El arte de lo absurdo.

15.

—¡No! ¡Para! ¡Para ahora mismo! —gruñó al intentar empujarlo, pero no podía, el sujeto era demasiado pesado; y él no tenía la fuerza suficiente. El alfa soltó una carcajada, que patético se veía suplicando ese Omega.

—¡Calla! —rugió para después abofetear al rubio —. Deja de llorar como una perra… y mejor ponte a gemir… ¡Y a gemir! —gruñó para después llevar sus manos a la boca y nariz del Omega.

Poseidón enterró sus uñas en las  muñecas de ese sujeto al sentir como ese maldito sujeto tapaba su boca y nariz. Ese maldito quería privarlo del aire. El sujeto le soltó y comenzó a reírse al ver la bocanada de aire que había tomado el Omega; seguido de esto, volvió a hacer la misma acción y a tapar las vías respiratorias de la puta barata del bar.

Cuando en eso, su teléfono sonó y él de mala gana tuvo que separarse de su nuevo juguete para atender. Y en ese momento Poseidón aprovechó para tomar sus pantalones y ponérselos. Y aunque quiso abrir la puerta del auto, no podía, estaba con llave..

—Habla Ra ¿Qué demonios quieres? —Poseidón abrió los ojos como platos ¿Había escuchado bien? ¿Ra? ¿Ese sujeto no era el dueño de una cadena de ferreterías?—. Estoy ocupado mi amor,  si, si… compraré leche… pásame a Cielo… —se refirió a su hijo —. Hola, Cielo, papi va ha llegar tarde hoy, papi está ocupado ahora mismo —Poseidón estaba completamente confundido, no podía creer que; el tipo que trató de asfixiarlo fuera padre. Ahora mismo que hablaba por teléfono, no parecía tan intimidante como hace un segundo, parecía incluso un sujeto agradable. Pero tan solo colgó el teléfono, esa mirada intimidante volvió a aparecer en su rostro. Ra lo volteó a ver —. ¿Y ahora? ¿En qué estábamos? —sonrió con malicia.

—¡Mi papá es Cronos Pyrgos…! —exclamó Poseidón temeroso. Era la primera vez que estaba con un alfa y sentía pánico, tanto que sintió la necesidad de mencionar el nombre de su padre —. De las empresas Laurel. Ya sabes, bufette de abogados  —mencionó inquieto y apunto de llorar. Ra lo fulminó con la mirada ¿Con que el hijo de su amigo?

—Ben…—le habló a su chófer —. Abre la puerta. Ya me harté de mi puta —y diciendo esto, la puerta al lado de Poseidón se abrió automáticamente—. Si le dices a tu padre algo de esto… —habló en un tono amenazante —. Esto que hicimos no será nada comparado con lo que planeo hacerte… —Poseidón tragó en seco, claro que comprendía la clase de mounstro que tenía enfrente. El rubio no dijo nada, tan solo se limitó a salir rápidamente de ese maldito auto.

Con razón su auto y reloj eran tan costosos, era el segundo hombre más rico de esta ciudad (aparte  de su padre claro). El Omega tambaleante salió y caminó a como pudo lejos del estacionamiento del bar, y pensar que le hizo una mamada al hombre que fue con su padre a la universidad.

Poseidón suspiró con pesadez, realmente se había sentido muy mal hace un segundo ¿Acaso ese sujeto tenía más fetiches enfermos que el de asfixiar? No, mejor no pensar en eso. Lo único que pudo hacer Poseidón fue sacar su teléfono de su pantalón y llamar a un taxi para que lo llevara a la mansión de su padre.

—¡¿Me quieres explicar que es esto?! —alegó un anciano mientras se apoyaba en su bastón, hace rato su querido amigo de años (aunque claro, su amigo era unos años más joven que él); le había llamado solamente para decirle que vió a su hijo subir al auto de un desconocido en el estacionamiento de un bar—. ¡¿Se puede saber por qué vienes entrando a las 4 de la mañana y por qué un conocido dice que te vió subiendo a un auto a las afueras del Dimitrios Aleidis?! ¡Ya no puedo contigo, Poseidón! Cada día estás más incontrolable. Cuando estaba Hades aquí, él se encargaba de mantenerte al margen… ¡Pero ahora! ¡Andas de puta con medio mundo! —Poseidón abrió los labios indignado. En su defensa, siempre había Sido así de fácil, solamente que su padre jamás lo notó, sin mencionar que ¿El maldito de Ra lo acusó?