Capitulo 4

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Se había asegurado de que nadie la siguiera, cuando salió con sigilo del palacio. Estaba nerviosa, ansiosa por verlo, como no podía ir en camisón se colocó el vestido más sencillo que tenía y tan solo se dejó el cabello trenzado. Al llegar a la orilla del lago se sentó a esperar, quizá había sido demasiada su ansia que se había adelantado un par de minutos, pero es que quería que cuando él la viera ella estuviera tranquila para nada ansiosa.

Tenía ya unos minutos de haber llegado ocultándose detrás de uno de los árboles, mezclándose entre las sombras— Princesa...

Volteó buscando de donde provenía la voz, sonrió tímidamente— Fighter...

—Por aquí —salió un poco de su escondite tan solo para que la luna lo iluminara un poco.

Se acercó lentamente hacia él— ¿Por qué te escondes?

—Sería peligroso que alguien me viera aquí. Es muy arriesgado considerando que mi cabeza tiene un precio muy alto

—Lo sé, pero entonces, ¿por qué has pedido verme?, venir al castillo es aún más peligroso

Bajó su mirada— estaba preocupado por lo que pudiera hacerle el comandante de la guardia

Se acercó a él dándole un beso en la mejilla— Gracias Fighter, por preocuparte por mí y por el obsequio

Se sonrojó— No tiene nada que agradecer, eso solo fue una muestra de que nadie le hará daño, pero solo no puedo protegerla

—¿Qué quieres decir?, ¿acaso opinas como todos que no soy capaz de cuidarme yo misma?

—No quise decir eso Princesa, no me malentienda. Estoy seguro de que usted puede ser capaz de cuidarse por sí misma, pero considero que sería bueno que acepte la protección de su prometido, mientras más lejos se mantenga del comandante será mejor

Suspiró caminando hacia el lago— ¿Tan peligroso es el comandante que debo aceptar la ayuda de Seiya?

—Más de lo que se imagina. En verdad no quisiera que le hiciera daño, considérelo

—¿Por qué te preocupas tanto por mí?, para todos soy solo la Princesa caprichosa y arrogante, ni siquiera mi padre se preocupa por mí

—No me gustan las injusticias —se mantuvo oculto— sé que para usted solo soy un ladrón, pero yo jamás le haría daño alguno

—Te equivocas... —dijo sonriendo sutil, volteando hacia donde él estaba— eres mi héroe, me rescataste, y ahora cuidas de mí

—Pero sigo siendo un ladrón Princesa, aun así, estaré al pendiente de su seguridad —dio unos pasos hacia atrás— ahora debo irme

—Espera... —corrió hasta tomar su mano— para mí no eres un ladrón, bueno sí... —Bajó la mirada sonrojada— robaste mi primer beso

—Su... ¿Su primer beso? —murmuró un tanto confundido— creí que quizás alguien más ya la había besado

Sonrió con tristeza— Nadie se quiere acercar a una Princesa con mal genio. Nunca he tenido pretendientes y mi prometido, eso es solo un compromiso falso. Sé que jamás se fijaría en mí, no sé por qué lo hiciste, pero... me gusto

—Lo hice para no ser descubiertos... yo...

—Entiendo... —soltó lentamente su mano, sonriendo con tristeza— no te preocupes, pensé que era un sueño y tal parece que así es

—Pero no puedo negar que sentir sus labios, me gusto Princesa, como si se tratara del dulce más exquisito que pude haber probado

Subió la mirada, tenía los ojos llorosos, pero escucharlo la hizo sentir nuevamente especial, capaz de todo. Quizá estaba mal para una señorita de sociedad y más para una Princesa, pero quería volver a experimentar esa sensación agradable. Sin pensarlo mucho se echó a sus brazos rodeando su cuello, dándole un beso como el que tanto había ansiado desde ese día.

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