Capítulo 6: Funeral

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A menudo pienso que los funerales son un desfile de hipocresía donde la gente finge sentir la pérdida de alguien a quien apenas conocían realmente en vida.

Mientras caminaba hacia el lugar dónde iban a sepultar a Dylan, no podía evitar pensar en la ironía de la situación. Todos estos rostros sombríos, esas lágrimas fingidas, esa sensación de culpa colectiva por no haber estado allí para él cuando más lo necesitaba.

Ahora todos estaban aquí, lamentando su partida, pero ninguno de ellos estuvo presente cuando él estaba vivo.

No podía soportar la idea de que la gente que no cumplió moralmente con Dylan ahora se reuniera para despedirlo. Sentía que las condolencias eran vacías, que la presencia de la mayoría aumentaba mi indignación.

Pero aun así yo estaba aquí, porque a pesar de mi resentimiento, Dylan merecía que al menos una persona estuviera allí por él, aunque fuera para despedirlo en un mar de falsedad.

Me ubico dónde esté un poco alejada de la gente y escucho el homenaje que le hacen a Dylan.

Su madre fue la primera en empezar.

—Hoy quiero honrar a mi querido hijo con palabras de amor y gratitud. Aunque su partida dejó un vacío inmenso en mi corazón, sé que su luz sigue brillando en cada recuerdo que guardo con cariño. Su sonrisa, su bondad y su valentía continúan inspirando mi vida, recordando la belleza de su espíritu. —Hace una pausa porque las lágrimas no la dejan hablar y luego continúa— Aunque ya no esté físicamente a mi lado, siento su presencia en cada susurro del viento, en cada rayo de sol que ilumina mi camino. Su partida me ha enseñado a valorar cada momento, a abrazar a quienes amo con más fuerza y a llevar su legado de amor y esperanza en cada latido de mi corazón. —Solloza— Hijo mío, tu ausencia es dolorosa, pero tu amor es eterno. Siempre estarás presente en mis pensamientos, en mis oraciones y en cada latido de mi ser. Aunque el tiempo pase, tu recuerdo será mi tesoro más preciado, y tu amor será mi guía en este viaje llamado vida. — Ella mira un momento la lápida y la toca— Descansa en paz, mi dulce ángel, y recuerda que mi amor por ti trasciende las barreras del tiempo y del espacio. Siempre serás mi luz, mi inspiración y mi más grande orgullo. Te amo hoy, mañana y por toda la eternidad. Que tu alma encuentre paz y que tu recuerdo perdure para siempre en los corazones que amaste. —Finaliza.

Hablan más amigos de él incluidos Ethan, Abigail, Alia y Zack.

Hasta que llega mi turno.

—Dylan, hoy nos reunimos para despedirnos de ti, pero también para celebrar la luz que trajiste a nuestras vidas. Fuiste más que un amigo, fuiste mi confidente, mi apoyo incondicional, mi risa en los momentos difíciles. Tu partida deja un vacío imposible de llenar, pero tu recuerdo vivirá en cada uno de nosotros. —Las lágrimas amenazan con salir, pero no me detengo— Tu sonrisa contagiosa seguirá iluminando nuestros días, y las risas compartidas resonarán en nuestros corazones para siempre. Tus consejos sabios y tu bondad infinita nos guiarán en los momentos de duda. Siempre estarás presente en cada recuerdo, en cada anécdota que compartimos. Gracias por ser mi amigo, por ser mi familia. Tu partida deja un hueco en el mundo, pero tu legado perdurará en nosotros. Descansa en paz, Dylan Williams, hasta que nos volvamos a encontrar. —Mi voz se parte un poco al final así que termino de hablar antes de mostrarme débil delante de todas estas personas.

Dejo una flor en su lápida y luego regreso a donde estaba.

Siento una mirada desconocida en mí y al darme la vuelta veo a alguien con una gabardina roja y una máscara blanca que se ciñe perfectamente a las facciones del rostro de la persona.

Pese a que se ha dado cuenta que yo le he pillado observándome no corre. Simplemente se queda estático mirándome entre los árboles. No le demuestro miedo y empiezo a caminar hacia donde él está de pie.

Sin embargo, al llegar el hombre ya no encuentra.

Me quedó un momento allí esperando si vuelve a aparecer y cuando una mano se posa en mi hombro, golpeo.

Escucho un quejido masculino y al voltear me arrepiento al instante de haber golpeado.

—¡¿Estás loco?! —Le chillo a Ethan mientras ayudo a levantarlo.

—Por ti —Ríe, pero al instante ese gesto es reemplazado por uno de dolor. —Golpeas bien, Elizabeth.

—No vuelvas a llamarme así —Lo acusó con el dedo índice.

Elizabeth, Elizabeth, Elizabeth —Empieza a decir como si de una pelea de niños se tratara.

—Eleonor no es un nombre muy difícil de decir —Me cruzo de brazos.

—Para nada Elizabeth. —Sonrió ampliamente— De hecho, Eleonor es un nombre precioso, la chica que lo lleva debe ser igual de hermosa.

De repente todo a mi alrededor parece desaparecer y solo quedarse en esa última frase.

Me ha dicho que soy hermosa indirectamente.

—A qué te he dejado sin palabras ¿Verdad? —No le respondo, simplemente me doy la vuelta para devolverme al funeral de Dylan.

Escucho que ríe fuertemente y luego agita en mi dirección unas llaves.

—¿Qué haces con las llaves de mi auto? ¿De dónde la sacaste? —Inquiero tratando de agarrarlas, pero no me deja.

—Ayer las olvidaste en la mesa de la cafetería —Dice sonriendo— Yo como buen amigo las guardé y llevé tú coche a tu edificio. ¿No lo viste?

No, la verdad es que no.

A duras penas me acordaba de mí misma.

Además, pensaba que se encontraba en la universidad y no me detuve a pensar mucho en ello, ni siquiera a buscarlo en mi edificio.

—¿Dónde lo aparcaste? —Su sonrisa se borra de golpe y se pone nervioso.

—Ah... pues ya sabes... —Hizo un gesto de círculo al vacío— Dónde se aparcan los autos. —Entrecerré mis ojos hacia él.

—No, ¿Enserio? —Dije con ironía— Si no me dices no me entero.

Hace un sonido de resignación y luego habla.

—Vale, no lo dejé en tu edificio —Sonreí un poco por haber tenido razón— Pero es que no me dejaron entrar al aparcamiento porque no soy un usuario autorizado y me daba mal rollo dejarlo en la calle así que me lo llevé a casa.

—No era tan difícil decir la verdad ¿Ves? —Pone los ojos en blanco y yo aprovecho para estirar la palma de mi mano hacia él para que me devuelva las llaves. Sin embargo, lo que hace es chocarla con la suya— Las llaves, Ethan. —Me las entrega y luego seguimos caminando en un cómodo silencio.

Al llegar, me rompe el corazón ver que ya se encuentran sepultando el ataúd de Dylan mientras muchas personas le dan una última despedida.

Ethan pasa su mano por mis hombros y luego se acerca y me dice:

—Él está ahora en un lugar mejor, Eleonor —Susurra— Ahora todos nosotros tenemos otros problemas mayores —Lo miro llena de confusión e intriga. —Yo también lo vi. —Su mirada estaba puesta adelante, pero pude sentir que estaba tenso al igual que yo. —¿Por qué crees que te seguí? Estamos tratando con algo mucho más peligroso que nosotros. —Voltea a verme— Por eso debemos trabajar juntos. ¿Aceptas?

En eso mi celular vibra y lo saco para mirar quien me escribe.

Palidezco al momento de leer el mensaje.

Número privado:
Si quieren encontrarme, más rápidos deben ser. En las profundidades del bosque me hallarán, donde la oscuridad y el miedo reinarán, deberán resolver el enigma, o para siempre en la sombra morirán.

—Acepto.

Un Conocido DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora