CAPITULO 14

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Eros se sobresaltó al encontrarse con esos ojos oscuros, y comprendió que él era el culpable de que los ojos mágicos que lo habían cautivado la primera vez que se encontraron ahora hubieran desaparecido. Hizo un esfuerzo por incorporarse, pues no deseaba incomodarla ni entrar en conflicto con ella. Percibió claramente el odio que ella sentía hacia él y estaba decidido a evitar complicar aún más la situación entre ambos.

Eos se encontraba cómoda en las piernas del alfa cuando percibió el suave movimiento de este al levantarse. Fue entonces cuando vio a su madre cerca. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras pronunciaba.

-Alfa guapo, no tienes que levantarte cuando mi mamá esté frente a ti. Ella no es una reina mala y altanera. Mi mamá es muy buena, ¿verdad mami?

Danna, por primera vez, quería darle unas nalgadas a su hija. La cargó entre sus brazos, ignorando lo que le dijo su hija, le dijo a Eos.

-Hija, vamos a ponerte los zapatos

-Mami, ¿no le vas a dar las gracias al alfa guapo por salvarme? Ya curé su manito -expresó haciendo puchero. Danna no quería demostrar su enfado contra el alfa delante de su hija. Con voz tranquila le indicó.

-Gracias, alfa, por salvar a la princesa. En ese momento llegó Eurides para ver cómo estaba su hijo. Danna aprovechó y le entregó a la niña.

-Eurides, por favor, lleva a Eos a su habitación. Ya yo voy para allá. Necesito hablar con el Alfa Eros.

Con cariño, Eurides tomó a la niña entre sus brazos. Sospechaba que esos dos estaban a punto de entrar en una discusión, pero era consciente de que no debía intervenir. Se alejó mientras la princesa protestaba.

Cuando Danna observó a su hija desaparecer de su campo visual, volvió su atención a su objetivo. Sin embargo, antes de que pudiera hablar, Eros se adelantó.

-Danna, la persona que intentó lastimar a la princesa, está en el calabozo. Yo trataré que su destino sea doloroso.

-Alfa Eros, debes tratarme como su majestad. Te pido que evites tutearme. Además, deberías haberme informado de inmediato sobre lo que sucedió con mi hija. Tuve que enterarme por mi beta mucho tiempo después, y para mi sorpresa, te descubro jugueteando con Eos sin mi permiso.

-Majestad, tiene razón en todo. Le ofrezco mis disculpas -respondió Eros con humildad, esa actitud a Danna le molestaba, deseaba gritarle y humillarlo. Además, de Gin ella misma quería encargarse. También tenía asuntos pendientes con Lamia y estaba consciente que el torneo sería el lugar ideal para saldar cuentas.

-Alfa Eros, quiero encargarme yo misma de Gin. También quiero decirle que peleare en el torneo con la alfa Lamia. Sé que es su luna, pero espero que no se meta ni se ofenda si las cosas se salen de control.

-Majestad, Lamia no es mi luna. Usted tiene mi permiso para hacer lo que quiera en mi manada y tomar represalias como vea conveniente -hizo una pausa para tomar aire y prosiguió -.

Majestad, quería decirle que lo que pasó hace 5 años fue una decisión tonta, yo ...

Danna no quería escuchar sus disculpas ni lo iba a perdonar por todo el daño que le causó. Lo interrumpió.

-Yo, Danna Vilkas, reina de las Tierras Altas del Imperio Amanecer y reina de los lobos sin humanidad, te rechazo como mi mate y como mi compañero de vida y mi alfa. Desde ahora no quiero estar ligada contigo.

Cuando Danna terminó de hablar, un dolor agonizante se apoderó del corazón de Eros y cayó arrodillado en el suelo, abrumado por el sufrimiento, miraba a Danna con angustia ante la frialdad con la que había expresado sus palabras.

A Eros no le importó que lo observaran llorar. Sus ojos se llenaron de lágrimas, que comenzaron a rodar por sus mejillas. Apoyó las manos en la tierra, buscando consuelo para soportar la intensidad del dolor. Hércules aullaba de tristeza, consciente de que su loba no estaba dispuesta a perdonarlo. Con esfuerzo, Eros inhaló varias bocanadas de aire y, haciendo uso de su voluntad, logró ponerse de pie.

-Danna, por favor, déjame explicarte por qué actué así en el pasado. Tenemos una hija. No puedes romper el nexo que tenemos.

-Perdiste el derecho de ser su padre cuando me golpeaste sin investigar lo que ocurrió realmente con Lamia. Optaste por creerle a ella en lugar que a tu mate por el simple hecho de ser una omega.

Si no hubiera escapado de aquí, te aseguro que mi cachorra nunca la habría conocido. Ahora soy yo quien rechaza estar unida a ti. En cuanto a mi hija, solo lleva tu sangre en sus venas.

Eros la miró mortificado. Ahora sabía que lo odiaba con todo su corazón. Pero él no iba a aceptar su rechazo, aunque su dolor lo consumiera. Hércules estaba por dentro causándole un dolor indescriptible, pero tenía que aguantar por su hija. Con lágrimas en sus ojos, expresó.

-Majestad, te pido perdón por todo el daño que te he causado. Sé que me merezco tu desprecio. Pero no voy a aceptar tu rechazo. Me niego a dejarlas ir. Si quieres mi vida, te la doy. Puedes castigarme y darme latigazos. Puedes encerrarme en los calabozos, pero nunca voy a renunciar a ustedes dos.

Danna estaba indignada. Murmuró en su mente: " ¿Qué carajo le pasa a este estúpido?"

-Alfa Eros, espero que seas inteligente y aceptes mi rechazo -le dio la espalda y se marchó del lugar a grandes pasos hacia el interior de la mansión.

Eros temblaba. Sentía como las garras de su poderoso lobo lo desgarraban por dentro. Sacó fuerza de donde no la tenía y dio grandes zancadas hacia la puerta de la mansión. Caminó a toda velocidad hacia su habitación, abrió la puerta de golpe y entró en ella.

Se lanzó en la cama a llorar a mares mientras recordaba que estos 5 años para él habían sido terribles. Había perdido el control de su lobo al marcar a otra loba. Hércules ya no quería salir. Eros no pudo transformarse en estos 5 años. Parecía un hombre sin lobo. Se mantenía como alfa de alfas por su inteligencia y audacia, también por la ayuda de su primo Duncan, quien atendía los ataques y traiciones.

Desde que su mate se alejó de su lado, había pensado que con el tiempo lograría olvidarla, pero la añoraba cada segundo que pasaba. Sentía un profundo resentimiento hacia los ancianos lobos del consejo por haberlo forzado a marcar a otra loba y castigar a su verdadero amor. Sintió repulsión por Lamia después de marcarla.

Recordaba claramente las náuseas y el asco que le provocaba su sangre cuando la marcaba. Esa noche no tenía cara para ver a su mate. Estaba arrepentido de lo que había hecho. Desde ese momento su vida estaba vacía.

La alfa Danna - Reina De Los Lobos Sin HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora