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La noticia no lo había puesto feliz, de hecho lo había molestado, ¿Era suyo aquel hijo que Laura esperaba?.

—No puedo creer lo que me decís, sos un pelotudo...

Laura lloraba descontroladamente y Roberto solo rodaba los ojos.

—No estuvimos juntos, Lau... Puedo pensar realmente que no es mio

Laura negó suavemente y lo miró, en su mirada se veía todo el odio y enojo que tenía.

—Roberto, renuncié a mi trabajo, he estado contigo sexualmente más veces de las que tú puedes contar...

Hizo una pausa y se sentó en el sofá.

—La última noche, antes de que salieras de gira no usaste protección, ¿Te acordás de eso?

Y Roberto cayó en cuenta que lo que decía Laura era verdad, se sentó a su lado y la abrazó con algo de fuerza.

—Perdoname, estoy muy descolocado últimamente... Estoy feliz por la noticia, me encantaría ser padre y más si es a tu lado

Laura lo abrazo y su llanto se calmo notoriamente, volvieron a ser felices o eso es lo que ella creía.

______

Semanas habían pasado desde esa noticia, él había recibido felicitaciones de sus amigos, familiares y sorprendentemente también de Gustavo.

Era Martes, Laura estaría dos días con su madre, ya que esta le había dicho que tenía cosas para su futuro nieto. Roberto se encontraba mirando a alguna parte de aquella habitación donde la noche anterior había dormido con su esposa.

El timbre sonó y eso lo saco ligeramente de sus pensamientos, se levantó de la cama, salió de la habitación y bajo las escaleras para después abrir la puerta. Un fuerte golpe fue a caer en su mejilla derecha, esto lo hizo caer rotundamente al suelo y luego levantó la mirada encontrándose con Santiago Tavella, quien sonreía de forma amigable.

—¡¿Qué mierda haces?!

Preguntó mientras resfregaba su mejilla, mostrandose adolorido.

—Eso es por acostarte con mi esposo, ¿Creíste que ibas a salir ileso de esto?

Roberto soltó un suspiro y asintió, se levantó con ayuda de Tavella y lo miró.

—Lo siento mucho, realmente estoy arrepentido por lo que pasó, no quería arruinar nuestra amistad, Santi...

—No parece, Musso. Pero te entiendo y por eso te perdono, hablé con Gustavo, hace una semana estamos divorciados oficialmente, ya es todo tuyo

Rió suavemente con algo de amargura y suspiró pesadamente.

—Y... Yo no quiero estar con él, menos ahora que Laura y yo esperamos un hijo

Contestó Roberto.

—Ay Roberto, siempre cagandola, siempre fuiste así...

Santiago se fue y Roberto quedó ahí parado, sin saber que hacer, estaba totalmente cansado de toda aquella situación.

______

Gustavo miraba aquella gotas que caían por la ventana de su departamento y el sonido del timbre hizo que fuera a atender.

—¿Quién es?...

Abrió la puerta y se llevó una sorpresa, ahí estaba Roberto con un vino en sus manos.

—Buenas noches, Gustavito

Gustavo dejó que entrara, solo por cortesía y después de largos minutos de silencio incómodo, decidieron hablar mientras bebían aquella copa de vino.

—¿Estás feliz finalmente?

Preguntó Roberto con algo de seriedad.

—¿Feliz? ¿Por qué debería estar feliz?

Contestó con desdén.

—No lo sé... Te extrañé

Comentó Roberto, mientras sentía que sus mejillas empezaban a arder.

—Que rara es tu manera de extrañar, yo no... Yo no te extrañé, necesito estar solo y vos necesitas estar con tu nueva familia

Habló Gustavo, con algo de temblor en su voz. Claramente quería a Roberto, pero no le daría tal gusto.

—¿Debería irme?

—Deberias...

Ambos se levantaron con algo de dificultad, se acercaron a la puerta y cuando estuvo abierta ambos comenzaron a besarse con desesperación. Gustavo soltaba leves jadeos en medio de aquel beso sumamente obsceno.

Y todo acabo con la mejor noche de pasión para ambos, quienes se amaban con locura pero ahora el destino los separaba bruscamente con las consecuencias de sus actos.

Vida IngrataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora