Cap 27

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POV Catra

Tres meses... Tres meses en los que mis cachorros llamaron a su madre todos los días a la misma hora y no fueron respondidos. Mi corazón lloraba cada vez que ellos bajaban sus miradas con tristeza, me señalaban el balcón para ver si ella estaba en su lugar acostumbrado en las montañas, decepcionados, los regresaba a la cama, hasta que hace ya 2 días, dejaron de buscarla y eso me llenó de alivio, pues Adora simplemente, ya no iba a regresar

Mis hijos ya había comenzado a gatear, y ahora ya daban pequeños saltitos empujándose con sus piecitos, parecían conejitos yendo de aquí a allá en la habitación o siguiéndome donde quiera que fuera, ya no quería que los alzaran

-Catra ¿Podríamos hablar?- Solicitó mi cocinero

-Claro Erick ¿Que sucede?

-Bueno es que...

-Dime

-Es que... Estoy enamorado de Hilda

-Eso no es secreto querido amigo

-Lo sé, pero quería... ¿Puedo casarme con ella?

Maldición, tenía que ser, es mí esclava, además una muy buena y no puedo permitir que me la arrebaten- Discúlpame, pero no puedo cederla

-ESPERA - El cocinero se tiró al suelo de rodillas y abrazó mis piernas - Por favor Catra, desde siempre has sido mi amigo y he sido fiel seguidor de Alpha Ari, prometo que tendrás mi lealtad y la de mi familia

-No puedes jurar lealtad por tus hijos Erick, si su voluntad dice que se unirán a una rebelión, lo harán y ya

-Por favor

-Voy a pensarlo, vámonos niños -Caminé rápido para evitar continuar con la plática, era obvio que no iba dejarla libre

Me dirige a la puerta principal, donde recibiríamos a los dignatarios de Luna Brillante y Las Salinas, pues habríamos hecho rutas de comercio y tratado impuestos de importaciones, las haríamos oficiales firmando los contratos ahora, desgraciadamente, una persona no grata para mí llegó con la comitiva

La hechicera de Mystacor iba como acompañante de los dignatarios de Luna Brillante, aunque ya no tenía por qué enojarme, así que no hice alboroto por aquel asunto - Sean bienvenidos a Skogkatt - Dijo mi padre - Mi madre y yo nos inclinamos y saludamos con propiedad

A cada paso que daba, mi molestia iba creciendo, pero no debía, no había razón para ello

Repentinamente, el ambiente se puso pesado, me costaba respirar, ya había sentido esto. Abrí la puerta la habitación más cercana e hice entrar a mis hijos, cerré la puerta - ¿Que es lo que quieres?

-Creí que no sentirías mi presencia

-Mentira, querías que me percatara

-... ¿Donde está Adora?

-¿Yo que sé? No soy su niñera -Un ligero dolor comenzó en mi cuerpo

-No seas insensata y dime donde está

El dolor se intensificó aún más, mis hijos comenzaron a rasguñar la pueta y a llamarme con cierta desesperación, percibían que yo estaba sufriendo, y por ellos, gruñí furiosa y llamé a los guardias

Rápidamente fuimos rodeadas por soldados fuertemente armados, la hechicera me soltó de lo que me estuviera haciendo y me acerqué sin miedo a ella - No estás en tu territorio, no puedes hacer lo que tú quieras, aquí, si amenazas a la heredera, te mueres

-¿Enserio?

-No te vuelvas a acercar a mí o a mis hijos ¿Entendiste?... Quiero a cuatro guardias vigilándola

ConquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora