Según este gran escritor de fantasía, los personajes tienen que tener, a grandes rasgos, tres características: Empatía, competencia y proactividad. La empatía es la capacidad de ponerse en la piel de los demás y comprenderlos, la competencia es el don de saber hacer algo bien, o ser un especialista en algo, y la proactividad es tomar decisiones cuando hace falta. Pero Sanderson propone que, al inicio de una historia, los personajes carezcan o tengan muy poco de una de estas tres características.
Por ejemplo, un personaje empático y competente que no sea proactivo, podría ser, por ejemplo, una especie de come libros tímido al que le guste cuidar gatos, pero no se anime a ir y hablarle a la chica que le gusta. Un personaje competente y proactivo pero cero empatía podría ser el gerente de una empresa, un hombre inteligente y capaz de hacer grandes negocios, pero al que le importan un cuerno sus empleados. Un personaje empático y proactivo, pero incompetente, podría ser un chico gracioso y torpe, de esos que a veces terminan siendo la burla de los demás.
La idea de Sanderson es que, a lo largo de la trama la característica faltante del personaje comience a manifestarse, o sea que el personaje crezca gracias a los sucesos de la historia: el come libros debería encontrar el coraje para confesarle a la chica lo que siente, el gerente tendría que aprender a ser más considerado con sus empleados, y el chico gracioso y torpe resultar ser un maestro en algo que nadie se esperaba, por ejemplo, que fuera un gran ajedrecista y que logre la admiración de sus amigos al ganar un torneo importante.
Solo el hecho de mostrar una característica faltante en cada personaje hace que se abran ante nosotros muchas formas de mostrarlos sin que parezcan planos. El chico o la chica perfectos no tienen nada que ofrecernos, pero los que carecen de algo logran que el lector se identifique con ellos y se enganche en su historia.
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Lo que aprendí escribiendo (Humilde manual de inicio a la escritura )
AcakComencé a escribir hace algunos años, pero si hoy intentara releer mis primeros textos, seguro los prendía fuego. No es que hoy sea la gran cosa, pero estudié bastante, y cada vez que encontré una lección interesante la escribí (y aún lo sigo hacie...
