Descubierto

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Las largas pestañas se movieron con fuerza en los parpadeos pesados que anunciaban que Sasuke estaba regresando del mundo de los sueños.

–¿Cómo te sientes?– fue lo primero que soltó al verlo bien despierto, provocando un sonrojo en Sasuke al sentir la mirada clavada en él.

–B-bien– respondió desviando la vista.

Naruto sacudió su cabeza, no queriendo atormentarse con preguntas de más.

–Vamos, te llevaré a casa– le pasó un cambio de ropa que su padre se había tomado la molestia en llevarle, ya que unos momentos atrás ambos se habían ensuciado la ropa de vómito.

–¿Casa?– preguntó enderezándose del delgado colchón.

–Si, a tu casa– especificó.

–¡¿A mi casa?!– gritó horrorizado.

–¿Qué pasa?– preguntó extrañado por esa reacción tan exagerada.

–Bueno, no, yo... no he arreglado y no quiero recibirte con todo un desorden, tú mereces la excelencia y no tengo ninguna comida preparada y la primera vez que fueras yo quería que fuera algo especial pero si es de repente no...– calló de golpe, pegando un brinco  y cerrando los labios con fuerza al sentir la tibia mano acariciar su mejilla, enrojeciendo furiosamente.

Eso lo tomó por sorpresa. En todo ese tiempo Naruto había evitado el contacto físico, al menos algo tan íntimo como una suave caricia como la que le estaba dando en ese mismo momento.

–Mientras estemos juntos todo es perfecto, Sasuke– le sonrió sincero, agrandando su sonrisa cuando los ojos ónix lo miraron con una inmensa ilusión.

Una vez estuvieron ambos listos, se encaminaron a la casa del pelingero, y aunque Naruto creyó conocer el camino se dió cuenta de que no al Sasuke empezar a guiarlo por un nuevo rumbo.

–¿Te mudaste de casa?– le preguntó al tenerlo muy obvio.

–Si– recogió un mechón de cabello y lo llevó detrás de su oreja, haciendo notar más los nervios que tenía.

–¿Por qué?

–Desde que Itachi ascendió en su trabajo empezó a viajar más y la mayoría del tiempo me quedaba yo solo, así que se lo pedí y me consiguió un departamento más chico para que no sintiera tanto lo soledad en una casa enorme sin nadie más que yo.

–¿Te sirvió?

–Algo...

Justo al finalizar su corta charla llegaron a su destino, entrado al complejo de apartamentos y subiendo hasta el piso donde vivía Sasuke. Al estar frente a la puerta, el dueño de éste casi pareció temblar al sacar la llave para abrir.

Y apenas la puerta dejó ver el interior Naruto entendió a lo que se refería con "desorden".

¿Ahí vivía el impecable y ordenado Sasuke que él conocía?

Toda la sala, que era lo primero que se veía al entrar, estaba patas arriba, desde la mesa de centro hasta el pequeño sofá individual, todo repleto de papeles rasgados que se esparcían por todo el suelo junto a escombros de objetos rotos.

–¡No mires eso!– gritó avergonzado.

–¿Qué pasó? ¿Alguien entró a robar?– alzó una ceja con incredulidad.

–Es... es mi desahogo, nunca lo limpié porque nunca nadie viene aquí– explicó algo contraído.

–¿"Desahogo"?— preguntó extrañado.

–No te quiero decir, no me hagas decírtelo– pidió, sabiendo que si Naruto preguntaba algo él no podría negarse a responder.

–¿Por qué?

Muñeco vudú || NSNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora