3- El ataque

341 43 0
                                    

La influencia de Win fue determinante para la Dama. Aunque la elfina era una sirvienta que tenía mucho menor rango e importancia que los magos que la visitaban, pronto la niña comenzó a verla de otra manera.

Para empezar, la elfina se preocupaba sinceramente por ella, y era la única que le preguntaba cómo se sentía, y mostraba compasión cuando regresaba herida de sus entrenamientos con Vóldemort.

La elfina curaba sus heridas con delicadeza, y le preparaba un baño para que la niña pudiese recuperar el calor, mientras le peinaba el pelo lenta y suavemente. Y siempre, sin excepción, la abrazaba antes de ir a dormir.

De todos los seres que rodeaban a la Dama, Win era la única que la veía y la consolaba en sus momentos más vulnerables.

Win nunca la juzgaba o insultaba, y jamás le hizo daño. La elfina siempre era dulce y paciente, y procuraba protegerla de cualquier cosa que le pudiese causar dolor o incomodidad. Y cuando nadie las miraba, Win era la única que hablaba con ella, de cosas que iban más allá de la magia y los entrenamientos.

Solamente Win se dio cuenta de los cambios que la Dama experimentaba según crecía, y se encargó de ofrecer explicaciones y consejos.

Win fue la primera en enterarse de cuando la joven Dama manchó su ropa interior de sangre. También se percató de las nuevas formas del cuerpo de la niña, y le proporcionó ropa adecuada para ello. Y así, poco a poco, Win se convirtió en su única amiga y consejera, llegando a ser lo más parecido a una figura materna para ella.

***

La Dama bullía de rabia por dentro. Sabía que no debía tomar partido y castigar abiertamente a sus mortífagos, pero odiaba que los Carrows actuasen de esa manera a sus espaldas, sin pedir siquiera permiso para ello.

Además ¿cómo iban a conseguir la colaboración de los alumnos si les maltrataban? Bastante difícil era mantener la tensa tregua con los profesores, sin contar con lo agotador que era controlar mentalmente todos sus movimientos.

Podía sentir cómo Dumbledore y McGonagall luchaban contra su hechizo de control con uñas y dientes, y no podía permitirse distracciones.

Cada día le costaba más mantener el hechizo intacto, y estaba llegando al punto de centrar toda su energía y recursos en ello, descuidando otras cosas.

La Dama deseó que su señor le hubiese adjudicado a otros mortífagos más sensatos, pero poco podía hacer, aparte de intentar que la situación no se descontrolase. Al menos, esperaba que Amycus hubiese aprendido la lección y no se atreviese a torturar a los alumnos nunca más.

***

Cuando terminaron de preparar el despacho de Amycus, los miembros del Ejercito de Dumbledore se dirigieron a las habitaciones de la Dama.

Habían esbozado varios planes en caso de encontrarse a algún profesor o alumno de Slytherin, pero no les hizo falta. Parecía que nadie en Hogwarts quería acercarse a ese pasillo, a menos que no tuviesen otra opción.

A pesar de todo, tenían que darse mucha prisa, para terminar antes de que ella regresase. Además, debían ir con mucho cuidado, ya que imaginaban que la bruja habría protegido sus aposentos con una gran cantidad de encantamientos y maldiciones.

Hermione trató de disuadirles, diciendo que no debían hacerlo, y enumerando los distintos castigos y repercusiones que les esperaban si les descubrían, pero nadie la escuchó. Al final, frustrada, no pudo hacer más que gritar a sus compañeros mientras se alejaban por el pasillo.

La Dama oscura (Severus x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora