16 •| Rendición

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Dedicado a hannislugo17 🥩


Rachel

Ignoro todo lo sucedido el día de ayer. No es momento para lidiar con el desastre de relación que tenemos. Hay algo más importante pisándonos los talones por ende es hora de ponerse en marcha.

La última vez que le dí un vistazo a los niños se encontraban dormidos, curiosamente Christopher se encargó de ello. No es que cuestione sus habilidades como padre, simplemente pensé que al estar algo de tiempo junto a ellos se marcharía, como suele hacer, pero veo que no.

No quiero, ni mucho menos necesito asumir los posibles escenarios que eso conlleva así que solo lo dejaré pasar.

Hay cosas más importantes las cuales afrontar y darle fin.

—Debemos discutir algo.

Me sigue fuera de su antigua habitación.

Mantengo los documentos presionados bajo mi brazo luchando por no demostrar mi nerviosismo. Algo en su actitud me hace sospechar que posiblemente sepa sobre mi reunión con Ali el día de ayer, y en este momento no estoy lista para otro episodio justo como el del día anterior.

No debe ser consciente de que destrozó el despacho entero, escapó de la mansión para no decir más y desapareció toda la noche. No me hizo falta observarlo en ese estado para saber que estaba completamente fuera de control. Cuando abandoné el despacho apenas y me veía a los ojos, eso nunca ha sido bueno. Reece me mantuvo informada a pesar de que me encontraba desecha.

La preocupación la tenía a flor de piel y el no permitirme demostrarlo me jodía aún más.

No importa lo mucho que me lastime, siempre habrá una parte de mí que se inquietará por él y se preguntará si se encuentra bien.

Es algo que no puedo evitar.

—Inicia tú —sus palabras hacen claro el hecho de que también tiene cosas para decirme.

—En cuánto me fui no dudé en empacar mis cosas e irme al aeropuerto. No quería permanecer más tiempo aquí y mucho menos pisar Phoenix, me sentía asfixiada. Así que compré un boleto de avión para el viaje que más cerca se encontraba y ese era París. Con mis ahorros fue más que suficiente para sobrevivir los primeros meses y si no hacía gastos innecesarios; un año. No conté con que ya estaba embarazada cuando me marché, tenía un mes cuando eso sucedió. Mi primera reacción fue echarme a llorar, no me imaginaba siendo madre tan pronto y mucho menos criando a un hijo sola. En ese instante todo pasó por mi cabeza; lo que implicaba tenerlo, lo costoso que sería, lo poco preparada que estaba y el profundo miedo que sentía. Pero a pesar de eso nunca se me pasó por la cabeza deshacerme de él —mis ojos se humedecen el el instante en el cuál me veo en el torbellino de emociones que eran esos días—, no hubiese sido capaz. Logré habituarme a mi nueva rutina y localicé a una ginecoobstetra en el pequeño pueblo dónde vivía. Si pensaba que sería un reto con un bebé nunca imaginé la posibilidad de que fueran dos; recuerdo haberme desmayado cuando me lo dijeron. La panza empezó a crecer con el paso de las semanas, lo único de lo cuál no padecí fueron las náuseas y los antojos poco comunes.

Sus facciones se tensan al escuchar mis últimos palabras y lo miro con incredulidad.

—¿Los síntomas lo tuviste tú, cierto?

—Cállate.

Masculla entre dientes y un sonrisa fugaz —que no logro esconder— pasa por mis labios.

•| 𝑯𝒂𝒑𝒑𝒊𝒏𝒆𝒔 𝒊𝒔 𝒂 𝒃𝒖𝒕𝒕𝒆𝒓𝒇𝒍𝒚 |• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora