«Prologo»

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"A forbidden daughter"

Los hijos e hijas nacidos de los tres grandes dioses del Olimpo han sido prohibidos

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Los hijos e hijas nacidos de los tres grandes dioses del Olimpo han sido prohibidos. La existencia de estos niños era demasiado peligrosa para existir... Pero el verdadero motivo de realizar este pacto, fue para evitar aquella profecía que puso nervioso al Olimpo...

Nacida de uno de estos dioses, poco antes de que el pacto se efectuara. Aíra Andromeda de tan solo unos meses de nacida. Fue llevada a un lugar desconocido por su propio padre. Esto para ocultar su existencia. Si sus hermanos la encontraban justo ahora... tan indefensa. No lo dudarían, en cuanto se hiciera el pacto la mandarían a asesinar.

El mejor lugar para dejarla era ese. Al menos por un tiempo. La dejo con dos hermanos que estaban encantados con la bebé. Tenía una piel pálida, unos ojos negros, que a menudo algunas personas del lugar, podían ver que estos cambiaban de color, algo sumamente extraño y unos ojos difícil de olvidar una vez encuentras su mirada. Su pelo era negro con pequeñas ondulaciones. Era una bebé encantadora.

Pero no duro mucho tiempo ahí. Alrededor de 7 días en los cuales la pequeña estuvo con aquellos niños de 14 y 11 años que jugaban y estaban con ella todo el tiempo. Un señor alto con traje y de aspecto amenazante fue a recoger a la bebé. Los hermanos que la cuidaron no quisieron dejarla, se habían encariñado, pero tuvieron que ceder. Con la esperanza de volver a cruzar caminos con ella algún día. Jamás olvidarían sus ojos, son el recuerdo de que ella existe y no fue una imaginación o alucinación de ellos.

Aíra se encontraba en un asiento de bebé, en la parte trasera del auto lujoso que conducía aquel hombre de traje.

Al pasar las horas. La pequeña quedó dormida en su lugar. Cuando llegaron al destino, el hombre cargó con la silla para bebé y se encaminó a un edificio, justo al frente de donde se había estacionado.

Eran al rededor de las tres y media de la madrugada cuando este hombre tocó la puerta de un apartamento, y como era de esperar, nadie respondió.

Volvió a tocar y cuando escuchó movimientos al otro lado de la puerta. Dejo a la bebé en la puerta y desapareció

Aquel hombre que abrió la puerta se veía sumamente agotado, como si llevara más de dos días sin dormir por el trabajo. Bajo la vista y se encontró con la pequeña dormida en su asiento de bebé y una carta encima de ella.

El hombre miró a todos lados buscando alguna señal de quien la había dejado ahí. Incluso salió de su apartamento para observar por las escaleras pero no vio a nadie... se acercó a la pequeña y se arrodilló frente a ella tomando la carta.

"Aíra Andromeda. Cuida de mi hija hasta que esté lista para el futuro. No será tarea fácil."

El hombre de complexión física delgada y con el cabello a la altura de sus hombros recogido en un moño. Se acercó a la pequeña con cautela como si estuviera cuestionándose que sería lo mejor que podía hacer.

La tomó en brazos y cerró la puerta. El hombre que la trajo seguía ahí. Observando pero sin ser detectado.

-Tu... serás tu.-dijo aquel sujeto en un susurro y se desvaneció.

El hombre con la bebé no tenía la menor idea de cómo tratar con ella, pero hizo lo que pudo ya que minutos después de cargarla, esta empezó a llorar.

Busco en todos los libros de maternidad que tenía, hasta que logró dormir a la pequeña. Colocó varias almohadas alrededor de ella como barreras para que no se cayera de la cama.

-¿Debería llevarla a un sitio de adopción?-se cuestionó el joven.- No, Spencer, obvio no, en esos lugares casi nunca adoptan niños...

La cabeza de Spencer empezó a divagar, buscando una solución, hasta que no le quedó de otra más que llamar a alguien de confianza.

-J.J. Tengo un problema...-dijo cuando la persona contestó su llamada al décimo intento.

Paso alrededor de una hora de que hizo esa llamada, y su mejor amiga llegó a su casa.

-Oye Spencer... cuando dijiste "tengo un problema" te juro que imagine todo tipo de cosas... -la rubia mira a la pequeña que se estaba despertando.-¡Menos esto!

-No grites, hará daño a la audición de la niña.-dijo Spencer haciéndole señas con las manos para que baje la voz.- Según un estudio, los oídos de los bebés y recién nacidos, son mucho más sensibles al ruido. Por lo cual, los gritos o ruidos fuertes podrían causarle un severo daño a su audición.-soltó tanta información en menos de un minuto que aturdió por unos segundos a su amiga la cual suspiro acostumbrada.

-¿Cuando leíste eso...?

-Hace 29 minutos y 30 segundos. Justo 15 minutos y 49 segundos antes de que llegarás.-respondió Spencer.

J.J. Tomo a la bebé en sus brazos, cuando está se revolvía en la cama inquieta.

-Tiene que tener algunos 4 meses... incluso menos creo. -Le dijo Spencer a la mujer mientras dirigía su mirada a la más pequeña.

-¿Sabes quienes son sus padres?

-Nada.-dijo Spencer suspirando.- Hablé con Penelope antes de que llegaras , para que me ayudará a ver las cámaras de seguridad pero nada... es como si nadie hubiera entrado y dejado a la Bebe.

-¿Tiene un nombre al menos??

Spencer recordó la carta que venía con la bebé, la busco en su escritorio y la leyó en voz alta.

-Aíra Andromeda.- Spencer se tomó unos minutos antes de volver a decir algo. Agradeció que J.J. Lo entendiera y le diera tiempo de pensar.- Quiero... quiero adoptarla.- Esa declaración tomó desprevenida a la mujer.

-Aíra Andromeda Reid...-dijo la mujer viendo a la bebé.- ¿Estas seguro de esto? Es una gran responsabilidad...

-No puedo solo dejarla a su suerte en un orfanato. Según las estadísticas, el año pasado a nivel mundial sólo se adoptaron alrededor de 20 bebés.-empezó a divagar el hombre en voz alta caminando de un lado a otro.

-Spencer...

-Lo pensé mucho mientras te esperaba. En realidad desde que leí la carta supe que debía hacer esto. Además seguro ya se acostumbró a estar aquí.- su amiga trato de llamarlo por su nombre varias veces pero este seguía hablando sin parar.-Lo mejor sería proceder por lo legal. Debería comprar una casa más grande, ya que tener un bebé en mi departamento no sería lo mejor del mundo. Buscare en lugares seguros con altos niveles de seguridad y que la delincuencia sea mínima-

-¡Spencer!- le llamó su amiga por fin captando su atención.- Cálmate, escucha. Un bebé es una responsabilidad muy importante, si quieres hacer esto, tienes todo mi apoyo. Pero te digo que debes de pensarlo bastante bien...-le aconsejo Jennifer.

Spencer miró a Jennifer unos segundos. Tomó a la bebe de los brazos de la mujer. La bebé ya estaba más tranquila en su presencia, así que se abrazó al hombre mientras este sonreía. Volvió a mirar a su amiga con una mirada iluminada y una sonrisa.

-Aíra Andromeda Reid... me gusta el nombre.

𝑭𝒂𝒊𝒓𝒚𝒕𝒂𝒍𝒆 - 𝑷𝒆𝒓𝒄𝒚 𝑱𝒂𝒄𝒌𝒔𝒐𝒏 [𝟏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora