CAPITULO 20

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Desde temprano la manada había sido resguardada. La gente estaba alborotada por el torneo, todos corrían de un lado a otro. La sección donde estaría la familia real y el líder alfa era la más alta, y estaban de frente a la gente y a la zona del combate. Los alfas de las manadas ya estaban ahí.

El lugar estaba repleto de gente, incluyendo miembros de otras manadas. Era como un coliseo al aire libre, estilo romano. En ese espacio, los guerreros competirían para demostrar quienes eran los más fuertes y dignos de acompañar al alfa en la batalla.

Danna se sentó con su hija y Eurides en el área asignada. Eos buscaba con la mirada al apuesto alfa, y cuando lo vio salir al escenario, sus ojitos brillaron.

Hemos venido aquí todos al gran torneo de la región de las tierras del sur para presenciar a los grandes guerreros, manifestar sus fuerzas y demostrar que están preparados para una batalla contra el enemigo que busca despojarnos de nuestras tierras - la gente aplaudió con orgullo. Eros movió la mano como un abanico para pedir silencio y continuo - También quiero informarles formalmente que contamos con la presencia de una única y admirable guerrera, la reina del territorio de las tierras altas del norte, del Imperio Amanecer - todos volvieron a aplaudir emocionados.

-Sin más que decir, que comience el torneo - culminó Eros y salió de allí a grandes pasos hacía su asiento.

Comenzaron las batallas entre los guerreros de las 12 manadas. Las rondas consistían en 15 minutos en forma humana y 15 minutos en forma lobo. Una vez que culminaron los encuentros y anunciaron las manadas ganadoras, Lamia, quien se encontraba junto a los ancianos lobos del consejo, se puso de pie y solicitó la palabra.

-Yo, Lamia Sierra, nieta del alfa Fabricio Sierra y miembro del consejo de lobos, desafío en combate a la reina Danna del Imperio Amanecer. Mi intención es demostrarle que en nuestras tierras también existen alfas guerreras capaces de competir con ella. Espero que se sienta ofendida por mi audacia al solicitar este duelo - una sonrisa sarcástica se dibujaba en su rostro.

Eros se puso de pie y pidio silencio a los presentes.

-Antes de que la reina de una respuesta, quiero comunicar a mi gente que yo, el alfa de alfas de la región del sur, cedo el control de mi territorio a la reina Danna del Imperio Amanecer. Su valentía y determinación ha expulsado a los enemigos de su región, esos enemigos que ahora son los nuestros. Por esa razón, como líder supremo, la designo como reina de estas tierras y me postro ante ella como su súbdito, dispuesto a servirle hasta la muerte - Eros se arrodillo ante la reina. Danna quedó paralizada. Nunca esperó tal acción de Eros, a quien consideraba un hombre arrogante y poderoso. Ahora lo veía humilde, entregándole un poder que pensaba arrebatarle.

Salió de su aturdimiento cuando escuchó los aplausos y vio a la gente feliz. Para ellos, era una muestra de que su alfa los protegía y estaba dispuesto a entregar su poder para que la reina los ayudara.

-Mami, mami, el alfa guapo te admira y quiere que te quedes en estas tierras - exclamó una vocecita alegre.
Eros asumió que se quedaría en esa manada.

-Eos, compórtate y deja que mami se encargue de esto - susurró bajito para que solo ella escuchara.

Se levantó y con la mirada indicó a Eros que hiciera lo mismo. Cuando el alfa se inclinó y quedó a la altura de Danna, ella proclamó.

-Alfa Eros, me sorprende que me entregues tu título por voluntad propia. Acepto el puesto de reina de esta región, pero con la condición de que ustedes y todos los alfas de las manadas acaten las decisiones que tome en el futuro.

El corazón de Eros comenzó a palpitar rápidamente. Era una muestra de amor hacia su manada, es decisión la tomo sin consultar a los demás alfas. Miró hacia donde estaban ellos, quienes conversaban entre si. Pasó por su cabeza "Si los alfas no aceptan, entregaré mi cargo de alfa y cederé el control de mi manada a la reina.

-Majestad, yo, Buck de la manada Kirk, hablaré en representación de los demás alfas. Respetamos la decisión del alfa Eros. Durante su mandato, nos ha guiado de manera excelente y ha mantenido el control de la situacion que enfrentamos las manadas. Por esa razón, respetamos la decisión de nuestro líder alfa y seremos sus fieles súbditos, sirviendole hasta la muerte - todos se inclinaron ante Danna y los guerreros de cada manada hicieron lo mismo.

Danna estaba estupefacta por la lealtad de esa gente hacia Eros. No podía negar que el era un buen alfa. Sin embargo, sonrió divertida al darse cuenta que ahora Eros sería como su esclavo y tendría que obedecer sus deseos. La situación había resultado ser mucho más sencilla de lo que imaginaba. Además, ahora su gente le juraba lealtad incondicional y, con la aprobación del alfa de alfas, tenía el poder para implementar cambios que consideraba necesarios. Una sonrisa cruzó en su rostro mientras el público se levantaba de sus asientos aplaudiendo y coreando su nombre.

Por otro lado, Fabricio instigaba a los otros cuatro ancianos a protestar, pero estos se mantuvieron callados, sin pronunciar una palabra. Fabricio era consiente que solo no podría lograr nada. Solo podía rogar a la diosa Luna que si nieta fuera capaz de derrotar a la reina en el desafío que se avecinaba.

Lamia estaba consumida por la ira y sentía un profundo odio hacia Danna por la forma en la que había conseguido atrapar a Eros. En silencio murmuró en su mente "No hace falta mucho para destronarte como reina".

-Alfa Lamia, acepto tu desafío y propongo que está lucha sea por el trono. La vencedora se convertirá en reina del territorio de los lobos. Quien prevalezca ocupará el cargo de Luna de la manada Azul y se unirá en matrimonio al alfas de alfas, asegurando así la descendencia de la manada - Danna expresó con un tono burlón. Era consiente de que todo lo que Lamia había hecho se debía a su ambición por el título de Luna de esa manada. No obstante, su sonrisa se desvaneció al escuchar el fuerte grito de su hija.

-Mami, ¡Tu puedes vencer esa loba chillona! ¡Haz que papi guapo sea mío! - Eos daba saltos de alegría.

Danna alzó las cejas, incapaz de creer que su hija pidiera a Eros como un premio. Tuvo un impulso de darle una ligero tirón de orejas a su cachorra, pero se avergonzó al ver a las personas reír por la ocurrencia de la niña.

La alfa Danna - Reina De Los Lobos Sin HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora