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Los mensajes llegaban pero no eran contestados, Roberto no había sabido nada de Gustavo hace ya una semana y eso lo desesperaba. Laura había comenzado a trabajar en el turno nocturno en un hospital del centro de la ciudad y eso hacia que siempre estuviera durmiendo en las mañanas donde Roberto debía ir a los ensayos. Lo raro es que desde ese día de la boda ninguno de sus amigos quería verlo, bueno, a excepción de los Santiagos pero se sentía perdido, no sabía dónde ir y a quién buscar.
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Estaba viendo algo en su computadora, pero el ruido de la puerta del estudio hizo que mirara en esa dirección, era Ricardo.

—Buenos días...

Ricardo solo ignoró a su hermano y sacó su guitarra del estuche.

—Bo Riki... ¿Dormimos juntos?

Ricardo salió del estudio y Roberto solto un gran suspiro.

—¿Sigue molesto?

Preguntó Tavella entrando al estudio.

—Parece que si, Santi, ayer deje mi cuaderno aquí ¿Vos lo viste?

—Creo que lo llevó Alvin

Roberto asintió y luego de media hora llego el resto de los integrantes, pero ahora estaban muy charlatanes.

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Luego del ensayo Roberto estaba guardando sus cosas tranquilamente, en ese horario seguramente Laura ya estaba trabajando.

—¿Vas a decirle a Tavella?

Preguntó directamente Ricardo.

—¿Qué cosa?

—No te hagas el boludo...

—Aún no estoy listo, perdón

—No soy yo a quién le tenés que pedir perdón

Roberto asintió suavemente y vió a Ricardo salir del estudio, estaba cansado, estresado y pensativo.

De pronto un suave golpe apareció en la puerta que anteriormente Ricardo había cerrado.

—De seguro se olvidó algo...

Abrió la puerta luego de caminar hasta la misma y ahí se encontró con nada más y nada menos que con Gustavo.

—¿Gustavo? ¿Qué haces acá?

—Ya lo sabe...

—¿Saber qué?

—Tavella ya sabe todo lo que hicimos...

Roberto trató de procesar todo aquello pero le era muy confuso, ¿Hace cuánto tiempo lo sabía?. Hizo que Gustavo entrara al estudio y le ofreció algo de tomar pero el menor solo le pidió un vaso con agua, que posteriormente Roberto le dió.

—¿Y como lo supo?, ¿Vos se lo dijiste?, ¿Por qué?

—Él me lo dijo luego de la boda, me desperté en la madrugada y Tavella estaba llorando mientras veia su celular, yo me asusté pero luego fui a consolarlo...

Gustavo hizo una pausa para tomar algo de agua y volvió a hablar luego de un largo suspiro.

—Me pregunto "¿Desde cuándo?" Y yo no le entendí, me hizo ver una foto de uno de nuestros encuentros, me pidió perdón por ser mal esposo...

Gustavo comenzó a llorar mientras apretaba sus muslos, estaba demasiado sensible por todo, después de todo era su culpa.

—¿Cómo consiguió esa foto?

Preguntó Roberto luego de unos minutos.

—Por un usuario en Facebook, un usuario sin foto y sin nombre...

Gustavo solo seco sus lágrimas suavemente y se levantó del sofá.

—Ya no quiero verte... No quiero saber nada más de ti y sinceramente en lo más profundo de mi corazón hubiera querido jamás haberte conocido...

Dijo Gustavo mientras demasiadas lágrimas le nublaban la vista.

Roberto se levantó y tomó suavemente las mejillas ajenas, limpio con cuidado aquellas lágrimas que salían de aquellos bellos ojos, que tanto había amado en los últimos meses.

—¿Estás seguro de lo que decís?, mírame bien, por favor...

Gustavo lo miró pero luego abrazo la cintura del mayor, para después unir sus labios con los del más alto.

Beso que fue correspondido con suavidad pero, este beso no era tan amoroso o necesitado como el resto de besos que se había dado anteriormente.

Quizás un beso de despedida o cobardía.

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