Emma estaba en el salón donde siempre se encontraba con Mike. No tenía idea de en qué momento llego ahí pero por alguna razón su cuerpo le impedía salir. Visualizo todo el salón, lo sentía más grande de lo usual. En eso, la puerta se abre, dejando entrar luz en la oscuridad del salón. Alguien entró.
—Hola, Preciosa —era Mike. Quien apenas se acercó a ella la beso y poso una mano en su cintura y la otra en su cuello.
—Aléjate —dijo Emma. Su agarre era más fuerte de lo que recordaba. ¿En que estaba pensando al volver a ese salón?
—No hay nada que pueda separarnos, lo sabes, ¿verdad? —dijo mientras besaba su cuello.
La historia se volvió a repetir, Emma estaba sentada encima del escritorio y Mike la tocaba sin su consentimiento. ¿Que estaba ocurriendo? ¿Por qué estaba ahí? Emma estaba más asustada de lo que estuvo la última vez, su corazón se aceleraba del miedo y empezaba a sudar frio. ¿Sudar frío?
Emma se levantó y abrió los ojos, se calmó un poco al darse cuenta donde estaba. Se tapó con las mantas y se acostó.
—¿Todo bien, Emma? —dijo Enzo, debajo de mantas en el suelo, con un gran colchón debajo. Los chicos se habían quedado a dormir con Emma. Según, porque la presencia de ellos podría ayudarla a sentirse mejor.
—Estoy bien, gracias. Solo tuve una pesadilla —dijo, sin querer recordar.
—¿Quieres que me acueste contigo? —preguntó a su hermana. Ambos eran los únicos despiertos, eran las tres de la madrugada y Enzo solo se había despertado por sentir el malestar de su hermana.
—No es necesario —respondió Emma.
—Oh, por favor —le dijo—. Ya no soporto tener a Draco tan apegado a mi. Es como si fuera su peluche.
Emma soltó pequeñas carcajadas. Vio como Draco por poco ya estaba por aplastar a Enzo.
—Bien —Enzo subió a su cama y se acostó a su lado.
Ambos se acomodaron y volvieron a dormir. A la mañana siguiente Emma se despertó y Enzo no estaba a su lado. Pero escuchaba su respiración. Y es que estaba acostado en el frío suelo. Se había caído de la cama y siguió durmiendo en el suelo. Emma tomó un poco de la manta con la que estaban tapados todos y lo tapó a él también.
Hoy era sábado, por lo que daba lo mismo si se levantaban tarde y se perdían el desayuno. Aún que normalmente, los fines de semana el desayuno empieza algo tarde ya que la gran mayoría se despierta tarde. Emma se levantó y salió del dormitorio, quería estar un rato en la sala común, ahí podía leer más tranquila. Tom la vio salir y la siguió. Cuando Emma se sentó en el sofá, el se sentó a su lado.
—¿Me estabas siguiendo? —preguntó Emma, antes de abrir el libro.
—Tal vez —dijo en tono divertido—. ¿Te sientes bien? ¿O tal vez mejor? —preguntó, últimamente se comportaba como Enzo con ella. A Emma no le molestaba, pero extrañaba al viejo Tom.
—¿Por qué te preocupas tanto por mi? Lo qué pasó ya pasó, y no volverá a suceder —dijo Emma.
—¿No te gusta que me preocupe de ti y sea blando contigo? —preguntó.
—No me molesta, pero siendo sincera, extraño al Tom que era duro conmigo y mandón —dijo lo ultimo con una sonrisa.
—¿Así que te gusta que sea mala persona contigo? —preguntó—. ¿O es que no estás acostumbrada a que sea blando?
—No estoy acostumbrada. Verte así, me hace sentir que eres otra persona, y no el Tom con el que peleaba por todo. Siento que ya no puedo hacerte una broma para enojarte, porque siento que tú me la devolverías, como los Gemelos Weasley.
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Heart Of Stone
De TodoTom y Emma han sido toda su vida como el perro y el gato, pero eso cambiaría muy pronto. ¿Qué harías si te enteras de que te has enamorado de la chica que odiaste desde el primer minuto?