4- Planes de libertad

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Algo cambió en la Dama la primera vez que vio a Regulus Black. Ella tenía quince años, y no era el primer joven mortífago al que conocía, pero hubo algo en su sonrisa, sus ojos, y su pelo oscuro y ondulado que hizo que fuese incapaz de olvidarlo.

La Dama se sentía confusa ante los efectos que Regulus provocaba en ella. Su cuerpo reaccionaba de una forma extraña cuando él estaba cerca: su estómago se contraía como si tuviese vértigo, su respiración se aceleraba, y notaba un curioso cosquilleo por debajo de la cintura que la dejaba confundida.

Quería que él la mirase, y que fuese consciente de su presencia, pero por alguna razón, cada vez que tenía la oportunidad de acercarse a él, su boca se secaba y era incapaz de hablar.

Tan sólo era capaz de mirarle con anhelo, como si fuese alguien a quien hubiese estado esperando toda su vida. Cuando Regulus no estaba, su mente pensaba en él todo el tiempo, recordando el sonido se su voz, imaginando que la sonreía.

Lord Vóldemort se dio cuenta de que algo había cambiado en ella, pues aún seguía unido a su mente, controlándola, pero en su afán por olvidar todo lo que le hacía humano, no comprendía a qué se debía el súbito huracán de emociones que inundaban a la Dama.

Sin embargo, imaginó que ese repentino cambio podía suponer un peligro, especialmente si su heredera se veía influenciada por otras personas que no fuesen él. Y en su afán por controlarla y vigilarla, le impuso una nueva acompañante.

La viuda Nox era una bruja mayor, austera y estricta, y estaba encargada de supervisar todos sus movimientos, especialmente, cuando alguien se acercaba a ella. De forma adicional, la viuda Nox también tenía como cometido instruirla en temas de educación femenina, pero su mentalidad era tradicional y cerrada de miras, y sus consejos se limitaban a repetir de diferentes maneras lo deshonroso que era estar a solas en compañía masculina.

Pero como siempre, Win se había adelantado a los acontecimientos, y fiel a su costumbre, le había proporcionado a su señora diversos libros didácticos que hablaban del cuerpo femenino, y novelas que abrieron su imaginación hacia los aspectos más íntimos del amor.

Y por eso, la Dama atendía a los sermones de la viuda Nox asintiendo en silencio, pero con la cabeza puesta en otra parte, recordando los pasajes favoritos de sus novelas, e imaginando lo que podría hacer con Regulus si él consintiera en ello.

Pero para su desgracia, no le volvió a ver. Vóldemort se encargó de que ningún joven mortífago se acercase a ella sin supervisión, y la mantuvo encerrada la mayor parte del tiempo, siempre vigilada.

Varios meses después, la Dama recibió la noticia de que Regulus había muerto, y la Dama, por primera vez, lloró desolada en la soledad de su habitación, sintiendo que había perdido algo muy importante.

***

–Fue Potter. Él y sus amigos estaban allí –Draco repitió eso, una y otra vez, a todo aquel que quiso escucharle.

Se lo dijo a Snape, a McGonagall y a Dumbledore. Por primera vez en su vida, no le movía el afán de venganza, sino el miedo producido al ver la expresión en la cara de su madre al encontrar medio muerta a la persona a la que supuestamente debía proteger.

Narcissa corroboró la versión de su hijo cuando Dumbledore la interrogó a solas. Su voz temblorosa y su expresión de pavor absoluto le revelaron al director que decía la verdad.

–No sé si fueron ellos o no –susurró–. Pero estaban allí, y la Dama se detuvo para hablar con Potter.

–¿Qué le dijo?

La Dama oscura (Severus x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora