Capitulo 12

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—Me siento muy feliz, amor —dijo abrazándose de su brazo—, pero es en serio que no te quiero ver sonriéndole a nadie más que a mí.

—Qué princesa tan celosa —sonrió—. No he visto a nadie más que a ti, amor, no sabía lo que se decía de mí. Tú eres la única para mí.

—Te creo, amor —sonrió ligeramente suspirando—, ahora sí creo que todo está como debe estar. Mañana me pondré muy linda para volver a la escuela de tu brazo.

—Estaré feliz de llevarte de mí brazo, amor, aunque Yaten aún no sabe que lo de Mina es mentira. Aunque ya le dije que había sido una farsa, no se ha dado cuenta —suspiró.

—Mmm, si yo fuera, él te golpearía —sonrió sutil—. Pero bueno, tendrás que explicarle todo, porque no quiero que tu amigo te golpee.

—Sí, tienes razón —suspiró al llegar a su habitación—. Tengo mucho sueño.

—Sí, amor, no te preocupes, hoy te dejaré dormir, no puedo llegar desvelada a la escuela —sonrió entrando a la habitación—. Hoy solo quiero dormir, abrazada a ti y que tu corazón me arrulle.

—Eso me gusta, abrazarte —cerró la puerta a sus espaldas, respirando profundamente—. Pasamos una agradable velada.

—Sí, fue muy lindo y me sorprendió mi padre pidiéndome disculpas —dijo mientras iba a sacar un par de pijamas— y obviamente se puso más contento al saber que nuestro matrimonio va en serio.

—Sí, te trato como a su hija. Por un momento no importaron los títulos ni responsabilidades.

—Sí, eso fue lindo, nunca lo había hecho —sonrió acercándose a él, comenzando a desabotonar su camisa tranquilamente—, aunque si lo rojo de mi mejilla no se me quitara en un par de días, pero bueno, eso no importa ahora.

—Valió la pena —murmuró con una amplia sonrisa—. Por un momento como ese, ¿no es así?

—Bueno, sí, y por el otro momento a tu lado —sonrió divertida quitándole la camisa para ayudarle a poner el pijama—. Digamos que este día tuvo sus cosas buenas y sus cosas malas.

—Quizás más buenas que malas —sonrió acomodándose la camisa del pijama.

—Eso definitivamente —sonrió, comenzando a desabrocharle el pantalón—. Gracias, amor, por consolarme, fuiste muy lindo conmigo.

—Estaré siempre para apoyarte, mi amor. No me gusta verte llorar y por ti soy capaz de cualquier cosa.

Sonrió ayudándole a ponerse el pantalón del pijama— Por lo pronto, amor, ayúdame a quitarme el vestido, siento que me aprieta

—Claro, te ayudo. No creí que te apretara —la ayudó bajando el cierre del vestido, para dejar que este resbalara por su cuerpo para enseguida tomar el camisón, colocándoselo—. Me gusta este camisón.

—Gracias —sonrió acomodándose las cintas haciendo un pequeño moño en el frente—. A mí me gusta cómo se te ve ese pijama, definitivamente guapo —le dio un pequeño beso en los labios para en seguida retirarse hacia el tocador—. Creo que ahora investigaré sobre la carrera de arte.

—Claro, tienes que cumplir tus sueños, amor —se acercó abrazándola, con fuerza—. Te amo.

—Mi amor —murmuró sonriendo sutil, acariciando sus manos—. ¿Qué tienes? ¿Estás feliz de que desde mañana estaremos más tiempo juntos?

Asintió cerrando sus ojos, abrazándola aún más hacia él.

—Ay, mi amor —se volteó tan solo para abrazarlo con fuerza—. Yo también estoy emocionada y feliz, al pensar que te odiaba y ahora todo es diferente. Todas esas chicas se morirán de envidia.

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