16- Decisiones arriesgadas

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El olor a sangre invadió su nariz. Sus manos se encogieron al tocar el suelo pegajoso. Ginny no lo pudo evitar, el olor y la cercanía de la sangre la pusieron enferma. Ginny se encogió sobre sí misma y vomitó ruidosamente. Su cuerpo se estremeció, luchando contra el asco. Ni siquiera Hermione fue capaz de decir nada.

–¿Qué estás haciendo? –unas manos crueles tiraron de su pelo de forma violenta, obligándola a mirar hacia arriba–. ¡Lo has estropeado todo! Niña inútil –Ginny pudo ver que parte de su vómito había caído sobre la bañera de sangre.

Fretzu la apartó violentamente, y ella se acurrucó contra la pared, asustada.

"No hay salida. No veo más puertas."

–Hay que empezar de nuevo –se lamentó la criatura. Abrió una llave, y la piscina comenzó a vaciarse lentamente, haciendo un ruido de succión nauseabundo–. Tú serás la primera en llenarla, bruja.

Muy enfadado, Fretzu abandonó la habitación. Ginny se quedó temblando, observando cómo la sangre descendía poco a poco, dejando regueros rojos en las paredes ¿cuántas chicas habían muerto para llenar esa bañera?

"No pierdas la calma. Te han dejado sola."

–¿Cómo puedes estar tan tranquila?

"No tengo cuerpo. No puedo sentir emociones."

–Entonces, permite que me asuste por las dos –Ginny miró a su alrededor, fijándose en los grilletes que colgaban del techo, y en los instrumentos afilados que descansaban sobre la mesa–. ¿Qué son estas criaturas? ¿Vampiros?

"No se parecen a los vampiros que he estudiado. Diría que son demonios. Necesitan sangre humana para poder sobrevivir en nuestro mundo."

–¿Y la mujer de la que hablan?

"No lo sé, pero seguro que es su líder."

–Hermione, mira –Ginny señaló una zona del suelo cercana a la puerta. El peluche de Eily yacía tirado sobre una mancha de sangre–. Pobre niña, le han quitado lo único que tenía.

"No te muevas."

Un movimiento dentro de la bañera atrajo la atención de Ginny. Ahora que la tina estaba vacía, se podía ver el fondo pegajoso, en el que se abrían varios desagües. De la boca de uno de ellos, se asomaba la cabeza de una serpiente.

***

La última carta estaba tardando más de lo habitual en llegar, y Severus se estaba poniendo nervioso. Le había dado la impresión de que Hellen volvía a estar deprimida, y no sabía qué hacer.

No podía escaparse en mitad del curso escolar para viajar a Hawái, y tampoco se atrevía a llamar a Win, temiendo que el repentino silencio se debiese a que estaban siendo espiados.

Dumbledore tenía ojos en todas partes, y Severus había establecido cuatro lugares diferentes para reunirse con la elfina sin levantar sospechas, pero incluso eso podía ser insuficiente.

Un día recibió una nota mediante una lechuza. El pergamino tan sólo tenía una línea manuscrita, indicando una dirección en Londres. A pesar de su curiosidad, Severus tomó todas las precauciones posibles para llegar al lugar, incluyendo la utilización de diversos medios de transporte muggles.

Cuando finalmente llamó a la puerta, se quedó de piedra al ver a Hellen al otro lado.

–¿Qué estás haciendo aquí? ¿Has perdido la cabeza? –preguntó, con más brusquedad de la que pretendía. La sonrisa de la mujer se borró, siendo sustituida por una expresión de inseguridad.

La Dama oscura (Severus x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora