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Ambos despertaron después de unas largas horas de sueño profundo, Gustavo se había levantado para posteriormente bañarse, Roberto por su parte estaba preparando el desayuno para ambos luego de haberse bañado.

El menor terminó de cambiarse, fue hasta la cocina y miró el desayuno.

—¿Sabes cocinar?, no me dijiste

Roberto rodó los ojos y soltó una pequeña risa.

—Puedo hacer muchas cosas... Sentate

Gustavo asintió y se sentó justo al lado de Roberto, ambos comenzaron a degustar el desayuno con total tranquilidad.

—Vos... Sabes que no podemos estar juntos ¿Verdad?

Comentó Roberto con algo de seriedad.

—¿Por qué no?, digo... Se que Laura está embarazada y vos estas enamorado de mi, no te hagas... Puedo verlo en tus ojos

Gustavo lo miro con algo de preocupación, Roberto le devolvió la mirada y negó suavemente.

—Yo no te amo... Nunca dejaría a Laura por alguien que conocí hace menos de un año, vos no sos ella y ella es todo lo que tengo, ¿Vos pensaste que yo dejaría a mi familia por alguien como vos?, por un cualquiera que se acuesta con el mejor amigo de su espo...

No termino de hablar puesto a que Gustavo le dió una fuerte bofetada.

—Vete...

Roberto tomó sus cosas y rápidamente salió del departamento, cuando se subió a su auto luego de una larga caminata a la salida, solo pudo llorar con amargura. Él no quería dejar a Gustavo, pero si eso seguía... Nadie iba a ser feliz y era lo que menos quería.

_____

Los meses habían pasado desde aquella pelea entre nuestros protagonistas. Había alguien nuevo en la historia y Roberto la amaba con locura, Federica, su único trofeo en la vida.

—Hola mi amor, ¿Quién es la princesa de papá?

Preguntó mientras sostenía a su hija en brazos y acariciaba las mejillitas de la pequeña bebé de dos meses, quien reía por las caricias de su padre.

—Sos hermosa, Fede...

El timbre sonó y fue rápidamente a abrir la puerta.

—¡Eeeeaaaa!, todo un papá luchon

Habló Riki y después entro en la casa de su hermano mayor, siendo seguido por el resto de la banda.

—Bue, ahora no vas a salir a comprar cerveza, anda acostumbrandote a comprar leche

Habló Tavella y Roberto rodó los ojos.

—Callate gil, si vos tomar tres veces más que yo

Todos rieron, incluyendo a Fede.

—La verdad que tiene tanta suerte de no parecerse a vos

Dijo Riki mientras reía.

—Callate, tengo suerte de que mi esposa es hermosa y ahora también mi hija

Todos soltaron un "aaaaawwww" al unisono.

La tarde fue divertida, habían llevado obsequios para Federica, quien los miraba realmente sorprendida. La noche cayó rápidamente y todos planeaban seguir hablando pero según ellos, ya eran demasiado viejos para desvelarse.

—Chau chauuuu...

Cerró la puerta y vio a Laura bajar por las escaleras.

—Lau, ¿Dormiste bien?

—Si, pero todavía estoy cansada, si querés yo la cuido a Fede y vos anda a dormir

Se acercó hasta él y besó sus labios.

—No, estoy bien, aunque Fede ya se durmió, si querés la dejo en la cuna y después cenamos algo ¿Si?

—Me encantaría, Rober...

Y así hicieron todo, ambos disfrutaban los momentos donde podían tener la compañía del otro.

_____

Gustavo miraba a Santiago con algo de extrañeza.

—¿Qué querés que?

—Ser tu amante... Déjame volver a enamorarte

Habló Tavella con algo de vergüenza. Gustavo hizo que pasara a su departamento y ambos comenzaron a intercambiar palabras mientras tomaban algo de vino, que Gustavo tenía en su heladera.

—¿Por qué ahora?

Preguntó Gustavo para después dar un sorbo a su vino.

—Porque estoy enamorado tuyo y sinceramente no he podido olvidarte, digo que... No quiero parecer cornudo pero realmente me gusta mucho tu compañía y fueron meses muy desgastante para mí, solo quiero saber si volverias a la rutina, no hace falta que nos cacemos nuevamente, solo podríamos ser novios, amigos o salientes...

Habló Tavella con total tranquilidad y sinceridad.

Gustavo lo miró completamente sorprendido, él también había extrañado a su ex esposo, lo había amado con locura antes y después del divorcio, la vida le traía una nueva oportunidad y él la aprovecharía.

—Mucho gusto, mi nombre es Gustavo y actualmente estoy divorciado

Tavella lo miró confundido y luego entendió, estrecharon sus manos y se sonrieron mutuamente.

—El gusto es mio Gustavo, soy Santiago Tavella, también estoy divorciado y me encantaría conocerte más a fondo, si sabes a lo que me refiero

Lo acercó a él y sonrió con picardía.

—No se a lo que se refiere, pero... Deberia enseñarme, señor Tavella

Y en menos de lo que canta un gallo ambos estaban fundidos en un beso lleno de deseo y pasión.

_____

Ricardo miraba a Alvaro mientras este posaba sobre la cama que ambos compartían.

—Que se saque todoooo

Alentó Ricardo y Alvaro soltó una carcajada, habían encontrado una cámara viejisima que ambos tenían y aprovecharon para tomarse algunas fotos.

—Veni para acá, lentes

Ricardo amaba ese apodo, su ahora novio era la única persona que le decía así y eso lo hacía sentir sumamente especial. Aunque él siempre negaba que le gustara.

—Callate, batero de mierda

Dejó la camara sobre la mesita de luz y Alvaro soltó una risa que contagio al ruludo.

—Sos tan... ¿Como decirlo?, ah si, maricón

Dijo Ricardo mientras se ponía entre las piernas de Alvaro.

—¿Yo maricón?, bueno... Si sos vos quien me la chupa me conviene ser maricón

—¡Alvin!

Alvaro comenzó a reírse haciendo que sus ojos se cerraran suavemente. Ricardo lo vio y le pareció lo más hermoso que había visto nunca, Alvaro era perfecto, sus ojos, su calva y su linda sonrisa.

—Y yo soy el maricón

Se rió más fuerte luego de decir eso, Ricardo posicionó su rodilla en la entrepierna del batero y la empujó sin delicadeza, ganándose así un gemido alto por parte del más bajo.

—Segui burlándote y te juro que te cojo ahora mismo

Alvaro se sonrojó notoriamente y observó como su pareja comenzaba a acercarse aún más a su rostro, un beso fue directo a sus labios. El beso era suave, cargado de amor, deseo y pasión, ambos se amaban, de eso estaban seguros.

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Marrero miraba la televisión con algo de tranquilidad.

—Estoy solito y no hay nadie aquí a mi laaadooo

Vida IngrataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora