Capítulo 9: Profecía en las estrellas

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Traté de creer que lo que acababa de pasar no había sido más que un producto de mi imaginación, pero me fue imposible al percatarme de que Eneas me miraba directamente, decenas de rostros se volvían hacia mí y Clariess musitaba sin apenas voz:

—¿Qué?

Busqué con la mirada al resto de los Aursong, y vi que se estaban acercando rápidamente a nuestra mesa. Rodion estaba completamente descolocado, al igual que Cadmot y Gracelie. Sin embargo, Fyodor estaba del todo impasible. Si estaba sorprendido por la proposición de Eneas, lo disimulaba a la perfección.

No lo estaba, comprendí horrorizada. Él sabía lo que iba a pasar. Por eso me había llevado allí vestida como una noble, porque él y el príncipe habían planeado aquello. Habían dejado que todo el mundo creyera que Clariess sería la que se prometería esa noche, sabiendo que al final sería yo.

—No —musité, pero para entonces el general ya había llegado hasta mí y me había rodeado la muñeca en un apretón férreo.

—El honor será mío, su alteza, al aceptar vuestra propuesta y entregaros a Perse en matrimonio para que os acompañe una vez hayáis obtenido la corona que os corresponde.

Unos dubitativos aplausos resonaron en la sala, los suficientes como para que nadie pudiera oír a Rodion decir:

— Padre, ¿qué estás haciendo?

—Rodion —supliqué.

—Silencio, hijo. No hagas nada.

—Me lo prometiste, Fyodor —siseó Gracelia, furiosa. — Me prometiste que mi pequeña sería la reina, no esa zorra.

—¿Perse? —susurró Clariess, confusa; no tanto como yo, eso seguro.

—Lady Perse —me llamó Eneas, por su parte completamente tranquilo. Fyodor tiró de mí para que me levantara, y sólo entonces logré salir de mi aturdimiento.

—¡No! —exclamé, intentando resistirme, pero él me retorció la muñeca tal y como hacía cuando me arrastraba en plena noche por los siniestros pasillos. No pude evitar que me condujera hasta el trono, junto al príncipe. Eneas me dirigió su habitual sonrisa llena de carisma, pero por primera vez me pareció distinguir un poso oscuro en ella.

"Las criaturas más crueles poseen las sonrisas más dulces".

—No sé cuál es el propósito de esto, pero no pienso formar parte. —dije en voz baja. Él me miró de arriba a abajo, con el menosprecio claro en su gesto.

—Eso ya lo veremos —se carcajeó en el mismo tono, antes de volverse hacia los nobles reunidos.

—Mis queridos súbditos, estoy seguro de que os debéis estar formulando muchas preguntas en este momento. Estoy al tanto de los rumores que circulaban en torno a mi inminente compromiso, y lamento tener que desmentirlos. Puede que Perse Aursong no tenga rango de noble, pero hay razones de peso que respaldan esta unión.

Hace ya muchos años, cuando las fuerzas de Furya se cernían sobre Ethryant, el rey Honir consultó a la oráculo real, Delphis, en busca de una forma de detenerla. La oráculo miró hacia las estrellas, pues en ellas convergía la respuesta. Una profecía fue escrita en un mapa estelar que los astrólogos de la corte examinaron exhaustivamente hasta que, una noche, contemplaron como cada una de las estrellas que Delphis había vislumbrado convergían sobre Ethryant. Esa misma noche, uno de los soldados del ejército del rey Honir acababa de ser padre de una niña. Ese nacimiento fue bendecido por los astros del norte y por el mismo destino, un regalo de los creadores para propiciar nuestra salvación. Se nos envió una digna adversaria para nuestra enemiga, que no es otra que la joven a la que veis ahora. Perse Aursong está destinada a enfrentarse a la Reina Furya y a ayudarnos a poner fin a su reinado oscuro. ¡Si no me creéis, comprobadlo con vuestros propios ojos!

El reflejo de la Reina: ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora