14.

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—¿Me pueden explicar exactamente que hago aquí? —añadió Belcebú, sentado en una silla mientras veía a Qin y a Hades sentados enfrente de un escritorio que tenía a un abogado del otro lado.

Hoy Qin lo había levantado muy temprano, basta decir que ni siquiera dejó que se vistiera apropiadamente.  El ojos negros no lo podía creer, Qin y Hades apenas se conocieron hace unas semanas y ya se estaban casando ¿Acaso aún seguía soñando? 

Qin sonrió.

—Ya te lo dije, eres nuestro testigo… —añadió de manera armoniosa mientras tomaba fuertemente a Hades de la mano. Belcebú resopló, sin duda, increíble, bueno, ahora el anillo de diamantes de Qin tenía una explicación más lógica.

—De acuerdo… solo firmen aquí y estarán oficialmente casados… —añadió el abogado mientras les ofrecía una hoja con letras y un bolígrafo. Qin no creyó que casarse sería tan fácil, creyó que sería más complicado que eso. El Omega con una sonrisa asintió, tomó el bolígrafo y firmó donde ese sujeto le señalaba. Hades hizo exactamente lo mismo —. ¡De acuerdo! —añadió con una sonrisa —. Están oficialmente casados, ya pueden besarse… —Qin no lo dudó, de inmediato se levantó de su asiento y se lanzó encima de Hades, ahora Hades era oficialmente suyo y nadie se lo iba a quitar.

—Bueno, ahora que estamos casados… —añadió Qin mientras salían de la oficina del abogado de Hades —. ¿Dónde vamos a vivir? ¿Seguiré trabajando? ¿Tendré que regresar a la universidad? —el Omega se aferraba al brazo de su ahora esposo.

Belcebú iba detrás de ellos, pensando que tal vez ni debió venir, aunque dijera que no, muy en el fondo sentía algo por el maldito de Hades. No sabía si Qin había Sido muy rápido ó muy estúpido para casarse.

Hades sonrió, el alfa ya iba a abrir la boca, cuando de pronto, escuchó una voz bastante familiar.

¡Tú! —era Perséfone, que por cierto, tenía cara de pocos amigos —. ¡Cancelaste nuestro compromiso por una puta! —gritó bastante irritada, aunque claro, no solo ella era el problema. Detrás de ella, estaba su Padre; quien lo  fulminaba con la mirada, era claro que estaba decepcionado y enojado. Hades de inmediato tragó en seco, sabía perfectamente que su padre estaría enojado por esto.

—No te creí tan estúpido, hijo… —fue lo único que se limitó a decir su padre, él de verdad estaba bastante enojado ¿Cómo Hades pudo cambiar a una joven excelente por ese sujeto? El anciano suspiró con pesadez. Perséfone era todo lo que se esperaba de una buena esposa; intelectual, culta y atractiva, sin mencionar obediente—. Creo que, ya no deberías regresar a casa… —y después de decir aquello, dió media vuelta y caminó junto a Perséfone por el pasillo del edificio.

Hades abrió los ojos como platos ¿Acaso su padre acaba de desheredarlo?  El pánico lo invadió ¿Cómo pagaría la colegiatura? ¿El mantenimiento de su auto? Ahora tendría que buscar un empleo. 

—Calma ¿Si? No es el fin del mundo —lo consoló Qin, quien aún abrazaba su brazo fuertemente —. Te puedes quedar con nosotros… —Belcebú abrió los labios indignado.

—¿Y cómo has estado? —añadió Adamas, ya habían pasado varias semanas desde que su hermano se mudó a la casa de Belcebú —. ¿Todo bien? Ya sabes, mi hermano vive contigo, y tu casa no es muy espaciosa… —Belcebú se golpeó la cabeza suavemente con la superficie de la mesa en la que estaban sentados.

Hoy había decidido reunirse con Adamas, estaba enojado, e irritado, ya casi no tenía privacidad. Sin mencionar que, se topaba con Hades en cualquier rincón de su casa. La buena noticia, Lucifer se había mudado, había regresado a casa de sus padres, con la condición de ya no tener más fiestas ahí, lo cual sí podría cumplir, ya que, ese mismo año se graduó de la universidad.

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