Capítulo X

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A la mañana siguiente, Emma despertó en el suelo. ¿Debido a que? Debido a que Theo la empujó mientras dormían. Emma se levantó del frío suelo de su dormitorio y se acostó nuevamente en la cama. No se durmió, se quedó un rato despierta. No había visto la hora, por lo que supuso que faltaba aún para desayunar, cosa en la que se equivocó. La puerta de su dormitorio se abrió.

—Emma, ya es hora de... —Regulus se quedó congelado al ver a Theo acostado en la misma cama que su amiga y ver que ninguno de los dos estaba listo para desayunar.

—Oh, no sabía qué hora era. Me arreglo de inmediato —Emma se levantó de la cama y Regulus seguía congelado.

—Creí que te gustaba Pierce —dijo sin despegar la vista de Theo, quien estaba sin camisa por el calor.

—¿De que hablas? —Regulus señaló a Theo, a lo que Emma volteó a verlo—. No me gusta Theo, idiota.

—¿Y por qué está en tu dormitorio? —preguntó, mirando ahora si a Emma.

—Porque pasó la noche aquí —dijo Emma mientras buscaba ropa en su armario.

—Y dices que no te gusta —dijo mientras rodaba los ojos.

—Porque no es así —dijo ella—. Se quedó aquí porque ayer, volví de haber estado con Mike y lo encontré como vagabundo pidiendo monedas. Se torció el pie y lo dejé dormir aquí.

—¿No podías llevarlo a su dormitorio? —preguntó, como si Theo no pesara nada.

—No soy tan fuerte como tú, ¿ok? —respondió Emma, dándose vuelta para verlo y luego volver a darse vuelta para seguir buscando ropa, en realidad estaba buscando la corbata la cual había perdido.

—¿Y por qué tuvo que dormir en tu cama? —volvió a preguntar, parecía interrogación.

—Entró y se lanzó en la cama, cuando me di cuenta ya estaba durmiendo. Es muy pesado para haberlo empujado y lanzarlo al suelo, en su lugar me empujó el a mi —aclaró—. ¿Podrías despertarlo y decirle que se vaya? Creo que su tobillo ya está mejor y tiene que ir a desayunar.

—¿Por qué no lo despiertas tú? —Emma volteó a mirarlo, Regulus de inmediato fue a despertar a Theo.

—Gracias, Reg —dijo Emma, luego de encontrar su corbata—. Te encontré —le dijo a la corbata.

Luego del desayuno, Emma trato de verse más despierta para sus clases con Tom. Ya que en el desayuno la habían molestado por eso, «¿quien dejó salir al mapache?» le había dicho Draco, quien se llevó un codazo en la costilla. No muy fuerte, claro, pero al dramático lo dejaron en enfermería.

Emma fue a la biblioteca y se sentó en el mismo lugar de ayer. Pero al ver que Tom pasaba de largo se levantó y lo siguió. No entendía por qué no se sentaron ahí. Tom camino hasta llegar al final de la biblioteca, si bien el lugar de antes ya estaba lejos de la puerta, pero no era el último lugar de todos. Tom se sentó en una silla e invitó a Emma a sentarse en la otra.

—¿Por qué no nos sentamos en el mismo lugar de siempre? —preguntó Emma, sin conseguir una respuesta por parte de Tom—. ¿Vas a ignorarme? —Tom continuó callado mientras abría el libro en la página que habían quedado ayer.

—Comencemos con esto —dijo él, ignorando todas las preguntas de Emma.

—Te estoy haciendo una pregunta, Tom —dijo ella, a lo que Tom continuó ignorando sus preguntas—. ¿Hola? O es que me volví sorda, o es que tú no quieres hablarme.

—Deja de hacer estupideces y presta atención si no quieres reprobar —su tono volvió a ser frío, como si Tom ya la hubiera olvidado y todo lo que sentía por ella. Pero simplemente se estaba reprimiendo.

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