Fünfzenh

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Su piel comenzaba a pintarse de rojo, confundido, no comprendía los hilos rojos que colgaban de su cuerpo, dolía, pero ¿Por qué no se movía?

Miro sus manos clavadas al suelo, firmes, tal vez vio moverse ligeramente la punta de sus dedos, pero no tambaleo. ¿Por qué? Estaba seguro que pensaba en correr, él quería, lo deseaba, sin embargo su cuerpo anhelaba el ardor que se instalaba cerca de su cuello.

No había parte de su cuerpo que no hubiera conocido la sensación de ser desgarrada.

Había comenzado con una sensación húmeda recorriendo parte de su cuello, le pareció agradable, le recordaba a Yuta. Soltó una pequeña risa, su mente aun inconsciente solo reaccionaba de manera natural a los estímulos. No tenía miedo, no sabia que pasaba, y las manos acariciando sus caderas desnudas no ayudaba a Yuuji a oponerse a su omega.

La parte interna de sus piernas se encontraba mojada de su lubricante natural, se sentía desagradable, sus piernas continuaban rozandose una contra otra y la viscosidad esparciéndose. Nunca había sentido agrado por la sensación del frío colándose en su piel, y la humedad solo provocaba escalofríos en su cuerpo, añoraba el calor. Sentir su cuerpo arder, hasta el punto en que su cuerpo se convierta en ceniza.

-Yuta-

Lo necesitaba, necesitaba su lengua encima de sus muslos, limpiando el desastre que continuaba haciendo, su músculo caliente entrando y limpiando hasta el último rastro de viscosidad que su cuerpo propusiera. Lo hacía suspirar solo al recordar la ayuda de su alfa.

-¿Por qué sigues pensando en ese?- La voz que se encontraba con él se escuchaba alterada, gruñendo mientras pronunciaba sílabas incomprensibles para su cerebro. Las estimulaciones se cortaron de golpe, y su cuerpo regresó a su estado de euforia inicial-!ERES MIO!-

El dolor que se instaló en su cuello fue intenso, no se parecía a nada que hubiera experimentado en su corta vida. Le ardió, pudo sentir como su piel se desgarraba mientras la presión que ejercian los colmillos sobre su glándula aumentaba. Lo habían marcado.

Ya no estaba inconsciente, Yuuji sabía que un alfa lo reclamaba como suyo, ya no solo en palabra. Su cuerpo tembló emocionado sintiendo el veneno invadiendo su glándula, sin embargo su corazón se encogió, había traicionado a su compañero, a la única persona que podía aliviar su dolor

Lentamente la presión desapareció dejando en él solo la sensación de quemazón sobre su cuello.

-Ni tu madre, tu abuelo, o ese intento de alfa volverá a separarme de ti-

El dolor regresó, está vez sobre su hombro izquierdo, sintió la misma presión sofocante sobre su piel que lentamente se desgarraba, para finalmente quedar solo en ardor.

Las manos que se habían alejado de su cuerpo se posicionaron a los costados de su cuerpo aprisionado su ser, dejándole con la nula posibilidad de escapar.

Continuó con su hombro derecho, su espalda, bajando lentamente por toda su columna asegurándose de quemar cada trozo de piel que su pequeño cuerpo poseía. Hasta llegar a sus caderas. Dónde se detuvo un rato, no entendía porque. ¿Estaba admirando su cuerpo? ¿El alfa había recuperado la consciencia?

-Prometí no disfrutar esto- El pequeño silencio que se instaló en la habitación creó una expectativa sobre el omega de Yuuji, esperaba ser recompensado, esperaba poder servir al alfa que se encontraba sobre su espalda. Por el contrario en Yuuji nacio una esperanza, tal vez todo saldría bien- Sin embargo puedo hacer que tu lo disfrutes-

No fue así, las lágrimas comenzaron a fluir, ni siquiera el dolor físico que había experimentado lo había hecho soltar una lágrima. Sollozando, sin encontrar otra salida, relajo su mente y cedió su voluntad al pequeño lobo que añoraba salir.

-Por favor, alfa- No era Yuuji el que suplicó y Satoru lo sabía.

Tal vez su alfa sintió lástima, temor por ver los ojos de su omega humedecidos y rojos al soltar lágrimas, tal vez sintió la necesidad de abrazar a su omega y recompensarlo verbalmente por su fuerza y valor al poder soportar su deseo por marcarlo.

Pero era más su deseo por dejarle en claro a cualquier persona que osara acercarse a Yuuji, que su omega no necesitaba ayuda de nadie que no fuera él. Su pequeño no necesitaba de su abuelo para poder ser feliz y conocer el sentimiento de pertenecer a una manada. No necesitaba de su madre para conocer el sentimiento de saber que al menos una persona entregaría su vida por él. Y sobre todo no necesitaba a ningún otro alfa para poder satisfacer cualquiera de sus necesidades.

-Entonces yuujii...-Acariciando con la punta de sus dedos la parte interna de los muslos del omega, disfrutando de la humedad que se deslizaba libre hasta llegar y acumularse contra su piel, subiendo con lentitud, disfrutando la suavidad de su destinado, disfrutando los temblores que provocan en su omega.- ¿Solo fue su lengua?- Su atención estaba solamente sobre esa pequeña entrada que se contrae con expectación, preparándose para ser sellada por él. La saliva acumulandose en su boca solo lo hacía comprender lo mucho que anhelaba poder darle todo lo que el omega deseaba. Pero Satoru no era un monstruo, jamás follaría con un cachorro de 10 años, el pequeño cuerpo no lo soportaría y terminaría rompiéndose.

Pero sobre todo lo detenía el lazo que Yuuji y Suguru aún compartían, si era honesto, temía que el omega pelinegro que vivía en su casa cumpliera su promesa, temía terminar luchando contra alguien a quien amaba por alguien a quien amaba mucho más. No podía romper esa unión. No podía marcar permanentemente a su amado.

-Si...- Comprendiendo el esfuerzo que el omega había realizado, sonrió alejándose lo suficiente para quedar sentado sobre sus talones y por fin dejar libre el cuerpo de Yuuji.

El omega lo busco confundió, era obvio para Satoru, el omega solo quería quedar preñado, pero tendría que esperar solo por esta vez. Solto un pequeño ronroneo esperando que su omega se acercara. Definitivamente no pudo desear mejor destino, Yuuji se encontraba recostado sobre su pecho, relajado y presentando sus muñecas para el alfa.

-Marcame, alfa- Satoru no espero, sujeto las muñecas del cachorro para guiarlas hasta sus labios, donde fueron recibidas por un tierno beso, miro por algunos segundos esos ojos miel que lo hacían sentir calidez, y supo que todo valía la pena.

Rojo era todo lo que Yuji podía ver, sus brazos envueltos por delgados hilos color carmesí que morían contra el suelo en pequeñas gotas. Ya no podía llorar aunque se quemara vivo, sabía que no valdría la pena, no arreglaría nada.

Como pudo terminó recostado sobre su costado abrazando fuertemente su cuerpo, buscando cualquier tipo de seguridad que pudiera brindarse, esperando a ser encontrado por cualquier persona que pudiera convencerlo de que todo estaba bien.

El sonido de la puerta deslizándose fue un alivio para su corazón, con ese pequeño sentimiento pudo dejar por fin este mundo. 




Tal vez no lo hayan escuchado o visto en algun otro omegaverse, o tal vez si, como yo, pero me gusta la dinamica donde los cachorros y sus madres comparten un vinculo (solo los omegas),  hasta que el pequeño marque o sea marcado (obviamente solo aplica en cachorros alfas u omegas). 

Tambien no se han preguntado cuando leen omegaverse de destinados, el por qué. ¿Por qué ese alfa y omega estan destinados? Es justo en lo que he estado pensando, ya casi tengo la respuesta, que si bien no es perfecta a mi me gusta mucho.

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⏰ Última actualización: Jan 09 ⏰

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