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Roberto miraba con emoción y felicidad a todas las personas que estaban en aquel mini estadio, habían conseguido nuevamente llenar el Movistar Arena, todos los integrantes estaban felices por eso y por la energía de la gente.

—Hay canciones que son mejores si no las canto yo...

Roberto dijo mientras se oían gritos y el instrumental de "Solo soy un polaco enamorado", Ricardo hizo su entrada y la gente se volvió loca.

"RIKI BESAME" o "RIKI TE AMO" o "RIKI DEJAME SER LA MADRE DE TUS HIJOS", Esas entre otras cosas le gritaban a Ricardo mientras cantaba esa canción.

"CANTEN MABEL", El cuarteto rió ante ese comentario y solo siguieron comenzando a cantar algunas canciones de porfiado, bipolar y por último raro.

—¡Gracias Argentina!

Dijeron al unisono cuando Roberto termino de cantar "Yendo a la casa de Damián".


Las horas pasaron demasiado rápido para aquel grupo de amigos. Marrero, Alvaro y Ricardo estaban hablando sobre el concierto, Roberto leía una revista y Tavella solo descansaba un poco.

El avión por fin llegó a Uruguay y todos bajaron del mismo siendo recibidos por fotógrafos y alguno que otro periodistas, luego de una extensa charla subieron a la camioneta blanca junto al staff.

Primero dejaron a Roberto, luego a Tavella, después a Marrero y por último a Ricardo y a Alvaro quienes no habían parado de hablar desde que salieron del aeropuerto.


Roberto entró a su casa tranquilamente para luego dejar su maleta sobre el sofá.

—¿Rober?

Laura hizo presencia y sonrió al ver a su prometido.

—Lau, pensé que no estabas

La miró y se acercó a ella, tomó su cintura para abrazarla pegandola a él.

—¿Cómo te fue?

—Me fue bien aunque sinceramente estoy demasiado cansado...

Laura acarició suavemente la mejilla de su prometido y dejo un suave beso en los labios de este.

—Ve a dormir y yo acomodare tus cosas ¿Si?

Roberto beso suavemente a su esposa y asintió.

—Te debo una, Lau

Volvió a besarla y ella sonrió, luego se alejo para ir directo a la habitación donde ambos dormían, se acostó boca abajo y solo se quedó dormido.


Tavella hablaba con su esposo mientras tomaban mates, ambos se contaban lo que habían pasado en esas semanas dónde estuvieron separados.

—Y luego llegué tarde dos veces y mi jefe me descontó del suelto pero es lo normal ya que no hice bien mi trabajo...

Contaba Gustavo mientras cebaba un mate para su esposo.

—¿Estuviste durmiendo mal de nuevo?

Gustavo asintió y Tavella acarició su mejilla.

—Deberiamos ir a algún especialista para que te dé algún medicamento para el insomnio

Gustavo asintió y volvieron a hablar de cosas casi sin sentido, ambos se amaban y su lenguaje en el amor era efectivamente el tiempo de calidad.

Vida IngrataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora