Aíra caminaba apurada por los pasillos de la academia Yancy. Estaba sola, o al menos eso aparentaba. Era de noche así que la mayoría de los estudiantes estaban durmiendo. Si la llegaban a encontrar a esas horas posiblemente la volverían a suspender.Esa noche se había despertado con la sensación de ser observaba, además de haber tenido un muy extraño sueño. En su sueño había visto a un viejo amigo que conoció en uno de los viajes de trabajo al que fue con su padre. Este estaba bajo un puente acurrucado entre unas cobijas. Sus largos rizos rubios caían por su cara y sus facciones estaban relajadas. Hacia mucho no sabía de él y tampoco tenía como comunicarse con este. El sueño se sintió tan real que intento acercarse a él pero de un momento a otro el suelo a sus pies se destruyó y esta cayó al vacío. Mientras caía sentía miles de miradas en ella, pero nada se acercaba. Cuando iba a estamparse contra el suelo, se despertó de golpe y terminó cayendo sonoramente de su cama recibiendo un fuerte golpe en la cabeza.
-Demonios...-soltó Aíra sobando la parte posterior de su cabeza. Estaba empapada en sudor y con el corazón latiendo con fuerza. Por si fuera poco, seguía teniendo la sensación de ser observada.
Cuando alzo la vista hacia la ventana, visualizo a una extraña mujer mirándola fijamente. En cuanto sus miradas se encontraron, aquella mujer extraña desapareció. Lo que más llamo la atención de Aíra fue el hecho de que su piel era de un tono verdoso...
Rápidamente salió de su habitación dispuesta a buscar a algún adulto. De seguro Nancy y sus amigos le querían jugar una mala broma. Ya estaba cansada de esas cosas.
Mientras más caminaba, más era el temor que le entraba. Estaba cerca de la oficina del señor Bruner... Se detuvo de golpe cuando sintió una corriente fría por su nuca. Cuando volteó se encontró con aquella mujer que estaba en su ventana hace unos minutos.
—Tienes sangre de los tres grandes en tus venas.- dijo esa cosa de tono verdoso. La mente de Aíra empezó a indagar en su aspecto y según lo que había visto en las clases del señor Bruner y su padre. Esa cosa era una dracanae, pero... ¿como era eso siquiera posible?
-Serás un buen manjar.-dijo relamiendo sus labios con una sonrisa.- Te he observado y a ese amiguito tuyo. Cuando acabe contigo, iré por el...-dijo acercándose a Aíra de golpe.
La chica cayó al suelo y la dracanae pasó casi rozando su rostro.
-¿De que demonios me hablas?.-dijo Aíra aterrada cuando esa cosa se volteó a verla y gruñir.-¡Aléjate de mi!-grito con desesperación y por impulso cuando la dracanae se dispuso a volver a atacarla, pero fue detenida por una barrera de color verde que rodeaba a la chica la cual miraba confundida a su alrededor. La dracanae reconoció el símbolo que se posaba en el centro de la barrera y salió corriendo de ese lugar sin mirar atrás.
Aíra estaba más confundida que antes. Se encontraba sentada en el suelo apoyada en sus manos, mirando como esa cosa se iba corriendo por el pasillo oscuro y aquel manto que la envolvía desaparecía.
Sus párpados empezaron a pesarle. Pudo escuchar a duras penas un cántico de flauta y cuando intentó enfocar mejor su vista, lo que pudo visualizar fueron unas pezuñas acercarse a ella antes de caer completamente rendida en el suelo.
-Quiron esto es malo... esto es muy malo...-dijo el chico.-tenemos que llevarlos al campamento.-Grover se encontraba arrodillado en el suelo con su amiga inconsciente en sus brazos. En su tono de voz se notaba la preocupación.
-No hay duda... tendré que hablar con su padre.-dijo el hombre rascándose la cabeza.-Si llegara a desaparecer de pronto... sería un problema tener al FBI pisándonos los talones.
-Es una mestiza poderosa, de no ser por esa barrera que se activó cuando estuvo en peligro...-miro a su amiga con pena y luego volteó a ver a su maestro.- ¿Que rayos fue esa barrera? Tenía el símbolo de Hécate señor, será ella...
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𝑭𝒂𝒊𝒓𝒚𝒕𝒂𝒍𝒆 - 𝑷𝒆𝒓𝒄𝒚 𝑱𝒂𝒄𝒌𝒔𝒐𝒏 [𝟏]
ФанфикAira Andromeda Reid tenía una vida... complicada pero relativamente normal. De un día para otro toda su vida dio un giro de 360 grados... ¿Una hija prohibida? Una verdad que acaba de descubrir junto a su mejor amigo Percy Jackson... Dos reconocimien...