El arte de lo absurdo.

4.

"Querido diario, ayer conocí al sujeto más atractivo de la universidad, y claro, como era de esperarse, me acosté con él. Atte; Qin".

—¿En serio escribes sobre tu acostón con Hades de anoche? —una voz se escuchó detrás de él, era una voz bastante conocida. El Omega de las gafas oscuras se giró para verlo y sonrió —. No deberías hacerlo, ese tipo no es bueno… —habló Belcebú bastante molesto, para después sentarse junto a Qin en la mesa de cemento.

—Pero miren quien llegó, mi querido amigo de la prisión —añadió Qin burlón —. ¿Cómo estuvo tu noche? Por qué a decir verdad, la mía estuvo fabulosa… —Belcebú rodó los ojos al escuchar las tan maravillosas palabras que Qin decía sobre su noche mágica con el sujeto que rompía corazones —. Él me llevó a un hotel bastante lujoso y…

—No quiero oírlo… —habló de pronto, no quería oír nada que tuviera que ver con ese sujeto, ese maldito sujeto que rompió su corazón en mil pedazos y luego su hermano lo pegó —. No quiero oírlo en lo absoluto… —y diciendo esto, tomó la manzana que se encontraba al lado del cuaderno de Qin, para después darle un mordisco. Qin arrugó la frente al ver cómo ese sujeto se comía su roja manzana.

—¿Y bien?

—¿Y bien qué? —habló a la defensiva.

—¿Cómo estuvo tu noche después de que Adamas te fue a dejar a tu casa? —sonrió pícaro. Belcebú tragó ¿Acaso ese sujeto pensaba que era igual que esos que contaban absolutamente toda su vida sexual?

—¿Te importa? —Qin asintió sin dudar, era muy curioso y a decir verdad, en serio quería saber que es lo que le pasaba al sujeto que había dormido con ambos hermanos. Belcebú dejó la manzana de lado, él no era así, apenas si se abrió con Adamas —. Primero que nada… no soy un sujeto que se acuesta con cualquiera, Adamas es el segundo, y ahora creo que somos novios ó algo así… queremos ir despacio ¿De acuerdo? —vió a Qin fijamente.

—Oh, así que… llevas la cuenta… —habló pensativo —. Creo que Hades es como el número 31 ó algo así… —Belcebú abrió los ojos como platos ¿Con cuántos había dicho Qin que había dormido? El Omega de ojos negros sentía asco de solo escucharlo —. No lo sé… tal vez —rió suavemente, mientras veía como Belcebú lo veía de arriba a abajo con extrañesa.

—Ya me tengo que ir… —el ojos negros se paró de su asiento, no se equivocó en lo absoluto, Qin también era igual a Poseidón, era un baño público andante. 

—¡Maldita porquería! —gritó un rubio tan iracundo. Hace un rato encendió su computadora para ver si el maldito sujeto que lo dejó con las ganas ayer se había vuelto a conectar al sitio web, y la verdad; nada. El tipo no volvió a parecer en la red, de verdad estaba muy enojado con él, quería hablarle y decirle ¿Quién se creía él para rechazarlo?

Algo que jamás toleraba, era que alguien lo hiciera de lado. Él era irresistible y él más amado de todo el campus. Incluso tenía ganas de lanzar su computadora por allá, estaba tan lleno de ira e indignación ¿Por qué ese sujeto lo rechazó? ¿Acaso ya no era atractivo? Pero si aún seguía siendo joven y bonito, cualquiera caería ante sus pies y los besaría sin dudar.

—Hola, Calabacita… ¿Qué estás haciendo? —bajó la tapa de su computadora en cuanto sintió la mano de su hermano mayor en su hombro. Hades le sonrió y acarició su cabello —. ¿Por qué estás tan molesto? ¿No hiciste tu tarea a tiempo? Tal vez pueda decirle a Adamas que te ayude… —lo vió fijamente. Poseidón se estremeció, su hermano no sabía que él frecuentaba este tipo de sitios en internet, tal vez podría regañarlo ó algo así, y no, no quería decepcionarlo.

—No es nada… tal vez sea un simple virus. La llevaré a revisar apenas termine con las clases… —habló mientras veía fijamente a su hermano mayor. El albino volvió a sonreír, amaba cuándo su hermanito se enojaba; se veía tan adorable. Aunque le encantaría charlar más con su hermano menor, tenía un sin fin de cosas que hacer, así que, tan solo se despidió de él y se fue —. Estúpida laptop… —maldijo ¿Ahora como encontraría a ese sujeto y lo encararía? En eso, volteó a ver a la mesa de cemento que tenía enfrente y sonrió malicioso, asustando a Qin por completo.