CAPITULO 7

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A la mañana siguiente, Danna despertó sintiéndose mejor. Se incorporó de las pieles en las que había dormido y acomodó ese espacio. Durante la noche, había percibido los aullidos de las bestias cercanas pero en lugar de sentir miedo, su corazón latía con curiosidad. Se cuestionaba si su rescate por esas criaturas estaba vinculado a algún propósito de la diosa Luna.

-¿Cómo amaneciste, mi niña? - preguntó la abuela.

-Bien, abuela. Voy a salir a recorrer el área.

La anciana se asustó, no quería perderla otra vez.

-Afuera están esos lobos merodeando la cabaña. Se van y regresan por periodos cortos. ¿No crees que sería mejor que no salgas?

Con una mirada cariñosa, Danna trató de calmarla.

-Siento en mi corazón que ellos no me causarán dañó. Además me rescataron de aquellos que realmente querían hacerme sufrir.

Danna se dirigió con las piernas temblando hacía la puerta. Sin embargo, no era por miedo, sino por el deseo de entender porque los lobos seguían allí afuera, como si la custodiarán. Decidió abrir la puerta y salir al exterior de la cabaña. Allí se encontró con varios lobos: algunos negros, otros marrones y pintados, todos ellos gruñendo y aullando. Eran criaturas cuyos aspectos humanos habían desaparecido y a al desprenderse de esa humanidad, solo quedaba su escencia animal, que gobernaba sus acciones por completo.

Hécate sudaba frío al pensar que alguna de esas bestias pudiera lastimarla.

Danna permanecía en la entrada de la cabaña cuando percibió que un lobo gigante se aproximaba hacia ellos. El animal avanzaban con la mirada fija en Danna. Una vez que llegó a su lado, la olfateo y metió un aullido. Los demás lobos también se acercaron e inclinaron la cabeza. Ella quedó maravillada por los que contemplaban sus ojos. El lobo que se encontraba frente a ella inclino la cabeza, mostrando un acto completo de sumisión.

Hécate quedó boquiabierta al observar como su nieta acariciaba la cabeza de unos lobos que anteriormente eran implacables asesinos pero en compañía de Danna se habían convertido en obedientes cachorros.

En ese instante, Hedé se hizo presente. Su emoción era palpable. Danna quedó pasmada al percatarse de su loba, que solía ser completamente blanca pero ahora lucía mechones plateados. La notó más grande, fortalecida y madura. Un nudo se formó en su garganta mientras observaba al imponente animal en el que había transformado. La sensación era abrumadora, ambas se sentían completas y sus corazones latían al unisono.

-¡Eres tú, Hedé! No puedo creer en que momento has cambiado - Danna le habló mentalmente a su loba.

-Mi diosa Luna, me ayudó a fortalecer y mejorar mis dones para poder proteger a nuestra manada de otros lobos y seres despiadados. Nosotras somos las elegidas por la diosa Selene para proteger nuestras tierras.

-Ayer descubrí que soy descendiente de una reina hada, y ahora tengo usamos lobos salvajes y una loba poderosa - expresó asombrada por todo lo que le está ocurriendo.

- La diosa Luna me ha manifestado que tu lado hada puede dominar a las bestias más salvajes. Ese es tu don. Ahora, libérame.

Danna se transformó y emergió una loba grande y fuerte. Corrió por un bosque frío y apagado mientras los lobos salvajes corrían detrás de ella como súbditos.

Tres meses después, Danna dió a luz una hermosa niña de ojos azules con destellos plateados. La llamó Eos. Mientras Danna salía a cazar, Hécate se ocupaba de cuidar a la pequeña. Desde el nacimiento de Eos, las tierras antes secas e infértiles se transformaron en un paisaje colorido y florido. Los árboles comenzaron a dar frutos y pequeños manantiales surgieron con pastos verdes y flores de varios colores.

Un año después, lo exiliados que habían llegado a las tierras del norte y se habían agrupado en un sendero en medio del bosque, cerca de la cabaña de Hécate. Estaban asombrados por la prosperidad que habían experimentado desde el nacimiento de Eos. Al ver el poder que Danna tenía sobre las bestias que solían asustarlos y atacarlos, ahora se mostraban sumisos ante ella. Se acercaron gradualmente para ofrecerle su lealtad, lo que marcó el origen de la manada amanecer.

No pasó mucho tiempo antes de que comenzaron los ataques por las tierras fértiles. Sin embargo, con la ayuda de los lobos salvajes, lograron derrocar a todos los lobos que intentaban invadir esas tierras. Hedé, en varias ocasiones, lideró las batallas. La comunidad estaba llena de orgullo por la transformación de Danna en una valiente guerrera. Las manadas cercanas, al reconocer el poder de Danna, tomaron la decisión de unirse y establecer el Reino Amanecer. Danna fue proclamada  reina de la Tierras altas de Alaska.

Mientras tanto, en la manada Azul, Eros había mandado rastreadores a buscar a su mate. No habían podido entrar en las impenetrables montañas del Reino Amanecer. Era como si la tierra se la hubiera tratado. Desde que se fue su mate, Hércules no se había dejado ver.

Eros estaba en su escritorio preocupado, vio entra a su madre hecha una furia. Estaba enojada e indignada por todo lo que había pasado en la manada durante el tiempo que estuvo fuera de ella.

-Hijo, dime ¿Es verdad que mantuviste encerrada a tu mate por ser una omega? - gruñó Eurides, quien estaba deprimida por la muerte de su esposo Orfeo, alfa de alfas. Ella estaba en las montañas tratando de mantener el equilibrio con su loba Osiris.

-Oh, tu padre hubiera querido que encerraras a tu mate para seguir los estúpidos consejos de una cuerda de vividores y viejos ancianos. Sabes que tu padre siempre ponía a su familia primero que todo y me protegía de esos ineptos viejos, pero se aprovechan de tu falta de carácter.

-¡Madre, por favor, no me digas eso! He demostrado ser un alfa fuerte y he establecido el orden en la región - soltó aparentando los dientes - Además, ella es una simple omega que no representaba a la manada como lo haría un alfa. Lamia sería la luna adecuada para mi mandato. Mi intención no era abandonarla; ella tenía que ser obediente y permanecer a mi lado como mi amante.

Eurides se acercó a su hijo y le dió una cachetada con toda su fuerza. Luego, entró Lamia quien había escuchado y se colocó al lado de Eros.

-¿ Estás bien, mi amor? - luego miró a Eurides con ojos aguados - Luna Eurides, un gusto volver a verla. Me parece injusto que trate a su hijo así por una insignificante omega que, además, trató de matarme.

-¡Tu no te metas! Aunque te cases con mi hijo, yo sigo siendo la luna de esta región. Ahora comprendo el terrible castigo de la diosa Selene. Además yo cónica a esa niña. Era la más linda, humilde y amable de la región - grito sin entender lo que tenía su hijo en la cabeza. Respiró profundamente ara continuar - Por algo la diosa Luna le otorgó esa mate a Hércules. Espero que no haya más consecuencias por tu estupidez.

Eurides, sin más fuerza para seguir insultando a su hijo, se dió media vuelta y salió de su despacho.

La alfa Danna - Reina De Los Lobos Sin HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora