Personajes planos

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Un personaje es plano cuando no está bien desarrollado. Es importante que tu lector vea que ese personaje es alguien interesante, que empatice con él y que desee seguir su historia. Antes de empezar a escribir es conveniente analizar a cada personaje y para eso hay varios métodos. Uno es la técnica del escarabajo, que ya mostré, y otra es un cuestionario.

Hazle preguntas a tus personajes:

¿Qué habilidades tiene? ¿Cuáles no tiene y quisiera tener?

¿Cómo fue su infancia? ¿Cómo es la relación con sus padres?

¿Tiene algún sueño, un deseo, algo que quisiera lograr?

¿Cuál es su mayor logro?

¿Qué es lo que más aprecia en un amigo?

¿A qué le tiene miedo?

Mejor y peor recuerdo.

¿Qué importancia tiene el amor en su vida?

Si supiera que se va a morir, ¿qué cambiaría de su forma de vida?

Ese personaje, ¿tiene alguna característica tuya? ¿Cuál?

¿Tiene algún recuerdo vergonzoso?

¿Cuáles son sus mayores posesiones?

¿Quiere más a la gente o a los animales?

Las preguntas son muchas, y te van a dar una dimensión real de ese personaje. También van a ayudarte con la trama porque puedes incorporar las respuestas al texto.

Otro recurso es tomar características de personas reales que conozcas: un hombre grande, fornido, bruto y mal hablado que en el fondo sea bonachón y un buen amigo; un anciano olvidadizo y de mal carácter, que camine a duras penas con un bastón pero no quiera ayuda; un perro enorme que solo sabe llevarse a la gente por delante y ladrar como un desaforado. A mí me gusta la personalidad de los gatos, y suelo utilizar su carácter indolente, el miedo que sienten ante personas que no conocen o su curiosidad natural para introducirlo en una escena y ver cómo reaccionan los personajes ante él.

Hay más métodos para estudiar a tus personajes, pero estos son los que yo uso. 

Cuando escribimos una historia con mucha acción suele pasar que los personajes no se desarrollan tanto porque se prioriza la trama sobre la interacción entre ellos, que es la forma en que llegamos a conocerlos. 

Es importante dejar fluir a nuestro personaje: a veces queremos forzarlo a hacer algo que es importante para la trama, pero que choca con su personalidad o sus ideas. Por ejemplo: si tenemos a un hombre que es cobarde, o débil, no podemos hacer que tenga un arranque de enojo y se pelee contra cinco fortachones. Eso solo pasa en las malas películas, y por lo general al débil lo terminan haciendo papilla 🤕.

Tenemos que darle tanta importancia a los personajes secundarios como a los principales, y definir la personalidad y las acciones de cada uno a lo largo de la trama, para que no tengan cambios inexplicables de opinión o hagan cosas que el lector no pueda comprender.

Es mejor definir un personaje por las cosas que les pasaron en su niñez o juventud, ya que por ejemplo un villano puede ser malo porque sufrió abusos siendo niño, o simplemente porque es un psicópata. Esas cosas es mejor aclararlas y no decir simplemente que es una mala persona.

También es importante una descripción física, pero no hay que centrarse en ella, y dentro de lo posible no irse al cliché de los hombres y las mujeres lindos hasta la perfección. Somos humanos, y tenemos espinillas y algunos kilitos de más 😅

Hay que describir la psicología, el carácter y las emociones del personaje tanto como lo físico, aunque se puede usar, por ejemplo, la forma de vestir para mostrar la personalidad. Yo tengo personajes a los que les gusta utilizar ropa dos talles más grandes que la suya, para estar cómodos, y otros que se hacen trajes a medida y usan corbatas de seda. Desde esas descripciones se puede trazar qué clase de persona es cada uno.

Lo que aprendí escribiendo (Humilde manual de inicio a la escritura )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora