30. Juntos

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"Nos es más fácil imaginar nuestra propia muerte que la muerte de alguien a quien amamos."


Leí una vez.

Y ahora, mientras me alejo de este lugar, donde descansan dos personas que amé con todo mi corazón, lo entiendo.

Volteo a ver a Mew solo unos segundos, él está con esa expresión que me hace saber que a pesar de estar en silencio está dándome apoyo.

Clavo mi vista en la ventana, tratando de encontrar ese algo que me haga distraerme de lo que ahora pasa, algo que me haga olvidar el dolor que me está quemando el pecho.

Recuerdo aquel día en que Nana llegó por mi a la escuela porque mi madre había tenido un accidente. La muerte de mi madre llegó de repente, fue un golpe que me doblegó por completo, el fin de mi mundo.... Yo era muy pequeño pero lo recuerdo perfecto, cuando ví bajar aquel ataúd con el cuerpo de mi madre dentro, lo supe, ella no iba a volver. Los días siguientes pasaron más lentos de lo normal o, tal vez, solo era mi dolor que no me dejaba avanzar. Ya no tenía a nadie con quién jugar, nadie que leyera un cuento para mí antes de ir a dormir, nadie que me arropara a la hora de ir a la cama, nadie que me despertara con un beso por las mañanas, ya no quedaba nadie que me quisiera de verdad.

Hasta que encontré a Malai, recuerdo perfectamente el día que la conocí, estaba tan asustada. Sus ojos iban en todas direcciones, sus manos protegían con fuerza el abultado vientre que apenas era visible a causa de su ropa holgada y sus pies descalzos, mientras su ojo izquierdo era adornado por un gran moretón.

Nadie te hará daño jamás, ni a ti ni a ese bebé que llevas dentro. Recuerdo haberle dicho en cuanto la subí a la camioneta.

- Pequeño... Pequeño... - escucho los leves susurros de Mew a lo lejos -

- ¿Llegamos tan rápido? - le pregunto, volviendo en mi -

- De hecho, llegamos hace 10 minutos. - dice sonriendo mientras rasca la parte trasera de su cabeza - Estabas demasiado concentrado viendo por la ventana y no quise molestarte.

- Oh Mew... - le digo, mientras me acerco para depositarle un rápido beso en la mejilla - Es mejor que entremos, aún es muy temprano y estoy seguro de que no has desayunado.

Bajamos del auto al mismo tiempo, siendo seguido por Mew coloco la llave en la puerta para poder entrar, nos quitamos los zapatos para dejarlos a un lado de esta misma y me dirijo rápido a la cocina para preparar algo de comer.

- ¿En dónde están tu nana y la niña? - pregunta Mew en cuanto entra a la cocina -

- Ellas están en mi casa principal, donde vivíamos con Malai, las he ido a ver antes de ir al cementerio. - le explico mientras revuelvo los huevos antes de vaciarlos en el sartén - Suelo quedarme allí la mayoría del tiempo, solo en las noches en las que no puedo dormir es cuando vengo aquí.

- Entiendo... - dice despacio -

Luego de 10 minutos el desayuno está listo, comemos en total silencio, tengo tanto que decirle, tanto que explicarle que ni siquiera sé por dónde empezar.

- Gulf... Quiero preguntarte algo... - dice con temor, y eso me duele, sé lo mal que me comporté con él desde que nos volvimos a ver -

- Todo lo que quieras, pero primero, iré a darme una ducha. - digo levantándome de la silla - Vuelvo enseguida, puedes sentarte en el sofá de la sala, para que estés más cómodo. - le sugiero, mientras salgo de la cocina -

Me dirijo hacía mi cuarto, tomando mi pijama y la toalla de baño. Con lentitud entro a la gran tina, relajando mi cuerpo mientras el agua caliente corre por mi piel.

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