Los hermanos Potter y la orden del Fénix.

Capitulo 4: Llegan al rescate.

—Día 235 desde el encierro—Murmura Matt a sus audífonos—Estoy aburrido.

—Matt solo ha pasado menos tres dias—Dijo Harry.

—Arruinas la diversión—Matt bufa abriendo el libro llamado las pruebas de Apolo.

—¿Algún plan?

—Sólo nos queda confiar en Dumbledore y compañía.

—Me enojado mucho que nos traten como niños traviesos—Harry se queja—'No hagan nada ', 'Quédense en casa'. No hicimos nada malo.

Tanta es la frustración de Harry que golpeó una pared con sus dos manos tan bruscamente que la foto de sus padres se cayo al suelo.

—¡¡OYE!!—Matt lo regaña tomando la foto del suelo—¡¡No dañes lo poco que tenemos de ellos!!

—Perdón Matt—Harry suspiró recuperando la compostura.

Matt coloca la foto en la mesita de noche a lado de la litera, esa foto de James y Lily que se mueve con ellos dos sonrientes y bailando.

—Harry tienes que entender qué estamos en una posición delicada, hay mortífagos infiltrados en el ministerio —Matt le recuerda—Sí también estoy molesto de que hagan planes sin consultarnos. Primero alguien nos envía no uno ni dos sino tres dementores, luego la señora Figg y Mundungus son espías encargados de vigilarnos, estamos siendo expulsados de Hogwarts y creo que tendremos una especie de juicio en el ministerio de Magia.

—Y a pesar de todo eso nadie nos dice lo que está pasando—Harry volvió a quejarse sentándose en la litera de abajo—¡¿Que crees que significa el vociferador que recibió tía?!

—No lo sé pero parecía cómo si la estuvieran amenazando—Dijo Matt—Pero no vale la pena repetir y pensar lo mismo, Ya han pasado tres días y nada que Hedwig no llega.

Hace unos días cuando ocurrió el incidente de los dementores, los Potter escribieron unas cartas para Sirius, Remus, Ron y Hermione con Hedwig pero basta ahora nada que regresa.

—Voy a morirme del aburrimiento —Confiesa Matt enterrando su cabeza en su nuevo libro.

—Bueno al menos tengo que leer —Harry suspira y toma el libro el Ladrón del rayo y comienza a leerlo para tratar de comprender a Matt con su fascinación con Percy Jackson.

La cuarta noche después de la partida de Hedwig, Harry estaba tendido en la
cama de su litera, mientras lee El ladrón del rayo, no lo admite en voz alta pero la trama sí es interesante. Estaba en la parte en la que Percy, Anna y Grover están en el jardín de la tía Eme cuando Vernon entró en la habitación. Harry giró despacio la cabeza mirándolo y guardando el libro.

—¡¿Que pasa tío?!—Matt le pregunta dejando a un lado el libro que está leyendo.

Tío Vernon lleva puesto su mejor traje y la expresión de su rostro era de inmensa suficiencia.

—Salimos —Anunció.

—¿Cómo dices?—Matt cuestiona.

—Que nosotros, es decir, tu tía, Dudley y yo, salimos.

—Muy bien —Respondió Harry sin ánimo, y volvió a mirar el libro.

—Prohibido salir de la habitación hasta que volvamos.

—Vale—Dijo Matt volviendo también a su lectura.

—Prohibido tocar el televisor, el equipo de música o cualquier otra cosa.

—De acuerdo—Harry responde esta vez.

—Prohibido robar comida de la nevera.

—Entendido—Dijo Matt aunque con lo hambriento que es de seguro desobedece esa orden.