a los míos y me dio un beso en el que opté por cerrar los ojos para sentirlo mejor.

Aquellas palabras claramente no eran bonitas, pero no sé, quizás la dulzura de su voz, la sensación que me producía el roce de su piel con la mía, hacía que cualquier conjunto de palabras que saliera de su boca era como si me entregara el cielo con palabras, algo que después también demostraba con hechos.

Tras un rato en el que el cariño se desbordaba, conseguimos salir de la cama e irnos a la ducha. Habríamos seguido entre aquellas paredes con un buen arrebato de pasión, pero alguien se había encargado de llamar en ese preciso instante y fastidiar el momento. Me duché lo más rápido que pude para salir con una simple toalla que me cubriera lo necesario y poder devolver la llamada al autor. Al segundo tono alguien respondió.

Soy y seréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora