8• | En guardia

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Rachel

El móvil que aguarda sobre la encimera se lleva toda mi atención.

Los mellizos se encuentran distraídos con Christopher y Zeus mientras me escabullo a la cocina por un vaso de agua.

Dudo al observar el mensaje que se encuentra en el primer lugar de mi bandeja de entrada. Sabía que en cuanto pisara continente inglés un encuentro con él sería algo seguro.

«Más pronto que tarde» dijo, y no se equivocó.

Y es sinónimo de tranquilidad para mí. Por más que desconfíe de él, no es que tenga muchas opciones. No para deshacernos de Antoni.

Christopher no ha dicho absolutamente nada sobre eso. Y por lo que veo tampoco pretende hacerlo. De alguna manera está tratando de protegernos, pero ya es tarde. Hemos estado bajo el ojo del huracán desde el inicio.

«Él»

Me ha estado siguiendo el rastro desde hace meses y posiblemente haya sido más maldecida que bendecida en el momento en el cuál nos cruzamos. Pero sigue siendo un integrante importante en el tablero y una pieza fundamental que no dudaré en usar para que todo salga según lo planeado.

No permaneceré sentada a esperar que todo se resuelva. No cuando tanto yo como mis hijos estamos en peligro.

Antoni podrá no saber de su existencia gracias a él, pero sigue sin ser de mi absoluta confianza por más lealtad que me ha jurado como para creer cualquier palabra que salga de su boca. No soy ninguna ingenua y está muy consciente de eso.

Desconocido: «Sabes que debemos vernos»

Respondo con un simple: «Tú decides cuando»

Desconocido: «Gracias por honrarme al apreciarte nuevamente en persona. Pronto te llegará un mensaje con las coordenadas del lugar. Cuidate, diosa»

Suspiro dejando el dispositivo sin rastros de la conversación.

Ni en un millón de años imaginé ésto. Pero aquí estamos, y es un ganar o perder y no seré yo la que pierda.

Me cueste lo que cueste.

Conseguiré esto con o sin el apoyo de Christopher.

No soy alguien indefensa como para ser protegida y permanecer escondida mientras el caos reina afuera.

Sé lo que Antoni quiere y es justo lo que obtendrá.

De otra manera no lograremos tenerlo justo cómo queremos.

Expuesto y sin oportunidad.

El líder ha pedido mí cabeza pero no es conocedor de lo que implica tenerla.

Caerá así como han caído otros.

Pero esta vez, no será afortunado al levantarse.

***

Cuando regreso a la sala, se ha convertido en un caos.

Todo a nuestro alrededor, en realidad. Mis ojos van de un lado al otro mientras presencio a los hombres Morgan discutir.

—¡No es suficiente! —grita Alex.

—¡Pero si les trajiste la tienda entera! —protesta Reece—, ¡es más, hasta la compraste para ellos!

—¡Sigue sin ser suficiente!

Los escoltas siguen trayendo caja tras caja, apilándolas unas encimas de otras y parece no tener límite.

•| 𝑯𝒂𝒑𝒑𝒊𝒏𝒆𝒔 𝒊𝒔 𝒂 𝒃𝒖𝒕𝒕𝒆𝒓𝒇𝒍𝒚 |• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora