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La mañana se hizo presente y Tavella se despertó, frotó sus ojos, se estiró levemente y luego miró a su lado, ahí estaba él, Gustavo.

—Mmh...

Le dolía demasiado la cabeza y eso se notaba ya que cuando se levantó de la cama un mareo lo hizo caerse al lado de la misma.

Por el golpe Gustavo se despertó. Miró al suelo y soltó una risita al ver a Tavella tirado en el suelo.

—¿Tave? ¿Estás bien?

—Ujum...

Se levantó para después ayudar a Santiago a levantarse, este último le agradeció y se fue al baño.

Gustavo aún con algo de sueño fue hasta la cocina para poder preparar el desayuno, miró el reloj de la casa y este mismo marcaba las 8:57 a.m, un poco tarde para la pareja ya que solían despertarse alrededor de las 6:30 a.m.

Comenzó a hacer el desayuno, en unos minutos recordó todo lo que pasó la noche anterior, Roberto, un beso y él con una pesadez en su pecho.

El timbre sonó y eso lo saco de sus pensamientos, fue rápidamente a abrir la puerta y cuando por fin la abrió se encontró con Roberto.

—Buenos días, Gustavito

Gustavo estaba helado, Roberto estaba aquí y eso era malo para él, para su cabeza que no dejaba de sobrepensar las cosas que habían sucedido entre ambos.

—B-buenos días, Roberto

—Oh, que formal, solo dime Rober

Roberto se acercó un poco más y puso su mano sobre el mentón del más bajo haciendo que este lo mirara. Gustavo lo miró, estaba nervioso y sus ojos lo delataban.

El mayor se acercó al rostro de Gustavo para después dejar un casto beso en los labios ajenos, luego de eso se separaron.

—¡Bo Rober!, no me dijiste que venías

Tavella hizo aparición y Roberto lo miró dándole así una dulce sonrisa.

—Santi, hola, te vine a dejar algunas ideas para las canciones

—Aaahh, si si, damelas, ¿Tenés mucha prisa?

—No, para nada

—Quedate entonces, desayunamos y después vamos al estudio ¿Querés?

Roberto lo pensó un poco pero le gustaba la idea de poder ver un poco más al esposo de su mejor amigo.

—Si, está bien

—¡Perfecto!

                        ~~~

El desayuno fue tranquilo para Roberto y Santiago pero Gustavo estaba demasiado nervioso debido a que el mejor amigo de su esposo tocaba sus piernas por debajo de la mesa.

—Voy a cambiarme mejor y vengo

Tavella se levantó de la mesa para luego ir a la habitación que compartía con su esposo.

—Estuvo muy rico el desayuno, Gustavito

Gustavo ignoro completamente a Roberto y se levantó, el mayor sonrió suavemente para luego levantarse.

Gustavo comenzó a lavar las tazas y vasos que habían sido usados en el desayuno, Roberto se posicionó detrás de él y lo abrazo por la cintura.

—Gus~

Susurró suavemente cerca del oído ajeno para luego dejar suaves besos sobre el cuello de Gustavo, Gustavo soltó un suspiro de satisfacción y mordió su labio.

Vida IngrataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora