10.

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—Oye… ¿Qué tal si vienes ya a la cama? —añadió Thomas con su pijama, a decir verdad, había sido un día difícil, con todo esto de Poseidón en la mañana, su trabajo de medio tiempo como conserje en el hospital del padre de Nikola. Lo único que el Omega quería hacer, era dormir y descansar. Nikola que acababa de salir del baño envuelto en una toalla alrededor de su cintura; le sonrió, también para él fue muy difícil, con esta carrera no tenía tiempo libre, ó estaba haciendo examenes ó iba a sus prácticas en el hospital de su padre. El Omega de inmediato se sonrojó, hace tiempo que no veía a su novio casi semidesnudo. A decir verdad, se le veía realmente bien.

—Voy… en un segundo… —añadió al dirigirse al ropero de su habitación, sabía perfectamente que Thomas se había sonrojado al verlo, y a decir verdad, con el poco tiempo que tenían apenas si podían hacerlo —. Pero no logro encontrar mi ropa interior —añadió, aunque a decir verdad, ya había abierto ese gabinete y ahí estaba. Thomas sin pensar, retiró sus sábanas, se paró de la cama, fue hasta Nikola y lo abrazó por detrás ¿Cómo es que había conseguido la suerte de que un sujeto así se fijara en él? Tan atractivo, tan inteligente, tan respetuoso y único. Nikola lo sintió, sintió como Thomas se aferraba a él por detrás y lo abrazaba.

—Está bien si esta noche duermes sin ropa interior… —susurró detrás de él ¿Acaso Nikola había olvidado lo fácil que era seducirlo? El alfa se soltó de su agarre y se giró para verlo, a decir verdad y aunque jamás lo admitiera, tener sexo siempre era una buena forma de liberar estrés. El Omega sin dudar se hincó enfrente de él y le quitó esa toalla que tenía alrededor de la cintura. Nikola apreció como su novio abría la boca, y con su mano se llevaba su miembro a su boca. Pasaron tal vez unos diez ó veinte minutos de puro placer con la boca de Thomas. El alfa ya se había comenzado a relajar, tanto que se había olvidado de sus tareas y más cosas en el hospital.  Y al final, Nikola no lo pudo soportar, que terminó expulsando esa semilla en el interior de la boca de su  Omega. Thomas rió, sabía que no era muy fácil hacer que su alfa se excitara de esa forma. 

—Lo siento… —expresó al ver que su Omega no había alcanzado a escupir todo eso que le metió a la boca. El sonrió, aún con los labios llenos de semilla blanca. El castaño tan solo le ofreció la mano y lo ayudó a levantarse —. Creí que soportaría más… —sonrió mientras con sus dedos de la mano limpiaba la boca de Thomas.

—Está bien, no te preocupes… ¿Quieres…? ¿Quieres hacérmelo? —pidió, para Nikola, el sexo era solamente eso, que él hiciera magia con su boca. Nikola estaba dudoso, cuando tocaba un cuerpo ajeno, no duraba en venirse, y eso hacía que no fuese placentero para ninguna de ambas partes, pero descubrió que estimulándose de diferentes formas podría retenerse y no ser un eyaculador precoz —. Si no quieres, no hay problema, yo comprendo perfectamente, cariño… —fue interrumpido por Nikola, que lo había empujado hacia la suave cama.  El Omega se estremeció al ver el rostro lleno de seriedad de Nikola ¿Por fin, después de tanto tiempo lo harían? El alfa solo esperaba no decepcionarlo. Pero en cuanto comenzó a desabotonar los botones de su pijama y dejar el pecho descubierto del Omega, comenzó a sentirse realmente excitado, y más por el rostro sonrojado del Omega.  Nikola también se avergonzó, pues con solo ver esa escena, acababa de volver a venirse sin problemas —. ¿Qué…? —añadió Thomas extrañado al ver que Nikola se alejaba de él y recogía su toalla del suelo.

—Voy a volver a bañarme… —añadió, para después dirigirse al baño. Thomas se sentó en la cama y abrió los ojos como platos al ver toda esa semilla desperdiciada en el suelo de la habitación. El Omega suspiró con pesadez, otra vez tendría que limpiarlo. Thomas se preguntaba si en el matrimonio también sería así, sí tendría que usar su boca para satisfacer a Nikola, pero Nikola jamás lo podría complacerlo a él ¿Cómo lograría embarazarse?  Cómo sea, ahora no era el momento de pensar en eso, si no de limpiar todo ese fluido que Nikola dejó por ahí.

El arte de lo absurdo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora