Prólogo

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"Nacimos para morir" ¿acaso hay algo más reconfortante que saber eso? Tal vez es el hecho de pensar que nuestra existencia es más insignificante de lo que nos gusta creer y que vivimos preocupados por darle relevancia de miles de maneras a algo que siempre termina igual, en muerte.

Aun no estoy segura de haber tomado la decisión correcta al aceptar esta entrevista, no tengo ninguna buena razón para hacerlo, sé que esto sólo alimentará el morbo del público o tal vez ayudará a comprender mejor mis pinturas, o quizás y la más probable de las razones es mi último intento de ser comprendida y de complacer mi ego.

—Hola Aimeé, es un verdadero honor que aceptara esta entrevista— me saluda una joven mujer morena de cabello castaño.

—Gracias. Tutéame por favor—me sonríe en respuesta—¿Cómo te llamas?— pregunto.

—Ximena Torres.

—Lindo nombre.

—Gracias. Háblanos sobre tu arte, tus pinturas han sido todo un éxito en las galerías y subastas de París, cuéntanos del proceso creativo.

—La mitad hablan sobre mi vida en el Castillo Montés y la otra mitad de los traumas que me causó.

—¿Nos quieres contar un poco de ello...de tu niñez? Me imagino que fue muy diferente a la de la mayoría, digo vivías en un castillo.

—Así es, mi familia era dueña de un castillo sin pertenecer a la realeza, aunque nos comportabamos como si lo fuéramos. Mi familia era la más importante de aquel pequeño y apartado pueblo, un pueblo que parecía regirse bajo sus propias reglas y dónde el tiempo corría a su propio ritmo. Mi familia era dueña de la mayoría de los negocios del pueblo, además de ser dueños de la mayor y más antigua construcción de la zona, el Castillo Montés que había pertenecido a virreyes de los que desciendo, que con el paso del tiempo, las guerras y generaciones, había pasado a ser cuartel militar, convento y hasta hospital, para luego ser recuperado por mi bisabuelo para convertirse en un exclusivo hotel y sede oficial de eventos importantes políticos y sociales, además claro, de ser mi hogar. No cualquiera se hospedaba entre sus antiguas paredes y no cualquiera podía trabajar en él, era considerado un privilegio servir ahí, la mejor oportunidad de trabajo de la zona. Muchas veces escuche la opinión pública que decía que mi familia alimentaba a todo el pueblo, que la gracia y la bendición de Dios caía sobre nosotros y sobre el Castillo y que los pueblerinos debían estar agradecidos, debían respetarnos y honrarnos y lo hacían, de verdad lo hacían.

—¿Nos puedes contar alguna anécdota?

—He venido a contar toda una historia, si te parece.

—Será un honor—respondió Ximena.

—Bien, esta historia pertenece a ningún lugar y a ningún tiempo y todo empieza con los preparativos para una fiesta, una fiesta en el Castillo Montés.



*NOTA DE LA AUTORA.

Hola, muchas gracias por darle la oportunidad a mi novela, para mejorar tu experiencia he creado un playlist en spotify para ti titulado el "Castillo Montés". Espera el próximo capítulo, publicaré cada miércoles y sábado.

También aceptaré todos tus comentarios y opiniones con mucho amor.

Castillo Montés (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora